CAPÍTULO I

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Lunes 14 de septiembre

Hoy es un buen día, hace sol, la calle en la que está mi casa está limpia, no hay molestas hojas por el suelo, todo está en orden. Me gusta. Yendo hacia el instituto me topo con varias en el autobús que van hacia el instituto de fuera de la ciudad, mucho más a las afueras que nosotros. Van vestidos de cualquier manera, una cosa es que no tengas tiempo por la mañana y otra muy diferente es que ni siquiera te molestes en mirar lo que te pones. Lo encuentro una gran falta de respeto para las personas que les rodea. Y sé que habrá gente que no esté de acuerdo con lo que diga pero cada uno tiene derecho a tener su propia opinión.

Todos eran como payasos… Vestidos con ropas de muchos colores, o algunos todos de negro, con el pelo de colores la mayoría, ¿nadie entendía lo que era mirar por los demás? Seguro que solo iban al instituto por obligación, no me creo que sea para aprender algo.

Estuve observándolos un largo rato, hasta llegar a mi parada, y solo reían, en un autobús. Es un espacio público, no creo que se deba de hablar tan alto… De pronto, una mano tocó sin querer mi mano derecha que estaba cogida a un asiento del autobús ya que siempre había mucha gente por la mañana. Me giré sorprendida, era un chico del otro instituto, bastante vulgar, pero no estaba del todo mal. Tenía esa horrible cresta que muchos llevaban, pero él la llevaba teñida de diferentes colores, todos los colores que tenía el arcoíris los había absorbido su pelo. Era mucho más alto que yo, estaba en buena forma. Seguro que tenía una novia muy mona, bueno, dentro de lo que cabe.

El chico, muy amablemente, se disculpó:

-Perdón, señorita. No pretendía asustarla ni tocarle la mano por error, le pido disculpas – dijo el chico agachando la cabeza.

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He estado pensando todo el día en ese chico, no aparentaba lo que era… Me sorprendió muchísimo, ¿sería él diferente? A la vuelta en autobús estuve mirando todo el rato por todo el autobús, y muy atenta a ver si subía alguien diferente, pero nada. Ese chico no estaba. Por las tardes había menos gente, quizá él iba andando o tenía algún asunto… Preocuparme por una cosa así es una tontería.

Pero, andando hacia casa, vi unas sombras al final de la calle. Estaba oscuro, podría ser cualquier otra persona, pero yo tenía la idea de que podía ser él. Me fijé en el contorno, llevaba una cresta, podría ser él… Una posibilidad entre muchas, pero una posibilidad. Él estaba con otra persona, se veía dos contornos. Pero, el otro sujeto era muy grande, seguramente le iban las chicas grandes… Era perder el tiempo, con lo poca cosa que soy yo… Decidí entrar en casa, cenar rápido y subir a mi habitación y dejar de darle vueltas al tema. Y así hice. 

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⏰ Última actualización: Mar 23, 2015 ⏰

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