Prisionero

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El caminó sin rumbo alguno, después de varias horas se detuvo al sentir el agua en sus pies, alzó la vista y vio el océano, una sonrisa apareció en su rostro acompañada de aquellas lágrimas que llevan presas meses, se dejó caer sobre sus rodillas y siguió llorando sin miedo alguno, por primera vez era libre de aquellas cadenas que lo ataban, cadenas que lo tenían preso obligándolo a ver el cadáver de sus padres todos los días, al recordar todo lo que vivió los anteriores meses hizo que las lágrimas aumentaran, tenia prohibido llorar o gritar, era castigado si lo hacía pero ahora que era libre ya no tenía que retener nada, podía llorar y gritar cuánto quisiera, pero la pesadilla aún no terminaba

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