Capítulo Final

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Disclaimer: Shingeki no Kyojin no me pertenece, propiedad de Hajime Isayama.

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Shinganshina

Sus pies avanzan recorriendo el mismo trayecto, esperando como cada día la llegada del tren. El halo de luz irrumpiendo desde la oscuridad del túnel, el pitido de las puertas al abrirse, el anuncio del altavoz, el bullicio de la multitud reunida a su alrededor, todo transcurría con aparente normalidad; pero para el joven ojiverde no era así. Se desplaza hasta el fondo del vagón, encontrando un asiento disponible junto a la ventana. Alza el codo, apoyándose en el borde, descansando su mandíbula sobre la palma de su mano.

Un día más...

Su mirada distante se pierde a través del cristal, absorto en cada detalle de ese paisaje urbano que conocía de memoria. Todo allá afuera avanzaba con la misma cotidianidad, siguiendo un curso establecido, sin embargo, él había roto con esa monotonía al aferrarse al recuerdo de unos enigmáticos iris grisáceos que no lograba sacar de su cabeza. Desde hace una semana su imagen lo perseguía, siendo la causante de sus noches en vela. Sus ojos viajaban por cada rincón de estación a estación, añorando ver su silueta aparecer del otro lado del andén.

Nada.

Ella no estaría ahí.

Tren llegando a Hizuru

El aviso del altavoz lo despabila, cortando con el hilo de sus pensamientos, había arribado a su destino. Se coloca de pie acercándose a la salida más próxima. Checa la hora; treinta minutos es el tiempo que le restaba antes de tener que volver a transbordar el siguiente tren. Las puertas se deslizan, abriéndose camino entre la aglomeración. Se aleja del tumulto, recargándose contra una pared al fondo, teniendo así una amplia vista del corredor. Era la cuarta vez consecutiva que se bajaba en la estación Hizuru antes de irse al trabajo, con la esperanza de reencontrarse con la hermosa mujer de cabellos negros. Reconocía que sus posibilidades eran bajas e inclusive nulas al no tener ninguna pista que lo condujera a ella. ¿Y si no vivía o trabajaba por esa zona?, ¿y si solo andaba de paso por esa única ocasión? Todo pendía de la suerte de que la joven regresara abordar en esa misma parada.

Segundo tras segundo se iban acumulando hasta transformarse en minutos. Gente iba y venía, pero al igual que el día anterior, la chica no aparecía. Suspira desanimado revisando la hora en su móvil, ya habían transcurrido quince minutos. Decide salir del lugar recorriendo las calles aledañas a la estación con la ilusión de topársela en las afueras. Deambula hasta llegar a un extenso camellón, sentándose en una pequeña banca de metal. Era un sitio agradable, cubierto de frondosos árboles y coloridas flores. Su atención se centra en una en especial de vibrantes pétalos violeta, que por alguna extraña razón le recordaba a ella, trayendo consigo un sentimiento de familiaridad.

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