⚪Mi muñeca de cristal⚪

22 4 0
                                    

Era un día bastante soleado. Uno de esos en los que te apetece salir tan solo para disfrutar del sol. ¿Pero sabéis qué lo hacía más interesante? Que hoy me iba a explorar una casa abandonada con amigos. La verdad es que yo era bastante miedosa pero convencieron. Despues del insti me prepare todo y fuimos a ver la casa.
Fue difícil la entrada pero lo logramos, despues de un largo rato explorando llegamos a una sala muy bonita aunque deteriorada y algo mugrosa, así que por precaución solo nos quedamos en la entrada.En la mesa resaltaba una hermosa muñeca que parecía de cristal, mantenía su espalda recta y sus piernas cruzadas como una auténtica princesa. A pesar de que nos diera escalofríos, la adrenalina que nos proporcionaba el miedo nos invitaba a tomarla pero no podíamos pasar así que decidimos irnos. Como ya era de noche y sentía miedo, le pedí a mí madre que viniera a recogerme. Esperando me pareció ver una figura como de una niña. Decidí acercarme por si acaso necesitaba ayuda ya que iba sola. Cuando estaba  apenas  a unos metros de ella se dio la vuelta y me percaté de que su cara era tan perfecta y brillante que daba miedo, como si fuera...de cristal.
Ni tres segundos después apareció mi madre posando su mano en mi hombro haciendo que me asustara, me volví a mirar a mi madre pero cuando me di la vuelta, la niña ya no estaba. Al día siguiente como era fiesta me desperté un poco más tarde, la casa estaba sola ya que mis padres ese día trabajaban. Salí por la tarde y cuando pasaba por una calle un tanto oscura y terrorifica me encontré cara a cara con esa tímida niña solo que esta vez no me dirigí a ayudarla si no que me quedé petrificad: no solo era perfecta sino que tenia una sonrisa diabólica que la hacían parecer como un alma perdida.
Aquella vez no estuvo nadie para salvarme,me llevó con ella hasta lo más profundo de su calabozo donde a día de hoy la locura es lo único que me mantiene cuerda. Pero bueno al fin y al cabo ella tan solo quería que jugaramos juntas, como muñeca y dueña, solo que esta vez intercambiamos facetas.

La hora de los gritosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora