Capítulo 33. Algún Dia

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El azabache comenzó a llorar, amargamente, Viktor miró a otro lado, tratando de suprimir las ganas de llorar también, no es que fuera orgulloso, es que no quería dudar, no quería dejarse llevar por el momento, era una decisión difícil, pero era lo mejor.

Las lágrimas del omega caían en caudal - lo siento... Lo siento... De verdad lo siento... Solo quiero una oportunidad... Una sola... - decía herido, apretaba sus manos en sus brazos, sintiéndose realmente herido.

- Lo se... Pero no puedo dártela, estoy herido, estoy tan lastimado, que no puedo confiar, no se trata de querer hacerte pagar, ni tampoco intento hacer las cosas aún más difíciles, solo quiero que algún día podamos mirarnos sin sentir que la vida se nos va, solo quiero que en algún momento, podamos pensar en el contrario sin sentir dolor, quiero que crezcas, como ser humano, como persona, quiero que seas la mejor versión de ti mismo, porque yo también quiero serlo, y si en algún momento de nuestras vidas, logramos volver a coincidir, ya no tendremos nada que reprocharnos a la cara, no tendremos odio ni reclamos, entonces quizá, entenderemos que siempre nuestro destino, era estar juntos.

- Dejaste de amarme?.

- Creo que si, creo que olvidé porque te amaba, olvidé todo, se que a tus ojos, ahora soy la peor persona del mundo, pero quizá algún día, entiendas que fue lo mejor.

- Y Giselle?...

- Es mi hija, no voy a dejarla desamparada, quiero verla crecer, quiero que ella conozca el amor en mis brazos, quiero ser su compañero de juegos, quiero ser su papá.

- Jamás te negaría ese derecho... Jamás lo haría.

- Gracias por traerla al mundo, gracias por permitirme estar a su lado, de verdad gracias.

- Te amo Viktor.

- Lo se, y gracias por eso - el azabache asintió, entendía todo bien.

- Puedo darte un último abrazo? - el contrario asintió, el omega lo abrazó con fuerza, se llenó de su aroma, a lo lejos Yuri escuchaba todo, suspiraba, la decisión estaba tomada, debía apoyar a Viktor, debía apoyar a ambos, miraba con pesar al omega, lo veía temblar lleno de tristeza y dolor, algunos amores no están destinados a ser, algunas veces el amor no es suficiente, algunas veces es mejor decir adiós.

Viktor se acercó a cargar a su pequeña, Yuri lo observaba, y decidido le preguntó - estas seguro de esto? - el contrario asintió.

Al día siguiente, miró como todo era acomodado en cajas, Yuuri se llevaba cada una de sus cosas, y su ropa, en ellas no sólo estaban sus cosas personales, también sus sueños e ilusiones de tener a una familia a lado de Viktor, el alfa acariciaba a su pequeña, la abrazaba con amor, rogaba al cielo no haberse equivocado, ya no había vuelta atrás.

Miraba como cada una de las cosas eran metidas al camión de mudanza, habían hablado sobre la pequeña, estaría con cada uno, una semana, ya después verían la forma de acomodarse a sus horarios, Yuuri regresaría al mundo de la moda, el alfa haría lo propio, aun el medio no sabía de su relación, de lo que los unía, todo había sido manejado con hermetismo, así lo habían querido.

Yuuri, acomodó al gato en su caja transportadora, Viktor se quedaría con el perro, esa había sido la resolución, le dio un beso a su pequeña, miró a Viktor y le sonrió, su mirada reflejaba tristeza, una tristeza enorme.

Se subió al carro de mudanza, llevándose todo, dejando a la pequeña en los brazos de su padre, Viktor veía al auto marcharse, y dolía, era realmente doloroso, pero no había opción, recorría la casa, con su bebé en brazos, otra vez estaría solo, otra vez lo había dejado ir, pero sabía que el tiempo pondría todo en su lugar, quizá algún día podría sujetar su mano, sin sentir dolor, quizá algún día, podría estar a su lado, quizá.

Con el tiempo ambos regresaron a sus ocupaciones, aún la prensa preguntaba al azabache por su vida sentimental, aún estaba sin resolver la paternidad de su bebé, a toda costa impedía que vieran a su pequeña, porque inmediatamente sabrían quien era el padre, no era que no quisiera que lo supieran, solo, aun no se sentía listo para hablar del tema.

No había noche que no llorara, ni momento en el que no pasara por su mente el rostro del alfa, pero quizá tenía razón, debía crecer, debía madurar, debía esperar, miraba a Viktor por la televisión, su regreso fue muy esperado, brillaba como siempre, motivos de salud era la razón que se había dado para su desaparición, quizá algún día, pueda decir que lo ama, quizá algún día, el destino les muestre que siempre debieron estar juntos, quizá.

La bebé estaba muy encariñada con papá, apretaba su mano, sus ojos se abrían ansiosos cada que olía su esencia, Yuuri trataba de evitar verlo, llegó a la conclusión de que Yuri sería el intermediario entre los dos, no era que lo odiara, es que verlo dolía, es que mirarlo lo haría actuar estúpido, correr a sus brazos y pedirle que lo amará una vez más, esta vez quería aceptar su decisión.

En cuanto Viktor fue notificado, le dolió, dejaría de verlo por completo, pero sabía que para él omega también debería ser difícil y duro, no quería someterlo a tal tristeza.

Giselle convivía con ambos, era la pequeña que los unía, una pequeña fruto del amor que nació entre los dos, crecer, convertirse en la mejor versión de sí mismos, era una tarea difícil dejar el miedo atrás, sanar, dejar que las heridas dejaran de doler lo era mucho más, pero era necesario.

Yuuri volvió a convivir con Chris, después de todo era su representante, lo había impulsado al mundo de la moda, pero esta vez era distinto, esta vez aquel alfa que fuera su prometido, tenía una nueva relación, un omega que si lo amaba, un omega que no pensaba en alguien más estando con él, Phichit Chulanont.

Las cosas el tiempo las pone en su lugar, así lo había hecho, así lo haría.

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