Capítulo 1

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Como siempre, la rutina de todos los días ; Me levanto y me dirijo al baño. Abro el grifo y junto algo de agua en mis manos, para luego arrojarla en mi rostro, tratando de espantar el sueño. Al levantar la cabeza veo mi rostro en el espejo. Pelo poco largo y despeinado en su totalidad, ligera barba tres días y ojos verdes, casi amarillentos.

Junto un poco más de agua y lo lanzo a mi cabello, para luego ir peinándolo con mi mano. Una vez salgo, me voy a por una muda de ropa, una simple camisa verde y pantalones holgados de color negro era suficiente. Ya vestido, recojo mi teléfono y me voy a la habitación de al lado donde encuentro a mi hermano aun dormido. Su alarma estaba apagada. Típico de él. Solo me acerco y de manera totalmente desconsiderada, tapo su nariz con mis dedos. En cuestión de segundos, abre los ojos y toma aire, sentándose lentamente.

–Ya era hora, bobo. Ven, tienes que ir a la escuela –Le doy un buen golpe en su hombro y me doy vuelta antes de escuchar su queja, dirigiéndome a la salida.

Una vez fuera, voy caminando a la cocina y abro la nevera. Tomo unos huevos y enciendo la sartén, para preparar unos huevos fritos. En ese instante, mi hermano bajo por las escaleras, aun con su pijama puesto y frotándose el ojo.

–Buenos días, bobo– Dijo mientras se acariciaba el hombro con cierta molestia.

–Buenos días. ¿Quieres tus huevos fritos o revueltos? –

Mientras se iba a el baño, solo me gritó “¡Fritos!”, o al menos, es lo que llegue a escuchar. Simplemente seguí centrado en lo mío, poniendo sal al huevo, que luego de unos minutos se termina de cocinar, lo coloco en un plato y lo dejo en la mesa.

–¡Hermano, tu comida está en la mesa! –

Me dirigí directo a la cafetera y esperé a que estuviera listo. En cuanto agarré la taza, una ligera jaqueca me golpea. Cierro los ojos del disgusto y coloco mi mano en mi frente, para que luego sentirme algo incómodo, como si mis hombros pesaran. Solo sacudí la cabeza, pensando que se irá luego de un tiempo. Me serví el café y comencé a tomarlo mientras iba hacia la puerta de salida.

Me detengo en seco a unos pasos de la puerta y me doy vuelta –¡Sera mejor que ahora si vayas a la escuela! ¡O cuando regrese te las veras con mamá! –.

Después de salir de mi hogar, caminé en dirección a la parada de autobuses, pero en el camino mi cabeza comenzó a matarme, como si me hubieran golpeado en la nuca con un martillo y mi cráneo se estuviera partiendo al medio. Consideré dejar esto de lado y llamarle a el trabajo para decirle que no asistiría, pero luego de unos segundos solo desapareció. Lo noté raro, y conveniente, sinceramente iba a darme vuelta, pero justo me choqué con un hombre, sin nada en particular. Lo miré un segundo antes de volver a caminar hacia mi casa, pero igual había algo raro, algo… Mi curiosidad me decía que algo no estaba bien hoy. Me detuve y miré a mi alrededor, algo simplemente no se sentía bien.

Tome aire y simplemente trate de relajarme, estaba siendo paranoico. Comencé a cruzar la calle, y me empecé a sentir mareado. Comencé a tambalear en el lugar por no sé cuánto tiempo, y cerré los ojos mientras caminaba, tratando de sacar la sensación de mi cabeza, pero entonces.

“¡BOOM!”

Por cruzar la calle sin fijarme, un auto me chocó. Pude sentir un latigazo en mi cuello, mi codo clavarse contra mis costillas, un buen impacto en estas y en mi cadera. Pude escuchar el frenazo, que por la fuerza, me envió rodando por el suelo un par de metros antes detenerme boca abajo. Todo mi cuerpo dolía, tanto que sentía que el dolor me quemaba, especialmente en mi pecho. Pronto entreabro los ojos; me sentía algo falto de aire, ronco como cuando el catarro se atasca en mi garganta, costándome cada vez más esfuerzo respirar.

Nueva vida, Nuevo destino (Remake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora