Capítulo 6.

49 14 0
                                    


Capítulo 6.

Ayer había llegado a casa a eso de las 7 de la noche, luego de apagar mi celular me acosté a dormir y lo conseguí sin dificultad alguna, venía de una trasnochada con mis amigos y de un mal rato, así que conciliar el sueño y dormir varias horas seguidas no fue problema, tanto así que amaneció, y de no ser porque algún fenómeno sin respeto por el sueño de los demás, interfirió tocando entrando a mi cuarto y moviendo mi hombro como si fuera una marioneta.

Arrugue mi rostro y abrí lentamente mis ojos para que estos se acostumbraran a la luz.

—¿Qué haces aquí? —indagué soñolienta, hasta que me percaté que detrás de Fio habían 3 personas más. —¿Que hacen aquí? —corregí.

—Ayer te envié para avisarte que ya había llegado a casa y no me respondiste, marqué al teléfono local y tampoco lo hiciste, luego volví a marcar y respondió tu mamá diciendo que estabas dormida.

—¿Se encuentra todo bien, cariño? —pregunta mi madre. —quise despertarte para cenar, pero parecías muy cansada y agobiada.

Fruncí el ceño y miré al techo de mi habitación bufando.

—Estoy bien, ¿por qué son tan dramáticos?

—Camila... —sentenció mi madre con voz autoritaria.

—Argh, lo siento mamá, es que a veces me choca que me cuiden tanto, o sea, de ti es entendible, eres mi madre, —hace un mohín afirmativo —¿pero de ustedes? Bájenle dos rayitas, de verdad.

Mis 3 amigos de sintieron ofendidos, y con mucha razón, yo sabía claramente porque estaban preocupados, el que no le haya contestado a Fiorell y/o no dejarle por lo menos un mensaje avisándole que me iba a dormir y que no esperaría su mensaje era alarmante.

Hice una falta a nuestro código de amigos.

—Oigan, es sin ofender. —aclaré al ver sus rostros.

—Señora Carolina, ¿podría dejarnos un momento a solas con su hija? —pidió muy amablemente Enoc.

—Oh, claro que sí, a mi yerno todo lo que pida. —concedió mi madre consiguiendo que yo pusiera los ojos en blanco como cada vez que hace ese comentario, y que Enoc se sonroje.

Aunque ahora mismo parecía que se lo tomó como un halago.

—Mamá, por favor...

Ella sonrió.

—Cariño, tú padre preguntó por ti, baja un momento antes de que se marche para ir al trabajo.

—Vale, ya bajo... Un momento, —hundí mis cejas— si papá aún no se ha ido al trabajo... —los chicos comenzaron a moverse y a rasgar su cabeza. —¿qué hora es, mamá? —indagué.

—Son las siete menos quince. —responde.

—¡¿Qué?! ¿Cómo se atrevieron a despertarme tan temprano en vacaciones? —Exclamé frenéticamente exasperada —qué bárbaros.

Me quité la cobija de mala gana y baje para despedirme de mi padre dejando así a mis amigos en mi habitación.

—¿Seguro que todo está bien? —insiste mi madre mientras bajamos por las escaleras hacia la cocina donde se encontraba mi padre desayunando.

—Sí, mamá, todo marcha bien, estoy de maravilla, solo ando un poco desconcertada por la aparición de un viejo amigo.

—¿Se puede saber quién es?

INOCENTE VERANO. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora