Gods of the apocalypse (Rick y Tu)

Capitulo 1.

Hace días que el grupo iba mal y no había recursos suficientes para sobrevivir, todos querían estar muertos, incluida yo, muchos amenazaban con asesinar a los demás, solo paso una vez, realmente nunca entendí el porqué de aquello.

—Hola a todos,—Saludo el líder.—Tenemos un aviso. El grupo se va a separar, cada quien puede tomar su rumbo, o seguir con esta mierda de grupo, pero conmigo no cuenten.— Archie, a quien ya no había necesidad de llamar Líder, dio una media vuelta sobre su propio eje y se encaminó hacia su casa rodante, mientras todos gritaban y abucheaban hacia Archie, yo solo escuchaba sentada en un árbol afilando mis cuchillos.

Realmente no me importaba Archie, era un idiota y no era un líder de verdad, ojalá se vaya a la mierda.

La gente del campamento, que son entre 40 a 50 personas, me conocían por ayudar en la caza y la recolección de provisiones, ademas de ayudarlos en bastantes cosas más.

Muchas personas voltearon a mi dirección esperando algo de mi parte.

—Señorita Strange, por favor, usted no nos puede dejar solos.— Rogó la señorita Andrews, pero realmente yo ya había tomado mi decisión desde hace tiempo.

—Yo no puedo hacer nada por ustedes. Ya tome una decisión, y no es quedarme. Si quieren matar a Archie, háganlo. Es un cobarde y se lo merece por ser tan idiota, pero a mi no me detengan.— Tome mis cuchillos y me encamine a mi lugar donde solía dormir.

Estaba pensando mientras empacaba mis cosas, cuando empecé a escuchar golpes y en mi casa de acampar empezaban a golpearla una y otra vez.

Al salir de ahí, casi inmediatamente recibí un golpe de un bate en el abdomen, lo cual hizo que me cayera hacia atrás.

Me levante desorientada y vi a todos los del grupo golpeando el lugar de vivienda de Archie y mi casa de acampar.

— ¿Que está pasando? ¿Por que mierda golpean todo?— Pregunte sin saber que pasaba. Recibí un nuevo golpe de la señora Andrews, una vieja de 60 años.

—¡Esto por ser tan cobardes!- Recibí un golpe del señor Kenfill.

Tome el bolso ya empacado que estaba en el suelo y corrí al bosque, los perdí a todos de vista, cosa que agradezco.

3 Dias.

Caminaba sedienta por la carretera, el calor recorría por mi piel, las prendas que cubrían todo mi cuerpo no ayudaban, me sentía sofocada.

A lo lejos yacía una tienda de ropa, rápidamente me dirigí hacia allí esperanzada.

Al entrar me topé con uno que otro zombie, pero era fácil derrotarlos.

Encontré una blusa tira hueso color verde militar y unos shorts de mezclilla, me cambie y seguí mi recorrido como si nada.

5 días.

Vi un cartel por las vías del tren que decían algo.

"Terminus.
Santuario para todos, lugar para todos.
Los que llegan sobreviven."

Arranque el mapa que yacía allí y seguí caminando hacia donde indicaba el mapa, no tenía muchas esperanzas, seguramente el lugar ya estaba destruido, pero no perdía nada intentando.

9 días.

Ya estaba por llegar a Terminus, es más, ya había llegado, solo me hacía falta recorrer unos cuantos metros para poder entrar y tener refugio después de tantos días.

Escuche mis esperanzas romperse cuando vi como todo explotaba, todo estaba en llamas.

Caí en el suelo de rodillas. Aún no podía creer qué pase tanto para que en cuanto pusiera un pie cerca todo explotará. Estaba muy perdida en mis pensamientos que no me di cuenta de que ya habían pasado unas horas.

La única cosa que logro sacarme de mis pensamientos fueron 2 hombres que me tomaron por sorpresa y me llevaron lejos de ahí en brazos.

Pataleaba como niña pequeña yendo a vacunarse, pero no podía soltarme, eran más fuertes, me quitaron mis cuchillos, había intentado tomarlos, ahí fue cuando me percaté de que me los quitaron, algunos caminantes se acercaban, pero los mataban como podían.

Algunas lágrimas de desesperación deslizaban por mis mejillas, pensé que me harían algo.

Me percaté de que no eran los únicos habían más personas, los pasos no se oían solo de 2 personas, sino de más.

Seguían teniéndome en brazos, caminando, realmente no parecían tener rumbo fijo, solo...caminaban.

Los gritos de un hombre pidiendo ayuda los pusieron alerta, incluyéndome, pero no podría hacer mucho amarrada. Una voz masculina adolescente pedía que fueran a ayudar.

—Sasha, Bob y Carol, por favor quédense con ella, nosotros veremos que sucede.—Uno de los hombres que me llevaban hablo, diciendo lo anterior. Se acercó a mi, bastante cerca, pude verlo a la cara, tez blanca, ojos celestes, pelo castaño oscuro un tanto rizado.—No intentes nada estúpido, también quiero dejarte claro que no te estamos intentando hacer daño, solo que, no podíamos dejarte en ese infierno. Ustedes vengan conmigo.—El tipo volvió a hablar, era muy guapo, pero no era en lo que estaba concentrada. Tomaron armas y se marcharon rápidamente.

—¿Por que quisieron sacarme de allí?— Solté una pregunta rompiendo el silencio del lugar, las miradas se concentraron en mi.

—Estabas paralizada, si no te sacábamos de ahí, tal vez no te hubieras percatado de la horda que estaba cerca.— Una mujer de pelo corto grisáceo contesto mi pregunta con tono serio.—Agradece. Si te dejábamos allí hubieras muerto.— Habló nuevamente la mujer con un tono más animado.

—Que diferencia tiene, estoy muerta de igual forma, todos lo estamos, tarde o temprano nos morderán, si es que no se suicidan de una vez. No tengo nada que agradecer, solo perdieron su tiempo trayéndome hasta aquí. Pero igual, les seré de ayuda.— Respondí sin mantener contacto visual.

—No te soltaremos si eso es lo que quieres.— Menciono.

—No se los estoy pidiendo. Se que tienen que consultarlo con el líder.— Las miradas de aquellas personas estaban sobre mi, miradas amenazantes.

—¿Como sabes que tenemos un líder?— Pregunto otra chica de tez morena.

—Supuse que lo tenían, en mi anterior grupo así era, así que eso pensé, pero no soy de generalizar, ademas ese tipo parecía tener el mando.— Respondí con la mirada en el suelo.

—Pues si, así es. Tenemos un buen líder.— Un hombre de tez morena hablo.—¿Cual el tú nombre?— Las otras dos chicas posaron sus miradas en el hombre, como si hubiera preguntado algo que no debía preguntar, pero realmente era el único que estaba hablando con un tono más cortes.

—_______ Strange, un gusto.— El hombre quería estrechar mi mano, pero yo lo miré incrédula, ahí fue cuando recordó que me encontraba atada.

—Bob.— Respondió e hizo una señal para que las otras se presentaran.

—Sasha.

—Carol.