Capítulo #1

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Son las 10:32 am, ya llevaba dos minutos tarde para Literatura, me apresure un poco más para llegar al aula, y para mi suerte, aun no llegaba la maestra. Tomé mi asiento de siempre y saque mis libros junto con una pluma y la pose a lado de ellos. Justo en ese instante estaban entrando ellas, las que hacían mi ciclo escolar imposible. Bajé la mirada instantáneamente tratando de pasar des...apercibida, sintiendo cómo una nube de vergüenza llegaba a posarse sobre mi cabeza. Con mi gorrito tapé mis ojos y tomé una pluma tratando de dibujar o trazar mi nombre cientos de veces en mi libreta. - ¡Gorritos! -gritaron, haciéndome estremecer.- ¿Sucede algo? -dije tratando de portarme lo mejor posible con Alisson, si ese era su nombre ¿Algo raro no creen?- ¿Es que acaso traerás siempre un gorro de esos? -preguntó tocando mi cabeza, a lo cual yo inmediatamente puse las manos impidiendo que ella me lo moviera. - Pues supongo que eso es algo que a ti no te debe de importar. -le conteste segura, pero con un poco de miedo al pensar que me haría.- Mira, es muy temprano y no tengo ánimos de molestarte... tal vez en la clase de deportes tenga tiempo de tirarte por allí... -dijo mientras caminaba hacia las filas de atrás, donde todo su séquito la seguía. Me quite mis manos del gorro, asegurándome de que ya esté lejos, en eso una dulce voz se asomaba por la puerta, era la de la maestra. Ella era una de las personas que me entendían, a pesar de tener 35 años, ella era una muy buena persona.- Tomen asiento, chicos. -indico, mientras observaba a los pocos compañeros que aún estaban de pie. Miré a mi alrededor y como siempre el salón estaba dividido en grupos. A mi lado se encontraban los nerds, un par de chicos feos, con el cabello lleno de grasa sin lavar, incluso a uno aún le podía ver la caspa desde aquí. Detrás de mí, los Pasantes; es decir, los que saben cuál es tu nombre el día que tenemos examen. Detrás de ellos estaban las Plásticas y los Populares, un montón de tarados con suerte. Y como siempre no pudieron faltar los murmullos de los de atrás, probablemente planeaban una buena forma de torturarme como todos los días. Esto ya se me está haciendo costumbre...Traté de no pensar en eso, traté de pensar en la clase que tenía. La señorita Fields cada que me veía, esbozaba una hermosa sonrisa, su cabello era largo y castaño, a pesar de no tener un rostro perfecto, tenía una sonrisa que mataba a los alumnos de mi salón, más a los nerds, pues era la única que dirigía su mirada hacia ellos. A veces me ponía a pensar, en el pasado, sobre todo en la forma en la que me veía, cada vez estaba un poco más pálida, y mi cabello carecía. Era inevitable no poder observar, el cabello de las demás chicas; largo, brillante, cuidado, en cuanto al mío, corto, opaco, y feo. ¿Qué triste realidad no? Agaché la mirada nuevamente, pensando en el poco futuro que veía un poco más adelante. Ni siquiera sabía cuánto me quedaba, se suponía que debería ser optimista pero... vamos, esta enfermedad es realmente mortal. Jesy día tras día me repite que sea fuerte, que yo viviré, que encontraré el amor y que seré feliz para siempre. ''Para siempre'', reí a mis adentros, era irónico, yo no tengo un para siempre, quizás pudiera morir en una semana o mañana o tal vez en este mismo momento, nadie sabe hasta dónde llegaremos. Pero me costaba decirle la verdad de cómo me sentía, su sonrisa siempre me calmaba y me daba ánimos, aunque solo durara con esa felicidad medio segundo. Traté de no pensar en eso sino en los buenos momentos que pasaba con ella, era agradable, buena amiga, comprensiva y me apoyaba hasta en el más mínimo detalle, la adoraba.Aunque habían momentos en que se tenía que ir, ya saben el compromiso de ''Novia'', les contaré un poco de su novio, se llama Jordan, es un chico muy divertido y guapo no lo podía negar, mas no le tenía la misma confianza que tenía con Jesy. Ella nunca le comentó nada sobre mi enfermedad, ¿para que quisiera saberlo? quizás solo para dar lastima, y eso es lo menos que quiero. Es por eso que siempre lo mantuvo en secreto, creo que solo ella y su familia lo saben, pero prometieron no decirle a nadie, con tal de ahorrarme más problemas y humillación. - ¡Gorritos! -dijeron justo cuando el timbre sonó. Fue en ese momento cuando me dieron más ganas de salir de ese salón, pero me tenía que quedar, con la señorita Fields, ya que siempre me quedaba a platicar unos pocos minutos con ella. Ignore a Alisson y seguí guardando mis libros.- ¿Que acaso no me escuchaste? -repitió ella.- Sí -respondí algo temerosa- ¿Qué necesitas? -pregunté aún sin mirarla. - Deportes... que no se te olvide.-remarco mientras pasaba a lado de mí, y con un movimiento me hizo tirar los libros que traía en mis manos, simplemente tome mi gorro con una mano, y rejunte los libros con la otra. Cuando ya se habían ido todos, la señorita Fields cerró la puerta, y se acercó a mí.- ¿Cómo te sientes hoy Allie? -dijo hacía referencia a mi enfermedad, lo cual ya todos los maestros sabían, porque al principio mi madre habló con ellos.- Igual que todas las mañanas, y todos los días hábiles, y todos los días que tengo que venir a la escuela señorita Fields -comenté y suspiré mientras me sentaba de nuevo en la banca.- Ten fe mi niña. -se sentía muy bien escuchar esas palabras de la maestra, me tiene un gran cariño.- Eso hare señorita. -dije regalándole una sonrisa.- Me alegra que te esmeres en curarte, eso demuestra que no te das por vencía. -lo dijo con un tono, un tanto orgulloso. En realidad ella no sabía lo que realmente sentía.Sonreí dándole la "razón". Mi siguiente clase comenzaría y tenía que irme ahora si no nunca llegaría y tendría que correr otra vez-. Me tengo que ir señorita, gracias por escuchar siempre.- No es nada ______, gracias a ti por darme tu confianza. -me dio un abrazo y salí por la puerta para ir a deportes. Me fui a los vestidores de chicas, y abrí mi casillero sacando mi uniforme, era un shorts y una camiseta de tirantes, con el logo del equipo de futbol americano de la escuela. Me daba pena usar shorts cortos porque un poco más abajo de mi mulso derecho, tenía una mancha blanca, causada por la enfermedad, por eso usaba un shorts un poco más largo que el de todas. Me puse mi boina algo floja, y salía mi pequeño flequillo por el frente. Mordí mis labios y algo apenada entré al gimnasio, que era donde llevaríamos la clase por hoy. Solo esperaba no encontrarme con Alisson y su séquito nuevamente, pero a quién engañaba, allí estarían.- ¿Ahora la monja te haces no? -dijo Christina, una de sus amigas refiriéndose a mi shorts un poco más largo.- Hem, yo... -trate de dar una buena respuesta.- Déjala Chris, vestida así, se quedara sola. -dijo Alisson entrando en la plática.- Para tu información ahora, no estoy buscando a nadie.Ella se carcajeó-. Y he de suponer que tampoco te buscan a ti... ¿cierto? -dijo riendo y acomodándose la blusa para que le quedara un poco más ajustada-. Acéptalo... hagas lo que hagas, siempre serás "La monjita y su gorrito". Estaba dispuesta a decirle algo inteligente, pero no pude más y mis palabras se escaparon.- Y seguro tú siempre serás ''La zorra con su poca ropa''. Ella dejó de acomodar su ropa y las chicas que venían con ella, dieron algunos pasos hacia atrás. Creo que hasta el gimnasio completo se quedó en silencio, ¿o será que mi corazón taladraba tanto mis oídos que no me dejaban escuchar a los demás?- ¿Y qué me piensas hacer? -pregunto amenazante.- Esa pregunta va para ti. -muy segura de mi respuesta.- No lo sé, podría hacer esto...-dijo acercando su mano a mi cabeza.- ¡Ni lo pienses! -le grite tomando con mis manos la boina.- ¿Qué no nos quieres mostrar calvita? -preguntó y sentí cómo mi corazón se apachurraba al grado de casi derramar lágrimas-. Aw... ¿vas a llorar? -preguntó y tomó con más fuerza la boina.- ¡No! -grité alarmada y alejándome de ella completamente asustada.- Pero... tiene flequillo -susurró Christina al oído de Alisson.- ¡Cállate idiota lo sé! -murmuró Alisson.Estaba a punto de salir del gimnasio cuando choco con Patricks, él era el profesor de deportes, exactamente iba entrando al gimnasio, vio mis ojos llorosos, y su reacción fue preocupante.- ¿Te sientes bien _______? -dijo tomándome de los brazos.- ¿Puedo ir al baño, profesor?- Claro que puedes, ¿segura que estás bien? -preguntó y yo asentí velozmente lo único que quería era salir de aquí. Una vez fuera del gimnasio y notando que no había nadie en el pasillo grité desesperadamente y corrí hacia el baño más cercano.

A Pesar De Todo Eres Mi Princesa! -Niall&Tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora