U N I C O

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Lo miro mientras dormía de aquel modo tan plácido, incluso se sintió celoso de aquello, pasó su dedo por su frente, recorrió su nariz y sus labios, escuchando el suave murmullo mientras se removía en su lugar un poco, escondió su rostro entre sus manos, intentando no volverse loco por ello. Decidió verlo en el pequeño espacio que se formó entre sus dedos, aquel cabello rosa, esa perforación en su labio y nariz del lado izquierdo, sin duda era guapo.

¿Cuántas veces se habían enamorado? Tal vez los dedos ya no le alcanzaban, dudaba que fuera capaz de recordarlo, pero lo intento, tratando de convencerse que había otra salida, esa ocasión podía ser diferente.

La primera vez que había visto a DongHae fue en la escuela, lo sabía, era primo de YunHo, así que ambos eran bastante unidos aunque iban a clases diferentes, así que se habían conocido por él, no había sido difícil caer ante aquella sonrisa, era demasiado atractivo.

Por supuesto que ambos se habían enamorado poco a poco, su amor de estudiantes era lindo, tomarse de la mano, besarse a escondidas, mirarse, intentar tocarse sin sentir pena, si, era maravilloso. O al menos lo fue, porque cuando supo que planeaba dejarlo para irse a Seúl las cosas cambiaron.

Pero eso no había terminado ahí, recordaba también haberlo conocido cuando ambos eran más jóvenes, cuando debutaron ellos dos como el mejor dúo, por supuesto habían estado avergonzados delante de todas aquellas personas que decían amarlos, pero eso no importaba, porque cuando ambos dejaban de ser aquel para de artistas maravilloso podían ser esos amantes libres, conociéndose en la cama, recorriendo sus cuerpos entre besos y toqueteos, declarándose amor públicamente aunque solo fuera un juegos de amigos para todas sus fans, pero después de que DongHae se hubiera visto con esa estúpida actriz, su relación se arruinó.

Miro de nuevo el cuerpo moverse, pensando cuando se miraron y lo recordó, su guapo novio era un policía, termino siendo detenido en una pelea cuando lo conoció, pero ambos habían sentido aquella chispa, esa atracción tan plácida que les hizo verse a cada segundo, teniendo citas en medio de persecuciones, tomándose en lugares públicos, riendo en las asientos traseros de la patrulla, pero también noto como su mirada se desviaba hacia el nuevo cadete, algo que no permitiría.

Mordió su labio al recordarlo usar aquel mandil infantil, que hubiera sido el profesor de su sobrino también le hizo sentir mariposas de distintas maneras, por supuesto que había sido más difícil conquistarlo, era un hombre recto, pero logro tenerlo a su lado, aunque no por mucho tiempo, ya que enterarse de que solo era su experiencia antes de casarse le había hecho enfurecer. Negó de inmediato, no, debía pensar en algo más, miro sus manos recordando llevar aquel lindo anillo, ambos planeaban casarse, aún si eran un par de escritores en pleno apogeo, le gustaba recordar aquella sensación cálida, pensar que ambos estarían hasta que la muerte los separe, pero por supuesto aquella tonta productora había arruinado su "felices para siempre".

Noto como su lado se iluminaba, estiró un poco su brazo para tomar el celular, apretando sus labios al saber cómo era cierto, los guitarristas si que eran tontos, suspiro por eso, cuánto hubiera amado que las cosas fueran diferentes, pero al parecer no era así, se levantó con cuidado, pensado si aún tenía tiempo de ir por aquel mánager o no, pero no tenía ánimo.

Regreso a la habitación, se subió sobre el cuerpo ajeno, mirando aquel rostro, tratando de recordarlo tan bien como las anteriores veces, doctor, abogado, estudiante, futbolista, cantante, profesor, chef, fotógrafo, dibujante, mesero. 

— Y aún así, no cambias Hae. — beso sus labios, moviéndose suavemente sobre él, sintiendo como sus caderas eran sujetadas. — No quería despertarte.

— ¿Pasa algo? Es... Veamos, las seis, tengo que irme a las ocho.

— Deberías quedarte, ¿Si? Solo por hoy.

— Vamos cariño, te lo dije, pronto sacaremos nuestro primer álbum, una pequeña gira y después de seis meses seré tuyo de nuevo.

Trago ante aquella idea, sintiéndose incómodo, se recargo en su pecho, besando sus labios lentamente, tanteando por la cama hasta poder sonreír.

— ¿Y dejar que te acuestes con Siwon? Olvídalo. — sonrió más al verlo abrir los ojos alarmado, pero no le dio tiempo a hablar, tan solo se aseguró de pasar el filo del cuchillo por su garganta, sintiendo el líquido caliente sobre él.

Se movió antes de pararse a su lado, lo vio sujetar su cuello, murmurar un par de cosas antes de solo dejar todas las cobijas manchadas. Bien, tal vez haber jugado a los asesinos en el pasado había servido. Se quitó aquella camisa para dejarla en el suelo, mirando a JungSoo, lo vio negar varias veces antes de sentir la toalla sobre su rostro.

— Creo que habíamos dicho que no lo matarías de nuevo, ¿Recuerdas?

— Si, si, como sea, iba a dejarme de nuevo.

— El éxito no es gratis, hay personas que no solo tienen que acostarse con una persona, además dudo que lo hubiera hecho, te amaba.

— Al igual que la ves anterior y la anterior y la anterior, me estoy cansando de esto, creí... Creí que había sido mi culpa que intentará dejarme, pero ¡Mira esto! ¿Cuántas veces tengo que verlo morir?

— Aunque podrías no matar a nadie y dejar que todo siga, además te lo dije n-

— No fue mi culpa que cayera por las escaleras aquella vez, como sea, aún así, tenemos que irnos.

JungSoo suspiro mirando toda la habitación, pero solo le extendió la mano, cuando la sujeto ambos fueron llevados a otra realidad, se quedó en la esquina, viéndolo dormir junto a su esposo, DongHae en aquella ocasión tenía treinta y era dueño de un par de hoteles, lo vio abrir sus ojos y casi gritar de emoción antes de volver a pegarse a su cuerpo. Miro sus uñas con atención, ¿Cuánto le haría sufrir aquella vez?

Tenía que admitir que verlo detrás de aquel guitarrista había sido divertido, sobre todo por aquella pelea con uno de sus fans, por lo que podría darle un par de semanas tranquilo, al menos está vez no lo haría sospechar tan fácilmente que se estaba acostando con su secretaria y uno de sus internos, como le encantaba verlo pelear por ser dejado por alguien más joven.

Termino sentando en la orilla de la cama, viendo el rostro del joven que era sueño de HyukJae, tocó un poco aquel rostro que se sabía de memoria antes de poder sonreír un poco, era tan divertido aquello, ver a un pobre chico obsesionado de ese modo. Porque todos lo sabían, HyukJae se hizo una película solo cuando conoció a DongHae, tan solo habían intercambiado un par de palabras y fue suficiente para que quedara lo suficientemente enganchado a un falso romance.

No pudo evitar sentirse aburrido al comienzo por aquella historia, aunque eso cambio al ver lo acosador que se habían vuelto, pudo ver todas las veces que terminaba persiguiendo al pobre chico, como inventaba historias de ambos como si en realidad hubiera pasado y sobre todo la cara aterrada que tenía cuando ambos estaban cerca. Aquel accidente realmente había pasado, pero no como HyukJae recordaba.

Lo había seguido hasta sus clases intensivas, porque DongHae si tenía un futuro asegurado en una buena universidad de Seúl, eso lo había hecho explotar, terminaron gritando en las escaleras antes de que fuera empujado por su chico amado y su alma había parado con él. No se negó al final, le gustaba la idea de atormentar a un pobre iluso, amaba la forma en que la furia se hacía presente cuando veía al amor de su vida junto a alguien más, ver como su mente se retorcía cada vez, haciéndolo volver más loco cuando sabía que no estaría con su muy amado DongHae.

Acaricio la cabeza de HyukJae un poco, dejando solo un pequeño rastro de celos, los suficientes como para terminar matando no solo a su esposo, sino a todos sus amantes, estaba ansioso por demostrar que no era su ángel guardián sino quien lo atormentaría hasta que llegara alguien más para sustituirlo, pero lo dudaba, amaba esa cabecita ilusa y se aseguraría de que quedara tan rota que solo sería una linda mascota más con la que jugar.

Realidad || HaeHyukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora