Capítulo 2: Esperanza

31 1 0
                                    

Un frío, pero azul viernes pareció asomarse al pequeño pueblo de Kansas. En una de las casas un irritante ruido proveniente del despertador hace levantarse a George a duras penas, quien no había logrado pegar ojo toda la noche. Al dirigirse a la cocina para tomar el desayuno pudo ver a su madre sentada, mirando sus tostadas hipnotizada.

-Buenos días- Dijo George.

-Buenos días-. Respondió Charlotte con desgana.

George tomó un plato y se puso unas galletas y un vaso de leche.

-Sé que no es el momento apropiado para preguntar, pero esta noche no he podido pegar ojo, a parte de la depresión también se encontraba una pregunta que me incomoda; ¿Cómo murió papá?-Dijo nervioso George.

-Eso es lo peor George. No lo sé. Simplemente me llamaron desde su trabajo para que me dijesen que encontraron su cadáver en su despacho, al parecer fue asesinado por un tiro de un francotirador. Pero no se quien le dio al gatillo, o quien lo ordenó.

Lágrimas volvieron a caer del ojo de George.

-Lo encontraré, te lo prometo, y no sé qué voy a hacer con él, pero te juro que nada bueno.

-Por favor, hijo, solo no intentes nada raro ¿Vale?

-Necesito respuestas, no sé dónde encontrarlas.

-Yo estuve pensando que quizás las respuestas se encontrarían en su ordenador, ese que no nos dejaba tocar bajo ningún concepto, el problema es que tiene una clave, que a saber cuál será…

-Joe, cómo no contratemos un hacker…

-Lo sé George, yo también necesito respuestas.

George terminó rápido el desayuno y fue andando pensativo a su instituto sin apenas poder admirar el maravilloso día que estaba presente.

En la puerta del colegio se encontró a Mike, quien enseguida sintió algo malo en el rostro de su amigo.

-Hola- dijo Mike.

-Hola.

-¿Qué te pasa tío, te notó algo raro?

-Nada, es solo que…- George no pudo evitar echarse a llorar.-Mi padre… ha muerto…

-Joder tío, vaya putada…- lo siento mucho. Sin pensárselo dos veces, Mike le estuvo abrazando hasta el sonido del timbre, que marcaba el comienzo de clase.

-Bueno, George, me voy que tengo latín, luego hablamos, espero que te recuperes.

-Vale, adiós-.

La clase transcurrió de una forma lenta, ya que la mente de George se encontraba en otra parte, las explicaciones del profesor de física pasaron desapercibidos, lo que hizo que el maestro se percatase de la falta de atención.

-Eh, George, ¿Por qué no sales aquí a la pizarra a hablar del movimiento rectilíneo uniforme?-. Dijo el profesor con malas intenciones.

George no se limitó ni a contestar. Aunque el profesor no siguió insistiendo, conocía bien a George, era un chico muy atento y participativo en clase, dedujo que algo le pasaba, así que decidió seguir con su clase.

Al finalizar antes del cambio de clase el profesor quiso preguntar si le pasaba algo, lo única respuesta que recibió fue un frío “Nada”.

El resto de las clases pasaron desapercibidas, inexistentes, como un pasado olvidado. Llegó la hora de descansó, y mientras George cogía sus libros, Tom se dirigió hacia él caminando vacilante.

-¡Empollón! ¿Qué te ha pasado, se te ha ido un enchufe hoy?, ¿por qué no atendías?

George prefirió ignorarlo, lo que aumentó el nivel de chulería de Tom, tirándole todos sus libros.

-¡No me ignores chaval! Si Tom hace una pregunta, Tom recibirá una respuesta; ¿Acaso no lo recuerdas?

Una voz femenina irrumpió en la situación.

-¡Déjale! No te ha hecho nada-. Dijo Jane.

La ira invadió la mente de George, en ese momento no podía soportar las discriminaciones por parte de Tom, así que se giró rápidamente hacía él, dándole un golpe en la nariz con los nudillos, Tom en seguida respondió con un torpe puñetazo el cual George pudo esquivar agachándose, e impulsó a Tom hacia las taquillas de enfrente.

-Te voy a reventar niñato-. Dijo enfadado Tom.

Tom empujó a George e intentó darle otro puñetazo, mientras se oían las suplicas de Jane para que parara, George lo esquivó y sus nudillos se confortaron con la tripa de Tom, Tom intentaba responder, pero a pesar de ser un chico más robusto, George era más ágil y consiguió dejar a Tom en el suelo. Dicha escena pudo ser admirada por una profesora que vigilaba los pasillos, la cual llevó directamente  a George al despacho de la directora. La directora le comenzó a hacer preguntas del porqué de su conducta, pero George decidió no contestar, no está animado como para hacerlo, ni siquiera se arrepentía de lo hecho, tampoco se alegraba, era un simple sentimiento de satisfacción lo que recorría en su mente, de haber hecho lo que tenía que hacer. Finalmente la directora optó por imponerle una semana de castigo, que consistía en una hora después de que finalice el horario en una clase junto a demás castigados. George simplemente asintió, ignorando y dejando completamente de lado el hecho de la injusticia que se llevó acabo, ya que Tom resultó salir ileso.

La percepción del tiempo en aquel día fue lenta, y en el momento que le tocaba cumplir la hora del castigo, se sorprendió al ver que solo había una persona en la clase a parte del profesor que vigilaba. Jane. A pesar de todo, George tuvo el valor de sentarse a su lado, esa tarde parecía que el universo se había alineado para darle algo de brillo a su entristecida vida, y estaba dispuesto a aprovechar la oportunidad que se le había otorgado. A pesar de haber conseguido sentarse a su lado, el silencio reinaba en esa clase, la fuerza que se oponía entre George y el diálogo era descomunal, finalmente un rayo de Sol asomó cuando Jane tomó la palabra.

-Hola-. Dijo Jane.

-Hola- Respondió George algo tembloroso.

-He oído lo de tu padre, y de veras lo siento mucho...

-Nada, no te preocupes, yo...

-¿Y qué le ha pasado?

-No lo sé, la verdad, ni mi madre lo sabe, lo que sí sé es murió asesinado y que posiblemente las respuestas se encuentren en su ordenador, siempre estaba muy pendiente en que ni nos acercáramos a él, la pena es que tiene clave, y se nos es imposible el acceso…

-Joe… No sé por lo que debes estar pasando.

Hubo un momento de silencio, hasta que George recogió fuerzas para hablarla:

-Oye… Siento lo que hice con tu novio antes…

-Nada, tranquilo, se lo merecía, además ya no es mi novio…

-¿Y eso?

-Pues que estoy cansada de que se meta con la gente, va por ahí pensando que la gente no tiene sentimientos o algo, es que no sé, siempre me atrajeron los malotes… pero ya estoy cambiando respecto a eso-. Dijo sonriendo.

-¿Y a ti por qué te tienen aquí?- Continuó George.

-Contestarle a la maestra Mary, es que no sé cómo pretende que apruebe si es una muerma que no sabe cómo captar la atención de los alumnos.

-Tienes razón- Dijo George riendo.

A medida que la conversación avanzaba George sentía como la vida por una vez le sonreía. Estuvo todos los días de la semana ansiando que llegase la hora del castigo para poder conversar con ella, hasta que ya no necesito depender del castigo para poder hablarla.

La fisuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora