Gracia

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Las personas están rotas, tienen cicatrices, heridas de guerra, pero no cualquier guerra, es la guerra de los sentimientos, las traiciones, las mentiras, el amor, el alma diría yo. No es fácil estar así, hay estrés, hay dudas, hay miedo y mucha, pero mucha ansiedad. En ese momento lo normal sería gritar, estallar en ira o en llanto, sentirse culpable o culpar a alguien más, lo cierto es que muy poca veces (por no decir casi nunca) uno da un abrazo en ese momento.


No le damos un abrazo a alguien cuando nos traiciona, ni cuando nos castigan, mucho menos si nos mienten o engañan. La vida no es fácil, los problemas tampoco, pero que pasaría si en esos momentos de ira, de rabia, de decepción, de dolor, qué pasaría sí en esos momentos en vez de gritar, en vez de alejarnos y en vez de ser unos completos idiotas diéramos un abrazo.


Que alguien te traicione y le des un abrazo, en señal de: No será fácil, no te aseguro ser amable o dulce, lo más probable es que sea un asco de persona contigo, porque siento que fuiste un asco de persona conmigo y te odio, pero te abrazo, porque te quiero y porque sí yo estuviese en tu lugar necesitaría un abrazo que me hiciera sentir que todo está bien aunque eso no fuese cierto.


¿Cómo perdonar a alguien que te castiga y tú piensas que ese castigo es injusto? Lo más lógico sería enojarse por la injusticia o tratar de demostrar que la otra persona se equivoca y por lo tanto no mereces el castigo. Qué sucedería si en lugar de enojarte le dieras un abrazo y le dijeras: No tienes razón y quizás nunca entiendas que yo soy asombrosa y que quizás por una sola vez tengo la razón, pero te abrazo porque te quiero y sinceramente es mejor que gritarte. Por lo menos a mí me hace sentir mejor, no es fácil, pero me hace sentir mejor.


Ahora cuando nos mienten, cuando nos engañan... A mí sinceramente no me interesa el abrazo de una persona que me miente (detesto las mentiras) pero en ese caso, el abrazo no tiene que ser de perdón, no tiene que significar que estás de acuerdo con lo que paso, a veces puede ser: Te quiero, pero me quiero más a mí (Un abrazo de despedida) o quizás un abrazo de: No sé cuanto tarde en perdonarte, no sé cuanto dure mi rabia, pero te voy a abrazar, porque sí esto se va a acabar quiero que el último abrazo sea bueno o quiero recordar lo que significa un abrazo para mí.


Pero hay una cuarta opción de la que no les he hablado y lo voy a hacer ahora, se llama: La culpa es de ambos, tanto tú como la otra persona tienen algo de responsabilidad en lo que paso, ambos tienen la culpa. En ese caso obviamente alguien va a salir lastimado o mejor dicho: Ambos saldrán lastimados. De esos dos siempre hay uno que necesita un abrazo, que necesita no sentirse tan culpable y hay otro que prefiere alejarse, que está enojado y se aleja para no lastimarlo aunque de igual forma lo lastime. Es en ese momento, más que en ningún otro, en donde se necesita un abrazo y se debe decir: No hables, solo abrázame, lo necesito; Una pausa, esto es una pausa sin reproches, sin peleas, solo abrázame, porque indiferentemente sí esto tiene solución o no, sí se acaba o no, necesitó un abrazo y tú también lo necesitas, así que calla y abrázame.


El amor no es fácil, las relaciones (sean amistad o no) tampoco lo son. En lo general convivir con otra persona, confiarle tus secretos o tu vida, no es nada fácil, pero tampoco imposible.


Hoy precisamente escuche una predica (Esto te interesa) en donde hablaban de Justicia, misericordia y bondad (Gracia). Les daré un ejemplo simple:


Sí fueses un adolescente de no sé, 14 años, y te expulsarán del colegio, tus padres podrían reaccionar de distintas maneras:


1) Te juzgarían, te regañarían, estarían furiosos contigo y te gritarían horrores o quizás te aplicarían la ley del hielo porque los decepcionaste (Esto sería justicia).


2) Podrían regañarte, gritarte, pero luego se sentarían contigo y te dirían: ¿Por qué lo hiciste? Yo quiero entender que te pasa y quiero ayudarte, quiero entender en que me equivoque yo como padre porque quizás me equivoque (Esto es misericordia)


3) Simplemente no te regañarían, no te gritarían, no te culparían, solamente harían silencio y te darían un abrazo o quizás te preparen un sándwich, quien sabe, pero lo cierto, es que esto se llama bondad, se llama Gracia. Así como la bondad que tiene Dios de amarte sin importar los pecados, de abrazarte sin importar lo malo que crees has hecho, él está allí dispuesto a abrazarte y a bendecirte.


Pienso, que si nosotros los seres humanos actuáramos en ocasiones con menos justicia, menos misericordia y más bondad, más abrazos, más amor, todo sería tan maravilloso, tan hermoso.

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