Esclavo de la Pena

5 0 0
                                    


Esclavo de la Pena

Desde que mi madre "desapareció" muchas cosas han cambiado. La mansión se siente tan vacía, y por más de que mi padre se encuentre aquí con algunos empleados, siento mi alrededor tan solitario como un libro con páginas en blanco.

Si bien yo logré superar ese amargo evento, mi padre sigue con tan grande remordimiento que se aisló de la sociedad. Mientras que yo trato de comenzar de nuevo, él no sale de casa, no habla con nadie, incluso conmigo; creo está cada vez más dolido.

Estoy tratando de que estos problemas no me afecten en la escuela, y con escuela me refiero específicamente a mis notas y mi vida social; hay veces que pasar el rato con mis amigos me hace olvidar todos esos problemas en casa.

Cada vez que vuelvo a la mansión, solo vuelvo a ser esclavo de la pena. Llego a casa y veo por todos lados recuerdos de madre, la pena de mi padre y como mis cadenas que cada día más me llevan a acabar como él, aislado del mundo para seguir siendo un esclavo de la pena.

La mansión es muy misteriosa y creo que a veces peligrosa, supongo que esta sensación de incertidumbre se produce ya que tengo permitido ir a ciertas áreas de la casa, porque según mi padre, los lugares prohibidos son los que someten a él a una gran alegría, la cual nadie, incluso yo, podemos interrumpir.

La única cosa que me tiene cuerdo es ella, la chica del paraguas. Tuvimos un pequeñomalentendido el primer día de clases, tal fue el problema que me evitó por dos días. Sin embargo, se aproximó una tarde lluviosa en la hora de salida. Era el momento de volver a casa, y por algún u otro motivo, quedamos solos, solo ella y yo.

La incomodidad se podía sentir a flor de piel. Yo traía un paraguas y ella no, cada gota que caía era cada vez más parecida a una bala, claramente no podía dejarla irse así, entonces tuve que dar el primer paso. Traté de explicarle lo que realmente sucedió, le entregué mi paraguas y di media vuelta para volver al auto que me llevaría a mi cárcel. Y aunque el momento fue corto, fue uno de los más especiales que tuvimos, porque se convirtió en mi primera amiga, mi primera y amada amiga.

Desde aquel día su nombre resonaba en mi cabeza, cada vez con más fuerza. Todo pudo haber ido mejor, tanto con ella como en casa, hasta que mi padre tomó una decisión que cambiaría el rumbo de las cosas como las conocía.

Desde que perdimos a mi madre, la desesperación de mi padre al tan solo imaginar perderme también lo hace tomar decisiones sobre mi vida que a veces yo debería tomar. Me vigilaba sigilosamente cuando iba y regresaba de la escuela, y una vez que llegaba, no me dejaba salir con amigos, no dejaba que invitara a nadie a casa, quería mantenerme encerrado en ese horrible lugar de secretos, en ese lugar que llamaba "hogar", quería mantenerme en ese lugar que abunda la incertidumbre, me quería mantener en la mansión como un prisionero de sus penas. Tuve mucho rencor con todas las decisiones que tomó, pero yo solo lo excusaba diciendo: "ya ha perdido a mi madre, no quiere perderme a mí".

Por cuestiones de trabajo, aceptó salir a comer después de mucho tiempo, sin embargo, se alejópor un momento de mí y de la gente para aislarse con una mujer también invitada al evento. Creyó que no me había dado cuenta que firmó un acuerdo con ella. No sabía exactamente de que podría tratar, pero tampoco le tomaba importancia; y aunque me importase, no me deja saber mucho de su negocio.

Aquella mujer tenía una hija de mi edad, muy linda, que me atrajo el primer día que la vi. Como mi padre y su madre eran socios, su hija podía venir a casa cuando sea. Teníamos muchas cosas en común, debería decir que demasiadas. La madre era prácticamente igual de exigente con ella que mi padre conmigo. Se podría decir que yo era su réplica masculina, y con esto también me refiero a que ella también era esclava, pero en este caso sería esclava de la soledad, al igual que su madre.

Esclavo de la PenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora