1~ Objeto de deseo.

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Las palabras de Levi continuaron resonando en mi mente durante todo el día, "vas bien soldado, te encaminas a ser un gran miembro de la tropa". Aquello me había tomado por sorpresa, jamás fui buena en algo y de repente estaba entre los más fuertes y diestros, incluso solían decirme que estaba llegando al nivel de Mikasa Ackerman, pero no lo creía realmente, esa mujer era increíble, el mismísimo demonio en las maniobras tridimensionales, veloz y demasiado fuerte para alguien de su tamaño.

El sonido de la puerta al abrirse me devolvió a la realidad, y ver sus dorados cabellos mojados dejando gotas caer sobre su pecho me llevó a la lujuria y no pude soportar tenerlo frente a mí sin sentir su piel junto a la mía. Ya demasiado tortuoso era no poder besarlo o incluso tocarlo durante el entrenamiento de cada día, por lo que sólo podía hacerlo mío mentalmente por las noches. Una sola vez había sucedido algo entre ambos, pero fueron algunos roces y toqueteos en una noche de juegos con los demás.
- ¡Ev! -dijo, sobresaltado- ¿Qué haces aquí?
-Sasha me dijo que estabas buscándome.
-Emm, sí, Mikasa me comentó que su entrenamiento con Levi sigue siendo exhaustivo y quería saber cómo estabas.
Armin estaba parado a unos dos metros de mí, junto a la puerta del baño de su habitación, mientras yo lo esperaba sentado a los pies de su cama. Estaba cubierto solamente por una toalla blanca de la cadera hacia abajo, por lo que no pude evitar perder mi vista en la sensual línea de su abdomen y en esa placentera "V".
Cada vez que lo veía no podía evitar ruborizarme al recordar sus tímidas manos recorriéndome. Habían pasado ya tres semanas desde aquella noche y el aún no podía ocultar su timidez cada vez que me lo quedaba viendo, por lo que solamente pude levantarme y acercarme a la puerta, lo último que quería era incomodarlo.
-Estoy bien, no tienes de qué preocuparte. Sabes que el Capitán es rudo pero jamás cruza la línea. Buenas noches.
-Espera - dijo un poco desconcertado - No quiero que te vayas.
-Puede venir Eren en cualquier momento, no debe verme aquí.
-Está bien, buenas noches - pronunció mientras yo cerraba la puerta de su habitación y me dirigía hacia la mía.
Mientras caminaba por el pasillo una mano tiró de mi brazo y me condujo hacia una pequeña biblioteca.
- ¿A dónde vas, mocosa insolente? - pronunció una voz grave que conocía muy bien y mientras aquel hombre metía su mano por debajo de mi camisa un leve gemido se escapó de mis labios.- Shhhh - susurró en mi oído.
- Es tarde, Sasha va a salir a buscarme si no llego con la pieza de pan que le prometí.
- Con que robando comida, soldado, parece que deberé castigarla.
- Levi, ¿en serio? - le dije, bastante irritada, pero sus labios estrujaron los míos y no me dejó continuar.
- Sólo necesitaba esto antes de dormir, hace bastante no apareces en nuestro lugar.
- Lo sé, es que...
- Entiendo la situación, y pienso lo mismo, pero...es difícil.
Me soltó y nos quedamos en silencio un momento, con nuestros cuerpos pegados aún, pero él agregó:
- No pienses que esto va a interferir en tu rendimiento o en lo que pienso de tí, eres una soldado increíble, aunque un poco torpe - agregó.
- Es bueno saberlo - respondí y lo alejé lentamente - debo ir a dormir, Hanji me necesita temprano.
Me retuvo contra el estante de libros un momento mientras me besó el cuello y se retiró. Wow, aquello era increíble, todavía no tenía en claro como una idiota sin futuro como yo había llegado a ser de las mejores soldados de la Tropa del Capitán Levi, pero sobre todo no entendía cómo él, un hombre tan respetable y con cierta reputación se había podido fijar en mí. Aquello era peligroso y sí, poco profesional, pero a veces el cuerpo es más fuerte que la razón. Desde hacía varios meses llevaba viéndome con el Capitán a escondidas cuando nos encontrábamos en algún pasillo o rincón y llegamos a tener sexo en dos ocasiones, ambas en aquella misma biblioteca, ya que era el lugar que siempre estaba limpio, pues rara vez alguien andaba por esos lados. El me había invitado alguna que otra vez a su habitación, pero no podía, sería un escándalo aquello. Para él no era la gran cosa, pero no quería que crean que yo era una trepadora que se acostaba con Levi para ascender, a demás no sabía a quién más metía entre sus sábanas, entonces decidí dejar aquello como algo casual.

La decisión de formar parte de aquel lugar fue algo improvisado, como todo en mi vida, y nunca creí llegar tan lejos. Sin familia, sin hogar, sin trabajo, sólo me quedaba unirme o la calle. Sí, fue algo muy egoísta, pero ¿quién puede culparme? No podía continuar durmiendo en lugares abandonados.
- ¿Pudiste encontrarlo? - preguntó Sasha con una enorme sonrisa.
- Sí, pero no era nada import...ah, te refieres al pan - y comencé a reír mientras buscaba una pieza de pan de mi pequeño bolso, luego se lo di y ella se sentó en su cama a roerlo cual pequeño ratón hambriento.
La noche era bastante cálida y me levanté a caminar un rato. No debíamos deambular en altas horas de la noche, pero solía hacerlo de vez en cuando para calmar mis nervios, o quizá leer algo en la biblioteca hasta que llegue el sueño.
Luego de dar algunas vueltas y pasar dos veces por la habitación de Armin, retomé el camino hacia mi habitación. Necesitaba verlo, hablarle, pero no debían encontrarnos juntos a esa hora y mucho menos en su alcoba. El pasillo estaba oscuro y las lámparas de pared habían sido apagadas recientemente, por lo que a duras penas podía ver, pero entonces una suave voz susurró a mis espaldas: "Evangeline, ven" . Giré y vi una tenue figura llamándome desde el cuarto de Armin. Era él.
Fui sin dudarlo, intentando no hacer sonido alguno y al llegar a la puerta me tomó por la cintura, haciéndome entrar. Miré asustada hacia todos lados buscando a Eren.
- Estamos solos - dijo con un tono insinuador. La verdad no comprendía nada, ¿dónde estaba Eren? ¿Por qué Armin estaba siendo tan atrevido de repente? Aquello me dejó descolocada y mi rostro debió reflejarlo.
- Eren dormirá en el laboratorio de Hanji algunas noches, está experimentando con él.
Sus palabras me tranquilizaron, pero aún no entendía lo que sucedía.

Sí, habíamos tenido un encuentro fogoso hacia tres semanas, pero nada más había pasado. El realmente me gustaba desde hacía años, desde que comenzamos con nuestro entrenamiento, pero nunca pude verlo como algo comestible, era demasiado íntegro, inocente, frágil... perfecto para corromperlo o siquiera lastimarlo en alguna forma.
- Armin, ¿Qué estás haciendo? - le pregunté casi en un susurro mientras el trababa la puerta con una silla, sin soltarme aún.
- Algo que he querido hacer desde esa noche.
Y sin dejarme responder posó sus labios en los míos, y torpemente comenzó a besarme. Claramente era a la primera mujer que besaba en su vida, pero con el pasar de los minutos su técnica mejoró y comenzó a gustarme demasiado. Me apoyó contra la pared y mientras con su mano izquierda sostenía mi rostro, con la derecha recorría mi figura. Aquella faceta de Armin me resultaba extraña pero excitante a la vez, y entonces cuando coloqué mis manos en sus hombros y luego lo tomé del cabello, comenzó a levantarme para apretar su pelvis contra la mía. Gracias a la tenue luz de la lámpara de aceite podía ver que su pálido rostro estaba sonrojado de excitación y había comenzado a temblar al apoyar su gran erección contra mi pubis.
- ¿Estás bien? - le pregunte mientras lo besaba.
El parecía completamente avergonzado por lo que estaba haciendo, pero no podía apartarse, su cuerpo no lo dejaba hacerlo.
- Ev, no sé cómo seguir. Esperé tanto esto y ahora no quiero arruinarlo - dijo con una afligida voz, bajando la cabeza.
- Armin, ¿estás seguro de que quieres seguir?
Pero sin responderme me tomó en el aire y me tiró sobre su cama. No podía creer lo que estaba sucediendo, y se abalanzó sobre mí mientras desabrochaba mi blusa, besando mi cuello con ternura. Era una mezcla de furia y dulzura que jamás había experimentado, y que realmente me fascinaba. Cuando quise darme cuenta ya estaba explorando mis pechos con sus manos y con sus labios, besando cada parte.
- ¿Está bien si uso mi lengua? - preguntó.
- Por favor, hazlo - respondí entre gemidos.
Me encontraba en una especie de éxtasis en el cual necesitaba sentirlo dentro mío, pero debía ser paciente y tomarlo con calma. Luego de unos minutos algo en mí se encendió y tomé el control, volteándolo y subiéndome sobre el, quitándole su camisa mientras el me observaba y acariciaba mis caderas. Desde esa posición podía sentir cuán duro estaba y eso me excitaba aún más, por lo que no pude más y desabroché su cinturón, dando paso a abrir su pantalón lentamente, pero entonces dos golpes en la puerta rompieron aquel encanto.
- Armin, ¿estás despierto? Necesito hablarte.
Era Jean.
El rostro de Armin se volvió completamente rojo y me movió rápidamente para correr a la puerta, la destrabó y la abrió a penas para que no escuche nadie más.
- Estoy ocupado ahora
- Dormir no es estar ocup... - pero el notó su voz bastante agitada, su rostro sudado, su ropa desarreglada y comenzó a reír bastante fuerte, pero bajó el volumen para decirle entre risas -Armin, ¿te estabas masturbando? Lo lamento, te lo diré mañana.
- ¡No! No estaba haciendo...eso - dijo completamente avergonzado, podía notarlo en su voz.
- Claro, estás con una mujer, ¡o quizá con dos! - dijo Jean riendo y subiendo el volumen, mientras Armin intentaba callarlo. Al ver aquella situación tuve que hacer algo, no podía dejar que lo hagan sentir así delante mío, por lo que dije suavemente para que nadie más que ellos dos escuchen: "Armin, te estoy esperando".
La cara de Jean se transformó y Armin sonrió, para luego cerrar la puerta en su cara y volver a la cama conmigo.

⚔️Dulce y dominante⚔️~°Armin Arlert°~°Levi Ackerman°~ (((+18)))Donde viven las historias. Descúbrelo ahora