|Capítulo 11|

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En algún punto de todo el momento que llevaba allí sentado, mirando sus manos manchas de sangre y con aquellas lágrimas que caían de sus ojos hinchados y rojos, se preguntaba cual era el precio de la felicidad. La vida podía cambiar en cualquier momento y ante los giros inesperados de ésta, te das cuenta que no hubo mucho besos, abrazos y momento de películas por las noches y salidas al parque. Aun tenía muchas cosas que hacer y le parecía injusto tanto sufrimiento.

Ya no sabía que sentir, si dolor, odio o desesperación.

─ Ella va estar bien..

¿Cuantas veces escucho esa frases el día de hoy? La noche habia caído o eso pensaba Mew ya que no tenía noción de nada. Solo podía seguir mirando sus manos como si buscara sus respuestas allí.

─ ¿Estas lastimado?

Solo atinó a negar porque no importaba realmente, nada podía comprarse con la herida de su corazón. Si perdía a su madre no sabria que hacer. Su pecho se oprimia ante ese pensamiento.

─ ¿Por que lo hizo? Yo deberías estar ahí en esa camilla al borde de la muerte.

─ ¿Y dejar a Gulf y a tu bebé solos? ─ le cuestionó aquella voz con dureza.

─ Yo.. Solo tengo miedo, no quise decir eso ─ pronunció Mew con voz temblorosa y con arrepentimiento.

─ Veras que saldrá de aquí con vida ─ a pesar de la situación, las palabras de Mean eran reconfortante.

Mew no recordaba con exactitud como llegaron hasta aquí, su mente se había bloqueado y todo lo que podía ver era el cuerpo de su madre sobre el suelo y una gran mancha de sangre a su alrededor, más los gritos de ese bastardo al ser aprendido por los oficiales de la policía. Vio sus ojos llenos de odio y por primera vez deseó verlo muerto. Él debiera estar aquí debatiéndose entre la vida y la muerte ¿era una mala persona por desearlo?

Tuvo que rogarle a Pavel que se quedará con Gulf, aun cuando él quería estar aquí apoyándolo. Pero no quería dejar solo al menor, al tenía la seguridad que Up lo cuidaria sin dudarlo. Desde que Gulf desperto todo lo que quería era estar con Mew y aunque protestó como un niño, entendía que no debía de ser inconciente y que su salud y la del bebé estaban primero. Por suerte no habían sufrido ningún daño.

─ ¿Familiares de Janis Suppasit?

Escuchar aquella voz fue suficiente para que Mew levantara la vista y se encontrará con el doctor Surat con su típico delantal blanco perfectamente arreglo. Sus gestos eran amables junto con una suave sonrisa.

─ Soy su hijo ─ su voz sono desesperada ─ ¿Ella está bién?

─ La bala apenas rozo el corazón y por suerte pudimos detener la hemorragia a tiempo ─ le explicó el doctor ─ Se encuentra estable, sin embargo sigue inconciente.

─ ¿Puedo pasar a verla?

El doctor asintió y Mew le hizo un gesto a Mean de que se quedara aqui. El corazón se le encogió de solo verla allí, tan pálida sin ese calor en sus mejillas. Su semblante era tranquilo, como si estuviera dormida, sin ser consciente del dolor y la angustia que sentía en su pecho.

Al momento del que el doctor lo dejó solo con ella, tomó su mano con cuidado y se aferró a su tacto. Lloró como un niño pequeño quien estaba a punto de perder lo más parecido en el mundo.

─ ¿Por que lo hiciste? ─ sin embargo sabía que ella no le responderia como quería ─ No vuelvas a exponer tu vida así. Lo siento tanto, sé que te lastime con mis palabras.

Lo único que le reconfortaba era saber que de alguna manera ella podía escucharlo.

Una mano suave tocaba su mejilla lo que le hizo arrugar las cejas más que molesto por despertarlo. Los rayos del sol estraban por la ventana lo que le indicaba que ya era otro día. El sueño de disipó en el momento que vio el rostro de su madre viéndolo como cuando era un niño y ella venía a despertarlo para el desayuno. Su sonrisa era tan brillante y el color de sus mejillas optaron de nuevo su singular color.

 Dentro De Ti (MewGulf) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora