El samurai Kaoruko Hanayagi había pedido que la ejecución se llevara a cabo en el jardín de su mansión, de modo que Karen fue conducida hasta allí. La obligaron a arrodillarse en un amplió espacio cubierto de arena cruzado por un camino de piedras. Le amarraron las manos tras la espalda y la aprisionaron poniendo en sacos de arroz llenos de grava alrededor suyo, la condenada no tenia manera de moverse. Una vez llegada Kaoruko observo todo lo que habían preparado su vasallos y les dio un gesto de que no había encontrado nada insatisfactorio.
De repente la chica arrodillada pego un grito
Karen: ahhhhhh! ¡honorable señor! ¡No cometí a propósito la falta por la cual me han condenado, fue mi propia estúpides la que causo todo! Como mi destino me hizo nacer estúpida, no puedo evitar caer en simples errores. Pero matarme por mi estupidez no es justo! Y esta injusticia no quedara impune! Si me mata seré vengada! El resentimiento que provoque mi muerte causará una venganza y el mal será pagado con el mal!
El samurai sabía que si alguien es ejecutado mientras sentía un gran rencor, su fantasma se podría vengar de su verdugo
Kaoruko: Permitiremos que nos aterrorices tanto como quieras- replico amablemente- pero no puedo creer que estes hablando en serio. Después de que te hayamos decapitado ¿podrías mostrar tu resentimiento con algún signo?
Karen: DESDE LUEGO QUE LO HARE!
Kaoruko: Excelente -El samurai desenvaino una espada muy larga- voy a cortarte la cabeza, justo frente a ti hay una piedra de la pasadera, una vez te decapite quiero que uses toda tu energía, tu odio y rencor y muerdas esa piedra, si lo haces estaré legítimamente asustada ¿lo harás?
Karen: LO HARE! LA MORDERE!
Se produjo un destello, un silbido y un golpe seco. El cuerpo seco se desplomo sobre los sacos de arroz, su cabeza rodó en la arena y dando un salto repentino llego hasta la pierda a la que mordió y se quedo aferrada unos segundos hasta que cayó inerte.
Rui y Futaba, los vasallos mas leales a Kaoruko, se quedaron mirando a su señor, aterrorizados, sin embargo Kaoruko parecía tranquila, se limito a entregarle su espada a Rui, que con un recipiente de madera echo agua sobre la espada desde la punta hasta la vaina y seco la hoja con un suave papel varias veces, así fue como termino el incidente.
En los siguientes meses, los vasallos y criados vivieron en constante temor a la aparición de un fantasma. Ninguno de ellos dudaba que llegaría la prometida venganza. Y ese incesante miedo les hacia oír y ver muchas cosas que no existían. Le tomaron miedo al sonido del viento entre los tallos de bambú, e incluso se asustaban del movimiento de las sombras en el jardín. Por fin después de discutirlo todos juntos, decidieron pedir a su señor que realizara un funeral para así apaciguar al espíritu vengativo.
Kaoruko: No hay necesidad!
Futaba: Pero mi señor!
Kaoruko: Se perfectamente que el deseo de venganza de una persona a punto de morir puede ser motivo de miedo... pero en este caso no hay nada que temer!
Futaba contemplo a su señor con una mirada suplicante, pero no se atrevió a preguntar el motivo de semejante confianza
Kaoruko: La razón es muy sencilla- se aclaro ante la duda no expuesta por su vasallo- Solo la última intención de ese tipo pudo haber sido peligrosa. Cuando la desafie a mostrarme un signo. Desvie su mente del deseo de venganza. Karen Han murió con la intención de morder la piedra y lo logro, pero ya no hubo nada mas, sin duda su corta mente no le dejo pensar en las dos cosas a la vez, Por lo tanto no tienes porque sentir mas ansiedad por este asunto Futaba han....
Y así fue, el espíritu de Karen no causo ningún problema. No aconteció nada en absoluto.