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(Pequeña nota de la autora)

Como vieron en el primer capítulo, a Byulyi la maltrataron muchísimo.

Esto es debido a que en el universo del omegaverse, una fracción de los alfas considera que los omega solo sirven para servirles, tener crías y satisfacerlos de manera sexual.

Por supuesto que la mayoría no es así en absoluto,  y lo podrán ver a lo largo de la fanfic.~


***


El día había amanecido soleado, solo unas cuantas nubes surcaban el celeste intenso de la mañana. Los rayos del sol caían sobre la desnuda espalda de Yongsun, quien pronto sintió el cálido resplandor en su piel, por lo que se giró para levantarse, cerrar las cortinas a prueba de luz y dormir nuevamente.Pero al parecer, la vida se oponía a que la joven siguiera en lo suyo, puesto que recibió dos llamadas de su hermana mayor, además de algunos mensajes de sus padres y el anuncio de la persona que paseaba a su perrita de que ya no podría hacerlo por motivos médicos.


— Por la diosa...

Susurró molesta, levantándose de la cama para ir a darse una ducha rápida. Luego de eso, se secó el cabello, se vistió con un simple conjunto de shorts y musculosa deportiva en blanco y negro, sus zapatillas para caminar y llamó a quién era prácticamente su hija.

— ¡Yongkeey! ¡Yongkeey!

Una hermosa perrita de color blanco con partes de marrón claro en su cabeza corrió hacia su dirección, resbalándose un poco en el brillante piso de mármol que había en el apartamento. Movía incesantemente su cola de la felicidad , ya que sabía que irían de paseo al ver a la mujer sostener entre sus manos el arnés y correa que usaba cuando estaban fuera de casa.

— Ven, pequeña. Vamos a dar una vuelta.

Con el equipamiento ya puesto en el cuerpo de su mascota, salieron del departamento donde ambas vivían, llevándola hasta el parque más cercano, el World Cup Park. Este contaba con un área especial para perros, por lo que cuando se iban acercando hacia ese lugar, Yongkeey tiraba de la correa para que Yongsun caminara más rápido. Incluso daba saltitos, a la par que gruñía y jadeaba ansiosa de llegar.

La mujer tomó asiento en una de los bancos del lugar, dejando a Yongkeey jugar en aquella área cerrada especial para perros, no sin antes acomodar su collar, quitar su arnés, su correa y ajustar la placa que contenía los datos de la mascota.Cada tanto observaba sin mucha concentración hacia donde estaba su mascota, pensando en llamar a sus padres; lo que terminó haciendo casi de inmediato.

— Aló... Papá, ¿me escuchas bien?

Dijo con una sonrisa empezando a hablar con el de inmediato, tocando distintos tópicos. Por más que no se vieran siempre, eran grandes amigos y cuando se juntaban, podían estar horas juntos sin aburrirse.

— Mi querida Yongsun, ¿cuándo vendrás a ver a tus viejos padres?

Preguntó el hombre al teléfono en un cálido tono de voz, mientras que la joven miraba hacia un punto fijo en el piso y evadía aquella pregunta de su padre. Le era difícil mantener contacto físico con ellos, sobre todo por meterse mucho en su trabajo, además de estar soltera aún.De una alfa como ella se esperaba que ya al menos tuviera a algún omega en su mira o con una marca y estando ya en unión.

Pasó la mano por su pelo, acomodándolo suavemente y suspiró hondamente, volviendo a concentrarse en la conversación. La presión por conseguir omega le perseguía constantemente por parte de sus conocidos. Su familia tampoco ayudaba en ello, si no que la alentaban a traer un o una omega a la familia Kim y agrandarla con cachorros.

⤖       refugio (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora