El mar.

92 15 5
                                    

Llegué hasta una puerta en donde el agua salía por sus pequeñas aberturas. 

<<A nadar de nuevo>>.

 
Me coloqué de nuevo el traje pero a la mitad me di cuenta que se hallaba agujereado. Maldecí en voz alta. No me quedó de otra que solo colocarme el tanque de oxígeno. 

Al terminar, abrí la puerta. Me abrazó una enorme masa de agua, tuve que sujetarme de la manija para no ser arrastrado por el agua. 

Cuando la corriente terminó, logré entrar al pasillo. Las ventanas se hallaban rotas, quizá por la presión del agua. Algunos peces nadaban por ahí, lo cual huían cuando me acercaba. 

En especial en esta zona la vegetación marina abundaba. Nade con cuidado con la pequeña linterna que no alumbraba mucho. Sentía algunos peces pasar por mis piernas lo cuál me asustaba cada que sentía alguno. 

Gire en una esquina y... mis ojos se abrieron de par en par, ahí estaba, el amor de mi vida. Se hallaba parado entre unas rocas y parte de la estructura, llevaba puesto un traje conectado a un tanque de oxígeno y aún conservaba su transformación, no se movía ni un centímetro. 

Me acerqué sin poder creer que por fin lo encontré.

<<Piers, por fin>>.

Lo abracé y jalé hasta que lo saque de entre las rocas. Lo abracé con fuerza, feliz de que estuviera a mi lado. 

No sabía si seguía con vida pero no me importó. Lo cargué como pude y nadé buscando una salida con desesperación. 

<<No te dejaré atrás nunca más>>.

Me golpeaban muchas emociones: felicidad, tristeza, angustia, esperanza, desesperación, en estos momentos debía bloquearlas todas para poner mi concentración al máximo. 

Tras unos minutos logré encontrar una salida. 
Debido a que se había hecho de noche, las profundidades eran más oscuras, limitando bastante mi visión. 

<<Ahora debo nadar a la superficie>>, pensé algo angustiado. 

Con el peso de ambos esto sería algo complicado, pero Piers no dudó cuando salvó mi vida. 

Pase mi brazo por su espalda y debajo de su brazo izquierdo para sostenerlo, coloque su brazo derecho en mi cuello y ancle con un cordón su cadera a la mía. 

Dejando atrás todo lo innecesario que causará más peso, comencé a nadar. En cuanto nade en mar abierto aparecieron las B.O.W.s buscando sangre. 

<<Mierda, solo hay que dar un poco más>>.

Obligue a mi cansado cuerpo a seguir adelante. 

<<Esas cosas nos alcanzarán>>.

Nade con más fuerza esquivando la mordida de algunas de ellas.
Una de esas cosas alcanzó la pierna de mi teniente.

<<No te soltare por nada del mundo>>.

Como pude, patee a la B.O.W hasta que lo soltó. Seguí nadando, cansado, a punto de querer rendirme. Una B.O.W mordió mi pierna, pero no le preste atención. Me quité el respirador. 

—Vamos, mi Piers, un poco más —dije con dificultad e ininteligible por el agua. 

Nivans abrió los ojos. Con el brazo izquierdo lanzó una carga eléctrica a todas esas cosas que nos perseguían, y antes de poder reaccionar volvió a desmayarse. Sin tiempo a pensar en nada, nadé hasta llegar a la superficie. 

Era una noche estrellada, casi tan hermosa como Piers. A lo lejos vi la lancha de la BSAA. 

—Estás loco, Redfield —dijo el conductor en cuanto subimos. 

Dos soldados apuntaban con sus pistolas a mi teniente. 

—Está desmayado, no es un peligro. 

Cuando estuvimos a salvo, abracé a Nivans. 

—Por fin —dije casi en susurro. 

Hundí mi cabeza en su cuello para llorar hasta que todo se volvió negro. 

Desperté al sentir que llegábamos a tierra firme. 

—Hay que llevarlo a un laboratorio —dijo alguien de ahí. 

—Voy con él. 

Nadie protestó, ni siquiera el cuerpo médico que intentó atender mis heridas pero me negué para ir con Nivans. Creo que hasta este punto varios sospechaban que sentía algo por él. 

Entramos al helicóptero, en cuanto nos aseguraron, despegamos. 

La luna resplandecía más que nunca. Miré al mar donde brillaba por la luz de la luna y las estrellas. Quien iba pensar que algo tan bello guarda en sus profundidades historias tristes creadas por esas bestias. 

<<Me lo arrebataste una vez, eso no volverá a pasar>>.

Me acurruque con él. Sentir su ligera respiración en mi cuello hizo que todo esto valiera la pena. 

—Casi estamos en casa. 

Cerré los ojos cansado. Ahora podía descansar un poco. 

I'll find you. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora