Hacía solo unos meses que mi padre el Senador John Anderson había renunciado a su cargo, para ocuparse de su familia había dicho. Pero lo cierto es que mi padre estaba cansado del mundo de la política y su fortuna era ya más que considerable. Había recibido además una importante oferta para co dirigir un banco en la zona de Wall Street. Mi padre se iba a mudar en compañía de mi madre a un gran departamento en Manhattan. Yo y Elizabeth nos mudaríamos a Beverly Hills, donde ingresaríamos en el último curso de instituto en la institución privada Central College y donde pasaríamos los últimos años, pues además del instituto contaba con un campus universitario, para la elite como decía siempre mi padre.
Hacía años que habíamos sido admitidos en el College, pero de hecho nos sentíamos cómodos en nuestro instituto donde, aunque había snobs tampoco lo eran de forma excesiva, de todas formas, eso era lo de menos pues Elizabeth y yo no nos relacionábamos con nadie más. Él año 2011 estaba acabando más o menos bien, el próximo pintaba interesante.
Éramos conocidos como los gemelos de hielo, así nos llamaba la prensa también. Nuestros únicos amigos eran Kadin y Odwin, los cuales a mí me desagradaban en parte porque yo lo leía en sus ojos, ellos amaban a mi Elizabeth. Pero la realidad es que apenas un hombre conocía a Elizabeth por muy arrogante que les pareciera, se enamoraban locamente de ella o simplemente su belleza los eclipsaba y atrapaba.
Mi hermana, era similar a como había sido en sus anteriores reencarnaciones, prácticamente igual que la última Adèle, pero en está ocasión era bastante más alta. Medía 1,72 y era muy delgada, su cabello era incluso más largo le llegaba por la espalda rosando su trasero. Sus ojos eran igual de negro y de profundos como habían sido en su primera vida. Había recibido muchas ofertas para dedicarse al mundo de la moda, pero yo y mi padre nos oponíamos rotundamente. Él por su posición y yo por miedo a que la belleza de mi hermana se extendiera por todo el globo terráqueo.
Odiaba está reencarnación el amor de mi vida era mi hermana, y los tiempos habían cambiado, no podríamos casarnos ni nada parecido. Nuestra relación no había llegado a ser sexual, pero en siempre dormíamos juntos, nos besábamos cuando estábamos solos y cuando nuestros padres no se encontraban en casa compartíamos el baño.
Hoy íbamos a cenar a un lujoso restaurante para celebrar nuestro cumpleaños número dieciséis con antelación, pues mis padres partirían al otro día. Nosotros en un mes íbamos a comenzar el nuevo curso escolar en el College.
Me encontraba arreglándome en mi cuarto traje de Hugo Boss, me colocaba la corbata cuando vi reflejado en el espejo una figura prácticamente igual a la mía. Ella llevaba un vestido de Channel negro con un lazo rosado, llevaba el cabello suelto como habitualmente, pero en los lados llevaba unas pequeñas pinzas plateadas con pequeños diamantes. Sus tacones de cuña baja eran del mismo color que el lazo. En el cuello llevaba un medallón de plata con forma de corazón, yo tenía uno igual, siempre los llevábamos puestos, nos los habíamos regalado mutuamente en nuestro cumpleaños número trece. Ella llevaba mi foto y yo la suya. En el otro lado del medallón estaban grabadas las palabras: alma, cuerpo, mente. En francés, inglés y español.
- ¿Te ayudo con la corbata? - preguntó con voz tierna.
No hizo falta respuesta alguna, se acercó a mí y empezó a atarme la corbata, por un instante se detuvo. Empezó a besar mi cuello y a desabrochar mi camisa.
-Ahora no podemos Eli, papá y mamá están abajo, nos pueden ver. - le dije mientras la apartaba, me dolía hacer eso, yo la amaba y ella me amaba. Nuestros cuerpos se llamaban, pero yo parecía ser más fuerte a la tentación, no sin embargo a los celos.-Tonto - dijo mientras me sacaba la lengua y bajaba la escalera. Cogí entonces su regalo de cumpleaños y lo guarde en el bolsillo interior de la chaqueta, entonces baje las escaleras también. Elizabeth tenía fama de ser bastante arrogante, pero eso era totalmente falso, si la conocías de verdad.
Mis padres se encontraban en el interior de la limusina y Eli también, todos me esperaban.- ¿Dónde cenaremos hoy? - pregunté a mi padre.
-En Masa* -respondió mi madre.
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La maldición de los hermanos
Random"Una historia de amor amargo. " 🔴ATENCIÓN: Está historia me pertenece. La comencé a escribir un 3/8/2011 Por lo cual no se admite la reproducción parcial o total de está obra.