Las ramas de los árboles bailaban al compás del viento, éstas encontrándose casi deshabitadas de hojas, pues el otoño arrasó con cada una de ellas, llevándoselas a todas. Aquellas se encontraban esparcidas en el suelo, adornando con sus tonos marrones. Y otras, en cambio, era como si fuesen el lienzo de un pincel sin dueño, estando pintadas con éste de manera uniforme, manchadas de tonos más claros, verdes y amarillos por todos los lugares. Algunas con unos tonos que parecían ser un precioso bordó en ellas.
Y sentado en una banca de madera color marrón claro, con una campera gris y unos cálidos pantalones de algodón adornando y cubriendo su cuerpo de la baja temepratura de aquel día, estaba Erick, con la mirada puesta sobre aquellas hojas, intercalándola hacia el casi inexistente pasto verde.
Sus manos reposando tranquilas en sus muslos, su espalda haciéndolo también contra el respaldo del asiento. Su postura era tan tranquila. Se encontraba esperando, tan paciente. Se entretenía con lo que podía ver a su alrededor, sin embargo, cada persona que podía verlo, sentía que al hacerlo una ola de paz las atacaba de inmediato.
Pero sin ser conciente de aquello, el de ojos verdes veía como el paisaje a su alrededor parecía volverse a cada minuto más bello aún, reflejando en su rostro lo encantado que se sentía con ello.
Habían bastantes personas ese día, algunas paseando a sus perros o con niños divirtiéndose y explorando el lugar. Mientras que otras, disfrutaban de un día agradable en soledad, o con alguna que otra compañía. Y ciertamente, él estaba en el grupo de las últimas.
Su hombro fue tocado con unos leves y pequeños movimiento de unos dedos, por lo que dio media vuelta, encontrándose con aquellos suaves rulos y una hermosa sonrisa, pertenecientes al joven que había estado esperando hasta ahora. Éste, con dos cafés en sus manos le sonreía de la manera en la que sus ojos se volvían dos bonitas y tiernas líneas.
Un suspiro casi se le escapa de los labios a Erick. Estaba tan enamorado.
Sonriendo también en agradecimiento, el menor tomó uno de los vasos que se le era extendido por el joven de rulos. Este dando después unos cuantos pasos hasta poder sentarse a su lado.
"El día está muy bonito hoy". Comentó el de mayor edad, con la vista puesta en el frente. De su boca escapando cantidades de vaho a la hora de hablar, pues la temperatura ese día era bastante baja.
"Lo está". Concordó mientras asentía. La diferencia en como mantenían la conversación entre ellos era que el menor había contestado mientras miraba al mayor.
Y no supo si, con lo dicho, realmente se estaba refiriendo al día o al chico sentado junto a él.
Tomó un sorbo entonces del líquido dentro del vaso, sintiendo como éste al pasar por su garganta calentaba de alguna forma todo a su paso. Mientras que el vaso se encargaba de entregarle calidez a sus manos frías.
Observó hacia el frente y pudo ver como el río que ahí se encontraba, estaba calmado. Los ganzos que nadaban juntos de vez en cuando de acá para allá eran lo único que irrumpía aquella tranquilidad, pero le daban un toque lindo al lugar.
"¿Cómo ha estado tu madre?". Preguntó el mayor esta vez, volteando a verlo con el interés y preocupación reflejados en sus ojos. Y Erick sintió un calorcito albergarse en su pecho, pues el ver la reacción que tenía Joel sobre la mayor era conmovedor de alguna forma.
Podía notar, en base a la relación que los otros dos compartían, que eran muy especiales el uno para el otro. Se alegraba porque fueran tan unidos. Podía entender la preocupación que Joel se encargaba de demostrar cada vez que mencionaban a su madre.
"Sigue en el hospital, pero ha llevado bastante bien el tratamiento". Asintiendo y con una pequeña sonrisa en su rostro, Joel contestó.
"Me alegra mucho saberlo. Pero sabes que cuentan conmigo para lo que necesiten".
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Admiring in autumn. | Joerick One-shot.
Historia CortaSería poco decir que Joel estaría presente en cada situación de su vida. Sería poco decir que con cada mirada que cruzaban, su pobre corazón palpitaba desbocado dentro de su pecho. Sería poco decir que su amor era tan puro que cuando podían comparti...