Eras como el otoño.
Efímero, placentero.
Solo podía contemplarte,
sentirte,
disfrutarte por un instante.
El mismo tiempo
que tardabas en arrancar
hasta la última hoja
de aquellos cerezos.
Y, maldita sea,
yo era como la primavera.
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Querida Luna
PoesiaHasta tú, querida Luna, que tienes el poder de hipnotizar a cualquier alma perdida con tan solo mirarle a los ojos; hasta tú tienes tus propios cráteres.
Otoño.
Eras como el otoño.
Efímero, placentero.
Solo podía contemplarte,
sentirte,
disfrutarte por un instante.
El mismo tiempo
que tardabas en arrancar
hasta la última hoja
de aquellos cerezos.
Y, maldita sea,
yo era como la primavera.