Sentía el pelo pegado a la cara, mientras respiraba con dificultad y pegaba el rostro a su ante brazo. Nunca en su vida había bailado tanto, lo que era aún más sorprendente.
Cualquiera que lo viera diría que llevaba la vida bailando, sus movimientos eran finos y llenos de gracia. El rubio podía mover sus caderas al ritmo de la música y al tiempo podía marcar los paneles del juego con sus pies de forma sincronizada.
Sus ojos cerrados le hacían ver aún más concentrado, parecía que nada podría perturbar aquel arte tan sensual que estaba llevando acabo, ni siquiera aquella mirada de acosador que le brindaba el encargado de la tienda le causaba traspiés.
Tal vez era que no se había dado cuenta...O simplemente estaba acostumbrado a este tipo de miradas, pero Hanma solo quería que aquellos ojos perturban la la paz en sus pantalones le dedicarán una mirada.
Se preguntaba cuán brillantes se verían los ojos de el desconocido si le sostuvieran la mirada. El azul cielo que rondaba aquel rostro lechoso era la perdición en los estribos de el Shuji.
Y cuando quiso darse cuenta, la máquina empezó a hacer ruidos de Victoria.
— ¡Gane! — la voz chillona de el más bajo lo saco de sus morbosos pensamientos — ¡Pude superar el récord!
Oh, eso sí que no.
El más alto se levantó rápidamente, fijando su vista en la máquina, pasando de largo, sin fijar la vista en su nueva musa.
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Aquello era muy molesto.
La puntuación de aquel enano era de más de diez mil puntos, lo que superaba la suya por más de dos mil puntos.
Aquello era muy humillante.
Tan humillante que le ponía dura la polla.
Hanma podía sentir las mejillas calientes, ese niñato le estaba causando una erección prominente...¿Y a quien no le gusta una erección así en el trabajo?.
El shuji usó sus grandes manos para darle la vuelta al pequeño cuerpo, estampandolo contra la pantalla del juego.
El hanagaki chillón en protesta, mientras los ojos de el más alto recorrían ese esbelto y formado cuerpo que el oji-azul se cargaba.
Oh...y ese rico trasero.
Los reclamos de Takemichi no fueron un problema para el, su mano era lo suficientemente grande como para tapar esa boca tan chillona.
Sus cuerpos se pusieron en movimiento, las piernas del hanagaki se movían al ritmo de las de Hanma, quien lo dirigía a la parte de atrás de la tienda.
— Shhh — el más alto lo calló, retirando lentamente su mano de la boca del menor, aquello sonaba más como una amenaza que somos una simple orden...Y eso asustaba aún más. — No gritaras, ¿verdad preciosa?.
Takemichi quiso protestar, pero aquella mano que toqueteaba su garganta le hacía dudar de sus decisiones.
— Eres muy inteligente, ¿no es así? — le felicito, adoptando un tono dócil — Ahora que lo pienso, no me he presentado, ¿no es así?.
Las manos que lo toqueteaban fueron a parar a su cintura, atrayendolo hacia el pecho y la pelvis de el Shuji...Recalcando el bulto que provenía de sus pantalones.
— Soy Hanma Shuji, el encargado de esta pocilga y el próximo hombre en follarte.
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ESPERO LES GUSTE ESTA MIERDA, EN EL PRÓXIMO HAY FOLLADA, LO JURO.
MANI, PERDON POR DEMORARME TANTO, SE QUE SOY UNA MIERDA DE ESCRITORA, SORRY.
