Monica I. Maldonado
¿Cuántos suspiros puedo soportar? ¿Cuántas miradas puedo tolerar? ¿Cuánto dolor? ¿Cuánto más sin tu amor?
22/09/2022Capítulo 3
—Es tarde— reclama Alonso mientras golpetea con sus dedos el escritorio, impaciente.
—Aún faltan unos minutos o acaso ¿estás nervioso?— pregunta Oliver para matar el tiempo y tranquilizar a su amigo.
—Por supuesto que no—contesta ceñudo — sabes muy bien que no me gustan las personas que llegan tarde.
Observa el reloj en la pared de su oficina y luego el que lleva en la muñeca.
—Las tres en punto y tu protegida aún no llega— dice mientras estira la mano para tomar el teléfono a un costado de él.
—¿Mi qué?— pregunta Oliver extrañado.
—Crees que no me he dado cuenta que has sido muy condescendiente con esa mujer— marca la extensión de Ofelia pero nadie atiende.
—Solo intento ser mediador entre ustedes dos, quiero cerrar este negocio tanto como tú— se excusa Alonso para evitar reconocer que tiene razón.
—Si fuera cierto me hubieras ahorrado el trabajo desde el principio— al no obtener respuesta de la recepción se levanta de golpe y se encamina a la puerta.
—¿A dónde vas?— pregunta Oliver aunque sabe la respuesta.
—Ofelia no está en su lugar, tal vez esa señora está esperando afuera y yo necesito terminar con esto de una buena vez.
Alonso no lo admitía pero algo dentro de él se sentía raro desde que la escuchó al teléfono hace algunas horas, no estaba nervioso de eso estaba seguro, era algo más, algo más profundo.
—Nunca te había visto tan impaciente, tal vez no fue buena idea que tú le llamaras.
—Si yo la iba a convencer, lo conveniente era que yo hablara con ella directamente— dijo seguro mientras abría la puerta de su oficina y salía a la recepción que estaba justo enfrente, pero al repasar a los que estaban ahí no encontró a quien él se imaginaba, así que se giró para quedar frente a la única persona a quien podía reclamarle en ese momento.
—Esa señora aún no llega, sabes lo mucho que detesto que me hagan esperar.
Oliver intentó advertirle con algunas señales de que no siguiera hablando pero Alonso no captó el mensaje.
—¿Qué tanto tiempo puede tomarle a una vieja amargada estar lista para una junta?, no me importa como luzca, que estoy seguro que muy mal, solo quiero que me de su historia y ya.
Oliver abrió los ojos tanto como pudo para que su amigo se diera cuenta que estaba cometiendo una imprudencia, pero para cuando Alonso entendió las muecas y los gestos que tanto se empeñaba en hacer como advertencia ya era demasiado tarde.
Mónica, que esperaba junto a la puerta de entrada, había escuchado todo lo que la persona que más admiraba en el mundo había dicho de ella.
¿Vieja? ¿amargada? ¿mal vestida?
Pero esas palabras en lugar de bajarle la autoestima hicieron que algo dentro de ella se encendiera, y el monstruo que toda mujer tiene en las entrañas afloró, como hace algún tiempo no lo hacía.
Caminó con paso firme hacia ellos, decidida a plantársele enfrente a ese Vizcaíno y hacerlo tragarse sus palabras, pero del dicho al hecho hay mucho trecho y, como a veces pasa, lo que imaginas en tu cabeza no sale de la mejor manera en la realidad y resulta un desastre.
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¿Me das tu corazón?
RomanceAlonso Vizcaíno, un veterano actor de cine y televisión, necesita volver a tener la fama y el reconocimiento que poseía en sus mejores tiempos, a resuelto con su manager, asistente y amigo Oliver que la mejor manera de volver al éxito es colaborando...