Amor propio

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Cuando me miro al espejo surgen muchas preguntas, no son relacionadas con mi físico si acaso era lo que pensaban.


Al verme en el espejo las incógnitas van de aquí a allá, desde: Simplemente mirar la imagen que tengo en frente y decir: Wow, que hermosa soy.


Pasando por esos recuerdos en donde al mirar mi reflejo pensaba en lo que me gustaba o no de mí, como mi nariz, quizás las espinillas, mis dientes o la entradas de mi cabello y ahora al mirarme lo único que ronda mis pensamientos es: No cambiaría absolutamente nada de mí, me amo como soy, me encanta lo que veo en mí.


Inclusive ese momento en el que al verte a la cara no te reconoces, porque eres mejor de lo que antes fuiste, mirarte y decir: No soy la misma chica de antes, la que está frente a mí es una mujer más fuerte y valiente, que supo llorar, que estuvo en demolición, que cayó y se levanto, que aprendió a reír y a contagiar felicidad, que ahora es feliz todos los días de su vida, que cada que puede canta en la ducha o baila bajo la luz de la luna, quien cuando algo no sale como esperaba a veces se enoja, pero otras veces ríe a carcajadas, ella busca ver lo bueno incluso en aquello que no lo parece.


Aún le falta mucho por aprender, queda camino por recorrer, pero lo cierto es, que hoy en día está más cerca de ser quien siempre ha querido ser, cada día se parece más a esa mujer maravillosa en la que siempre soñó convertirse, lo que significa que dentro de poco lo que empezó como una anhelo o un sueño, dejara de serlo para al fin convertirse en realidad. Su realidad.

La Vida Según RíosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora