Camino de la serpiente de cascabel

Capítulo treinta: Retribución.

Afueras de Konohagakure...

"De aquí en adelante nos dividiremos en un equipo para la diversión y otro para la búsqueda. Lo repasaré una vez más. El equipo de diversión será Shuradou, Chikushoudou, Gakidou. El equipo de búsqueda será Tendou, Ningendou, Jigokudou . Konan, ve con el equipo de búsqueda ".

"Entiendo." Respondió la mujer de cabello azul.

"Konoha ha colocado una barrera esférica que cubre la tierra y el aire alrededor de la aldea". Dolor declaró.

"Entonces, si alguien sin permiso entra en la aldea, será advertido de inmediato". Los ojos de Konan se entrecerraron.

Como de costumbre, Pain no mostró emociones. "Como estaba planeado, enviaremos a Chikushoudou al cielo. Le daremos al enemigo una idea equivocada sobre nuestros números para confundirlos. Espera la invocación de Chikushoudou..."

Konohagakure no sato. Mazmorras de la prisión ...

"¿Unirte a Konoha?" Hinata se rió divertida, mirando al único otro ocupante de la habitación, que estaba atado a una silla.

"¿Seguro Por qué no?" Suigetsu le sonrió. "No es como si tuviera algo mejor que hacer".

"¿Me tomas por tonto?" Hinata miró al prisionero. "Hozuki Suigetsu ... He escuchado rumores sobre ti." La niña se cruzó de brazos. "Dijeron que disfrutas tanto matando que en realidad empezaron a llamarte la segunda venida de Devil Zabuza".

"¡Oh, me halaga que sepas tanto de mí!" La sonrisa de Suigetsu se ensanchó. "¿Qué tal si me cuentas de ti?"

Hinata arqueó una ceja. "¿Perdóneme?"

"Vamos, solo un poquito." Continuó Suigetsu. "Quiero decir, ya me enteré de que eres el Comandante ANBU ..."

"Un asistente en realidad." Corrigió el Hyuga.

"Bueno, pronto será Comandante, no importa." Suigetsu se encogió de hombros. "Realmente no me importa tu rango; quiero conocer a la chica detrás de la máscara." Arqueó las cejas de manera sugerente.

Hinata inclinó la cabeza hacia un lado. "Eres muy franco, ¿sabes? Por no hablar de valiente, por tratar de golpear a tu carcelero cuando estamos discutiendo el asunto de tu vida o tu muerte".

"Oh, vamos, ¿cuál es el problema, Hina?" Preguntó Suigetsu. "¡Quiero decir, dejas que tipos como Kisaragi entren en tus filas! Comparado con él, yo soy ..."

BOFETADA.

"Tranquilo." Interrumpió Hinata, dándole un revés en la cara a Suigetsu. "El servicio de Jin Kisaragi a Konohagakure no sato no es asunto tuyo... ¡Y no me llames Hina!"

"Jejeje..." se rió Suigetsu. "¿Alguien te ha dicho que eres lindo cuando estás enojado?"

Los ojos de Hinata se entrecerraron. "Estás a punto de cruzar una línea muy peligrosa". Dijo peligrosamente, colocando su pie derecho sobre su rodilla izquierda.

"En realidad no. Lo peor que puedes hacer es matarme, y estoy bien con eso". Él le sonrió. "Si me van a ejecutar, quiero que lo hagas".

"¿Por qué?" Preguntó la chica de cabello negro con el ceño fruncido.

"Tranquilo. Porque tu cara será lo último que veré."

"¿Eh?" Hinata odiaba admitirlo, pero se sentía halagada. Desde ese examen de Chuunin hace cuatro años, nadie tuvo el coraje de siquiera hablarle con algún indicio de familiaridad. "Tengo que decir que le envidio las tripas". Dijo, quitando la pierna y poniéndose recta. "Solo dime una cosa, ¿por qué debería apelar a Hokage-sama por tu posible reclutamiento?"