Taiju x Naoto

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Era sábado, uno de los pocos días libres que poseía y en vez de estar bebiendo un café tranquilo en el sofá de su departamento leyendo un libro, estaba caminando directo a un parque para reunirme con Taiju.

Quería verlo para darle las gracias formalmente por la información que nos brindó la vez anterior con Hanagaki en su restaurante, me había sorprendido que haya cooperado, por lo que decidí agradecerle en persona.
La hora pactada del encuentro es en 10 minutos, pero ya me encontraba sentado en un banco con las piernas y brazos cruzados mirando a los lados tratando de localizar su presencia,  siempre me gusta llegar primero para ser puntual, nunca se sabe cómo va a estar el tráfico ese día.

Sinceramente no esperaba encontrarlo temprano, pero ahí estaba con su largo abrigo rojo, caminando directo a mí.

- No sabía que eras de los que aparecían antes de horario, pero lo veía venir sabiendo que formas parte de la policía- Dijo el más alto a modo de saludo mientras se sentaba a su lado.

- En parte también presentía que vendrías antes de tiempo si eres dueño de un restaurante-

- Vamos, conozco un bar cerca- Comentó desinteresado el de ojos amarillos.

- Solo quería agradecerte por la información de la otra vez, no es nada personal- Susurró Naoto.

- No fue nada, haría lo que sea por mí hermanito, es tu día de descanso me imagino, vamos a tomar unas cervezas y conozcamos un poco más del otro- Dictaminó mientras pasaba su brazo por los hombros del menor.

- No fue nada, haría lo que sea por mí hermanito, es tu día de descanso me imagino, vamos a tomar unas cervezas y conozcamos un poco más del otro- Dictaminó mientras pasaba su brazo por los hombros del menor

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- Mierda- Soltó junto a una mueca el de ojos azules.

- Veo que no te llevas bien con el alcohol- Comentó con gracia el mayor.

Naoto solo lo miró con desgano y se planteó mentalmente por qué acepto ir a un bar con Taiju Shiba sabiendo de su muy poco, por no decir nulo, tolerante a las bebidas alcohólicas. Ahora que lo miraba bien el de ojos amarillos no estaba tan mal, para tener 29 años se veía excepcionalmente encantador, su amplía espalda junto a sus hombros perfectamente definidos, hacen un contraste casi irreal con su pelo azul y sus tatuajes. ¿Tan ebrio estaba como para pensar en el físico del contrario? Es decir, estando sobrio nunca negó que era atractivo, pero seguir pensando en profundidad sobre eso estando bajo los efectos del alcohol, lo hace dudar de algo que no comprendía del todo.

- ¿Estás tan ebrio que te quedaste sin palabras?- Preguntó el Shiba mayor mientras levantaba la mano para pedir la cuenta.

- Creo que mejor me voy a casa- Respondió Naoto tratando de pararse y fallando en el intento.

- Espera a que pague la cuenta y te llevo a tu casa- Ofreció el mayor.

Y él menor antes de desmayarse logró murmurar una afirmación. 

 

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Seguiría durmiendo tranquilamente de no ser por el ruido de la ciudad al rededor ¿Bocinas en un bar?

- Oh despertaste, creo que la ciudad es muy ruidosa a las 12 ¿de la noche? ¿de la mañana?, depende tu punto de vista- Dijo el mayor mientras lo agarraba más fuerte.

No necesitó ni un minuto para darse cuenta de que estaba en los brazos de Taiju, siendo cubierto por su abrigo rojo. En estos momentos amaba que el cuello de Taiju le hiciera sombra para ocultar su notable sonrojo, también lo amaba por otras cosas, pero no era el momento de comer con la mirada o halagar en sus pensamientos.

- ¿Por qué sabes dónde vivo?- Preguntó confundido notando que ya se encontraban en la esquina de su edificio.

- ¿Acaso no sabes dónde vivo porque me investigaste?- Preguntó en tono juguetón.

- Buen punto- Concedió Naoto.

- Buen punto- Concedió Naoto

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