Capitulo IV

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Mónica I. Maldonado
Es terrible olvidar con los años lo que fuimos, a quien amamos y lo mucho que hemos crecido, aunque creo que en ocasiones, olvidar es la mejor medicina para nuestro roto corazón.
30/09/2021

Capítulo 4

"Buenas noches desolación, ya no quiero nada contigo, no.
Buenas noches y desde hoy, volveré siguiendo otro camino".

Tarareaba Mónica en el transporte público que la llevaría hasta su casa. Desde que salió de la empresa se colocó los audífonos para escuchar música en su celular. Necesitaba disimular un poco, aunque por dentro bailara y brincara eufórica. Caminó algunas calles cantando y al subir al transporte público se puso a tararear.

No podía ocultar su felicidad, algunas personas la veían extrañadas, pues por lo regular la mayoría que usa ese medio de transporte va serio, viendo por la ventana el pasar de las personas y los establecimientos, sumergidos en la rutina.

Pero para Mónica no había sido un día cualquiera, en ese momento no recordaba otro día igual, tal vez cuando nació su hija aunque estaba demasiado dolorida como para sentirse feliz, pero sin duda este día sería uno que jamás olvidaría.

Unas calles antes de su destino bajó del transporte público y al hacerlo dio una vuelta completa haciendo que su falda se extendiera y se moviera con vuelo.

Esa mañana había optado por un pantalón pero después de que Alonso la llamara prefirió cambiarse y usar una de las faldas con tablones más bonitas que tenía, era color verde aqua y contrastaba perfecto con su blusa blanca sin mangas de cuello alto.

Caminó por las calles hacia su casa, la tarde era maravillosa o al menos ella así la percibía. Sacó sus llaves al llegar y abrió la puerta, entró y por fin, ya fuera del escrutinio de la gente, gritó y saltó de felicidad.

—¡Lo logreeee!— grito frente a una caja de madera cuidadosamente colocada en una repisa a un costado de la puerta de entrada— después de tanto esperarlo, lo logré.

—¿Por qué sigues hablándole? Lleva veinte años muerto— dijo de repente una voz desde la sala.

Mónica dio un respingo y sintió cómo su sangre se le iba hasta los talones.

—¡Dios me asustaste! ¿Cómo entraste Norma? Y ¿Porqué estás a oscuras?

—Laura me dejó entrar y no está oscuro, tu vista está acoplada al exterior.

Ambas se quedaron en silencio por unos minutos y como si estuvieran sincronizadas de por vida, gritaron al mismo tiempo y se abrazaron mientras daban saltos.

—Tienes que contarme todo con detalle y si son sucios mucho mejor— solicitó su amiga una vez que se les acabó la energía para seguir saltando y gritando.

—No hay detalles sucios.

—Que lástima, entonces cuéntame todo paso a paso.

—De acuerdo, llegué unos minutos antes, fue casi un milagro, después de que colgamos tardé mucho en escoger que ponerme para reunirme con Alonso — cuenta Mónica sin poder evitar suspirar al decir el nombre del famoso actor.

—Me ignoraste y cortaste la video llamada— reclama su amiga.

—¿En serio? No recuerdo bien, creo que mi mente estaba en otro lugar— se excusa.

—Y por lo visto tus bragas también— se burla Norma— y a todo esto ¿lo viste?

—¡Si! Fue algo maravilloso y caótico a la vez— dice Mónica al referirse a la forma tan atropellada en que se conocieron.

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