CAPÍTULO 19: EL FUTURO

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CAPÍTULO 19: EL FUTURO

Sebastian caminó por los pasillos del McKinley hasta llegar al lugar donde Blaine se encontraba. El moreno estaba muy nervioso pero sonrió al ver a su novio. El castaño le entregó el ramo de flores que le había comprado y su novio se lo agradeció con un beso.

– B, vas a estar genial. Lo vas a conseguir. – El ojiverde murmuró.

– Eso espero. – El más bajo lo miró con amor.

– Has ensayado mucho y tienes mucho talento. Vas a ser el mejor estudiante que NYADA haya tenido jamás.

Smythe le dio un último beso antes de salir para ocupar su sitio en las butacas del auditorio. Poco después, Mr Schue entró acompañado de Carmen Tibideaux y todos fueron conscientes de que había llegado el momento. La mujer se sentó junto al profesor y pronunció dos palabras, "Blaine Anderson".

El moreno escuchó como lo llamaban y caminó hasta el centro del escenario. Había decidido hacer su audición sentado en el piano que estaba tras él. Brittany, Tina, Ryder y Artie le hacían los coros y estaban tras el piano. Sam también se encontraba allí con una armónica entre sus manos.

– Mi nombre es Blaine Anderson y voy a cantar Piano Man de Billy Joel.

El ojimiel se sentó y comenzó a tocar.

– Seguro que estás dentro. – Tina lo animó cuando todos salían del McKinley.

– Claro que sí... Blaine es el mejor... ¿Verdad, Sebastian? – Sam añadió.

– Sin lugar a dudas. – El castaño estuvo totalmente de acuerdo. – ¿Vamos a celebrarlo a Breadstix?

– Todavía no hay nada que celebrar... – El moreno quiso ser coherente.

– Me parece una idea genial. – Artie estuvo de acuerdo.

– No se hable más. Somos seis por lo que iremos en dos coches. – Smythe comentó y todos pronto se organizaron para ir al restaurante.

Cuando se dirigían al coche, Anderson besó la mejilla de su novio con una sonrisa. Sabía que hacía un esfuerzo por agradar a sus amigos aunque, si era sincero, apenas necesitaba esforzarse. Sam estaba completamente encantado con el Warbler. Hacía feliz a Blaine y eso era todo lo que le importaba. A Tina le había costado un poco pero ya hablaba del color de su vestido de dama de honor aunque sus amigos no planeaban casarse a corto plazo y Brittany... Sebastian y ella se llevaban muy bien porque el castaño le agradecía todo lo que había hecho para que Anderson le diera una oportunidad. Los demás habían perdonado todo lo ocurrido en el pasado y se centraban en la felicidad de ambos.

Sebastian llamó al timbre de la casa de la familia Anderson. Entre sus manos, cuatro sobres que pesaban mucho más de lo que el fino papel que contenían había pesado jamás. Era su futuro, era lo que él había estado esperando por siempre. Sus sueños pronto se verían realizados o acabarían por destrozarse.

La señora Anderson abrió y no puso una expresión muy agradable al verlo. Sin embargo, le dejó pasar porque su hijo estaba en su habitación. El castaño subió las escaleras y se colocó frente a la puerta de la habitación de su novio. Llamó y esperó a que el otro abriera la puerta.

– Seb... – El moreno se abrazó al otro y lo besó con dulzura.

– B... Tengo que hablar contigo... – El ojiverde le mostró los sobres.

– ¿Eso son...? – El más bajo preguntó mientras los dos se sentaban en la cama.

– Sí... No hemos hablado de nuestro futuro pero... Quiero ir a Columbia. Nueva York es una ciudad que me encanta y quiero vivir ahí. Si al final voy a Brown, Yale o Harvard será algo temporal... – El Warbler comentó.

– Eso está bien porque yo quiero vivir en Nueva York. ¿Quieres abrir primero la de Columbia? – El ojimiel propuso.

– No... Cuando abra la de Columbia quiero saber que si me ha admitido alguna de las otras... No quiero añadir a la angustia de ser rechazado la duda de si alguna me habrá admitido.

– Está bien...

Las manos temblorosas de Smythe abrieron el sobre con el logotipo de Brown y rápidamente sacó la carta para leerla.

– Admitido. – Un suspiro salió de sus labios.

Las cartas de Yale y Harvard eran exactamente iguales a la primera. Lo habían admitido en las tres. Abrió el sobre con aun más nervios y lo leyó. Blaine lo observaba ansioso, su novio no decía nada y eso estaba asustándole.

– ¿Y bien? – El moreno preguntó después de unos minutos.

– ¡Admitido! – Sebastian se abrazó con su novio. En ese momento estaba muy feliz. No sólo había conseguido ir a la universidad que quería en la ciudad que quería. También lo haría junto a su novio, que iría a Nueva York para ser actor de Broadway.

– Hay que celebrarlo... Pero esta vez, tú y yo solos. – Blaine le guiñó un ojo a su novio mientras se levantaba para ir a buscar algo de ropa para ponerse para salir con su pareja.

Dos días más tarde llegó el fin de semana y Sebastian se quedó a dormir en casa de los Anderson. El padre de Blaine intentaba convencer a su mujer de la relación de su hijo y había pensado que tener al joven en casa podría ayudar. Además, les permitirían dormir juntos, algo que sorprendió a ambos. Sin embargo, decidieron no decir nada.

– Tengo una noticia para vosotros. – James dijo durante la cena. Los cuatro estaban en la mesa, frente a ellos un plato de carne asada, guisantes y puré de patatas. Había ensalada en el centro y en las copas había vino, para celebrar que Smythe iba a ir a Brown.

– ¿Cuál? – Susan preguntó.

– Estuve hablando con un amigo que está casado con una agente inmobiliaria. Ha encontrado un buen apartamento en Manhattan, cerca de Columbia y NYADA, en un barrio tranquilo y con un alquiler muy asequible. No es muy grande, apenas tiene una habitación y un baño pero he pensado que podría interesaros. Lo ha retenido hasta el lunes y me llamará para obtener una respuesta... ¿Os interesa? – La pareja se miró porque no habían hablado de vivir juntos. – Sé que es un gran paso pero tenéis todo el fin de semana para pensarlo.

Sin embargo, el moreno sonrió asintiendo y eso fue todo lo que el Warbler necesitó para hablar.

– No es necesario esperar. Suena como el lugar ideal para vivir en Nueva York con la persona que amo.

El ojimiel no se lo pensó y le dio un rápido beso en los labios, apenas un ligero toque pero se sentía como el más íntimo y perfecto gesto.

– ¿Vais a vivir juntos aunque sólo llevéis seis meses de relación cuando os mudéis a Nueva York? – La mujer cuestionó.

– En realidad cuatro. Nos iremos cuando acabemos el curso. Queremos estar establecidos y conocer la ciudad para cuando empiecen las clases. – Blaine informó con total tranquilidad.

– En el fondo me alegro. – Todos miraron sorprendidos a la señora Anderson. Ella pensaba que el compartir piso acabaría con la relación y que pronto su hijo volvería junto al amor de su vida... Kurt.

Amor Inesperado (Seblaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora