Capítulo Único

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Capítulo dedicado a:
@edits44456

Stephen Strange estaba más que nervioso, ya que en unas cuantas horas más el amor de su vida se casaría con un hombre al que no amaba, todo con tal de salvar la compañía de su padre.

En un principio cuando él castaño le dio la noticia con lágrimas en los ojos y una sonrisa que aparentaba estar bien, le quebró el alma, sostendiendolo en sus brazos mientras lo abrigada en su incondicional cariño, haciéndole saber que él buscaría una forma, que habría una forma de que él no se casará con él tipo eso.

Pero Tony negó, argumentado que su padre había contratado a gente para que lo siguiera a donde fuera, todo con el fin de asegurarse de que no huyera, y el día de la boda su padre estaría todo el día pegado a él hasta el momento en el que firmará la maldita hoja que aseguraría la salvación de la compañía y el comienzo de su tortura.

Vicent quedó destruido ante la revelación de su amigo, sollozando con el silencio, compartiendo su condenar mientras sentía su corazón y todas sus ilusiones de formar una familia con su amigo irse a la coladera.

Cuando Anthony se fue y se despidió de él, entregándole la invitación, le rogó y suplicó que fuera, ya que no quería que estar sólo con su padre y gente a la que detestaba o a penas y conocía.

Él doctor le sonrió jovial y besó el dorso de ambas manos, aferrándose a ellas antes de volver a mirarlo, asegurándole que él estaría ahí y que aunque le pidiera que no lo intentará buscaría una escapatoria, él lo haría... Lo rescataría.

Él ingeniero rio encantado por la declaración de su amigo, abrazándolo una última vez antes de ausentarse de su vista, dejando que este regresará a su hogar para llorar, maldecir y pensar con desesperación que hacer, diciendo llamar a Christine, su mejor amiga para que ella le aconsejará algo, pero por más que la mujer pensó y pensó, no encontró una solución que le satisficiera al neurocirujano, despidiéndose de él cuando la luna ya había salido, susurrando un simple "lo siento" que desahucio al hombre que ya sin ánimos se dirigió a su cuarto, dejándose caer sobre su suave y cómoda cama, girándose para imaginar cómo sería ver la hermosa mirada whisky de Anthony ser su sol naciente cada mañana, mientras que todos los días podría abrazarlo, pegarlo a su pecho y aspirar su aroma a aparatos viejos y oxidados que aunque le molestaba a muchos, a él le fascinaba, ya que sabía como él hombre se emocionaba al hablar de circuitos y de robots y de tantas cosas que apenas y él lograba comprender después de un monólogo de dos horas por parte de su mejor amigo.

¡Demonios!, maldijo internamente, pensando una y otra vez en cómo deseaba tanto eso, pero cómo no le tendría.
Deseaba que él chico fuera lo primero que sus ojos vieran cada mañana, quería verlo trabajar por horas en sus inventos, quería tomar el café amargo que él hacía cada día de su vida y abrazarlo cuando un nuevo triunfo tocará a sus puertas. Lo quería a él.

No quería perderlo así. No quería perderlo con él primer tarado al que su padre lo vendió, como si fuera una propiedad más de la que se podía deshacer con los brazos cruzados. No iba a perderlo con un hombre que no lo amaba ni la mitad de lo que él sí lo hacía. Lo iba a salvar, aunque aún no sabía cómo lo haría, sabía que lo haría.

Y así fue como toda la noche se pasó maquinado un plan perfecto para rescatar a Tony, y lo logró, investigó y trazó y pensó y sobre pensó y finalmente lo consiguió, tenía el plan perfecto para sacar a su amado de la que sería su condena, pero no podía hacerlo solo, por ello recurrirá a su mejor arma, a su Team sagrado que sabía que siempre los había shipea do con Tony y que por ende, sabía que no le fallaria, le ayudarían hasta el final, sólo hacía falta de comunicarse con ellos y poner todo en marcha.
Lo cuál hizo a primera hora de la mañana, recibiendo una respuestas afirmativa por parte de sus amigos que se comunicaron con ellos, diciéndole que harían una inspección rápida por el lugar para pulir unos detalles y que después acabarían por poner en marcha todo.

Arruinando tu bodaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora