La presión de una gran familia lo estaba consumiendo, siendo un doncel hacia su situación aún peor, su madre se lo dijo, ella no lo obligaría, al igual que su tío, pero su tía, esa mujer fría y malvada haría todo para que se casara, no importaba si...
Habían logrado escapar por otra ruta, no fue la mejor ruta, habían pasado por diversos lugares, muchos de ellos estaban inhóspitos, Ymir le comentó que antes habían sido grandes ciudades o coloridas aldeas, pero todas habían sido arrasadas por la Bestia de Maravilla, la bestia de la profecía. Decidieron dejar de hablar de eso y observar su alrededor, habían entrado a un bosque, el Bosque Amarillo o así lo llamaba ella. Era hermoso, árboles con flores u hojas amarillas, los suelos estaban cubiertos por esas hojillas que se desprendían, habían arbustos y flores, era el sendero más bonito que jamás haya visto, todo era amarillo.
-¿Dónde estamos?. – preguntó en susurros que Ymir alcanzo a escuchar. La chica aclaró su garganta un poco y le dijo: -¡Bienvenido a Maravilla!. – exclamó alegré.
Observo el lugar, dando vueltas en su sitio, admirando esa belleza.
-Este es la entrada a la ciudad, Maravilla es el centro de todo este territorio.
-Es un lugar muy bonito.
-Sí, lo es. Mi hogar está al otro lado del río, esta parte del bosque es la más pacífica por ahora, aunque es la menos habitada ya que muchos guardias suelen rondar seguidamente por aquí.. - su voz se escuchó melancólica. -Después de que la Reina Blanca fuera despojada del trono, muchos debieron esconderse o aceptar estar bajo las órdenes del Imperio Rojo, pero no te traje para contarte una historia triste. – siguieron avanzando por un pequeño sendero.
El lugar era hermoso, eso lo admitía, entre más veía más le encantaba.
-Vamos, si seguimos a este paso probablemente lleguemos a la hora indicada. – explicó la pecosa. Levi asintió no muy convencido, le estaba gustando lo que veía, pero habían muchas cosas que le molestaban también. Su rostro se arrugó, su brazo le ardía horrible, opacando las punzadas de su mano, esa era una quemadura grande que le dejaría una gran cicatriz. Rasgó una de las mangas de su ropa, y la ató en su brazo, tal vez así el dolor menguaría un poco.
-Debemos ir con el sombrerero y cerciorarnos de que la Reina no se haya enterado de que estás aquí. – dijo con su vista puesta en su reloj de bolsillo.
Siguieron caminando, perdiéndose entre un sendero oculto entre los árboles, cruzando riachuelos y puentes deteriorados. La castaña le contó un poco sobre la historia de ese lugar y una que otra cosa de su infancia, demostrando cuan triste estaba por la perdida de casi el 80% de su hogar, pero aún a pesar de todo, tenía esperanza de recuperarlo.
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Levi no se percato de cuando el bonito bosque mágico paso de lado y se pudo divisar el gran e inmenso mar.
Vivía a escasos kilómetros del mar, pero siempre le sorprendía, era una maravilla a sus ojos, tan basto, grande, un misterio tan hermoso y arrasador, le gustaba mucho. Habían caminado al puerto donde había un restaurante de mariscos, era el Mare Turchese, un restaurante muy famoso. Justo a los lados habían barcos listos para zarpar, estuvo tentado a subir a uno, los barcos le gustaban, no por nada quería subirse al navío de su tío, el Liberty.
