Hakkai x Mitsuya

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Estaba tomando un café tranquilo en la cocina. Mana y Luna se encontraban durmiendo su siesta de la tarde, dejando un tiempo de paz en el hogar.

La casa no era una mansión pero tampoco un departamento, tenía un tamaño normal con lo justo y necesario. Esta contaba con tres habitaciones, baño, una cocina-comedor y una especie de hall; apenas entrabas había un perchero junto a un banco para dejar los abrigos y/o zapatos, con una alfombra negra que poseía la leyenda "sweet home". Si bien esta había sido comprada en oferta y no era la gran cosa, ofrecía un toque "hogareño" según su madre.

Mientras seguía analizando el ambiente se pregunto cómo estará Hakkai, el joven le había contado que ese día le entregarían la nota de un exámen y que seguramente su hermano estaría sobre él todo el día aprobara o no.  "Es un fastidio, si apruebo con una nota baja se enoja, con nota media se enoja, con nota alta se enoja y con nota perfecta me exigiría que siga así siempre para no decepcionarlo"  recordaba las palabras dichas por el Shiba menor en su llamada rutinaria de la mañana.

¿Cómo le habrá ido? se preguntó en su mente mientras buscaba el número, del chico que ocupaba espacio en sus pensamientos para llamarlo. Un tono, dos, tres y al contestador, tal vez tenía el teléfono silenciado, "puede pasar" murmuró en voz alta, llamó de nuevo un tono, dos, tres y directo al buzón de voz nuevamente.
Algo andaba mal, no era habitual que el menor no atendiera el teléfono o que al menos le escribiera diciendo que se encontraba ocupado en ese momento o cualquier justificante que demuestre señales de vida. Esta vez no llamó, simplemente le mando un mensaje "nos vemos en la plaza de siempre, tarde de galletas".

 Esta vez no llamó, simplemente le mando un mensaje "nos vemos en la plaza de siempre, tarde de galletas"

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Diez minutos, veinte, treinta y ni siquiera tuvo de respuesta algún mensaje por parte del de ojos azules. Estaba por marcharse cuando escuchó un leve "Taka-chan" a sus espaldas, se giró instintivamente y ahí estaba el menor con su rostro lleno de lágrimas secas y nuevas mientras arrugaba levemente la nariz. No necesitaba explicación podía adivinarla solo con ver los orbes del contrario.

- Takashi en serio me había esforzado esta vez- Sollozó Hakkai mientras era abrazado por el Mitsuya mayor.

- Seguro que si, siempre te esfuerzas al máximo, sé que él no puede verlo pero Yuzuha seguro te felicitó.

- No soy suficiente, nunca lo soy-

- Para mí siempre serás suficiente y más, debe estar ciego para no notarlo- Dijo el de ojos lilas mientras secaba con delicadeza las lágrimas del contrario con sus pulgares.

Leves hipidos, eso había en ese parque con pocos árboles y algunos juegos, mientras sentían la luz del atardecer chocar contra sus rostros, iluminados físicamente, ya que si hablamos por la parte sentimental ellos eran seres de luz que vivían con constante brillo.

- ¿Sabes? Tienes unos ojos hermosos, son de un azul oscuro similar al océano, incluso podría jurar que si los ves fijamente se notan las leves corrientes de las profundidades- Volvió a hablar para cortar la tensión.

- ¿En serio?- Preguntó el Shiba un poco sonrojado.

- Nunca te mentiría en estos momentos- Contestó Mitsuya sonriendo levemente como solo él sabía hacer.

- Te quiero- Dijo Hakkai.

- ¿Sólo eso?- Preguntó con un tono juguetón mientras levantaba levemente una ceja

- No te quiero, o sea si, pero no, porque no te quiero, yo te amo, pero también te quiero, te amo y te quiero, pero te amo más- Empezó a susurrar con nerviosismo el de arete dorado mientras movía las manos rápidamente de un lado al otro

Su acompañante solo soltó una leve risa.

Les encanta pasar tiempo con el otro, eran sus escapes de la realidad, su lugar seguro al cual recurrir todo el tiempo, eran las personas que se completaban, su otra mitad e incluso si me dejan usar términos de telenovelas ellos serían sus media naranja.

- Vamos a mi casa, las niñas probablemente ya se despertaron de su siesta y estoy seguro de que les encantaría jugar contigo- Dijo cariñosamente

- Con gusto voy, lléveme a su humilde morada- Susurró caballerosamente después de hacer una reverencia

Leves risas salieron de la boca de Mitsuya, mientras tomaba la mano de su novio y avanzaban con dirección al lugar ya mencionado. Definitivamente esta iba a ser una tarde especial para Hakkai, como lo eran siempre todos los momentos compartidos con su Takashi, que le aliviaba el alma con solo pestañear.

 Definitivamente esta iba a ser una tarde especial para Hakkai, como lo eran siempre todos los momentos compartidos con su Takashi, que le aliviaba el alma con solo pestañear

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