Cap 2.

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Nada sucedió como Lisa lo había planeado.

Jennie ni siquiera la había mirado, la mujer de treinta y dos años solo se encargaba de prepararle la comida y se pasaba trabajando el resto del día en el despacho de su padre.

Lili estaba demasiado necesitada, no podía vivir con una jodida Diosa Griega que no le prestaba la suficiente atención. Era demasiado para ella.
A veces Lisa solía mover su culito para provocarla; tiraba lápices al suelo y los recogía en una posición muy comprometedora, sabiendo que su faldita se subía y dejaba al descubierto su gordo coñito apretado por las braguitas.

Pero, o Jennie era muy buena fingiendo, o en verdad no le generaba nada.

Lisa puchereó en su cama. ¿Tanto era pedir que Jennie la follara? El simple pensamiento de su gorda polla embistiendo sus agujeritos la hacía lubricar y comenzar a retorcerse como la zorrita que era.

Lisa guió su pequeña mano hasta su coñito, acariciándolo por sobre la tela de sus bragas. Estimuló su clítoris en círculos, mientras imaginaba a Jennie sobre ella.

La mujer era demasiado dominante, Lisa pudo darse cuenta de ello las veces que se portaba mal y con solo una dura mirada por parte suya, ya la tenía temblando como un Chihuahua.
Jennie solía observarla cruzada de brazos, con su oscura mirada fija en cada movimiento que daba, y eso era suficiente para Lisa, que se retorcía en pequeños gemiditos poco audibles.

Entre ambas había una notable tensión sexual, pero aún así Jennie no hacía nada ante todas las insinuaciones de la adolescente.

El otro día Lisa había comido un plátano mientras observaba una película, y había hecho todos los ruidos más sucios que sabía. Se había metido el plátano hasta el fondo de la garganta de una forma obscena, pero la mujer la había ignorado completamente. ¡La había ignorado!. Lisa había gritado contra las almohadas toda la noche, no entendía qué era lo que hacía mal, ¿Acaso no era del tipo de chicas que a Jennie le gustaban?

La pequeña siguió masturbándose, intentado concentrarse solo en el placer que sentía y no darle lugar a los pensamientos negativos.

Lisa comenzó a ir más rápido, moviendo su mano en movimientos descoordinados. Se volteó en la cama, inclinando su culo y gimiendo un poco más fuerte. La pelinegra estrelló la palma de su mano en su culo, pegándose una fuerte bofetada a si misma y gimiendo por el dolor.

Lili hubiera seguido dándose placer a si misma, si no hubiese escuchado unos gemidos demasiado agudos, no muy lejos de su habitación.

Toda la calentura que sentió hace pocos minutos se fue, siendo reemplazada por la curiosidad. Lisa se levantó de la cama, acomodando su faldita y salió de su habitación.

Mientras caminaba por los largos pasillos de la casa, la pelinegra se dio cuenta de que los gemidos provenían del cuarto de Jennie. Lili se acercó de puntillas, procurando no hacer ruido hasta que llegó a la puerta entreabierta de la castaña.

Lisa la abrió solo un poquito más, sabiendo con lo que probablemente se encontraría.

Lo primero que vio fue a una mujer completamente desnuda en la cama. El cabello rubio y largo de la fémina estaba atado en una alta coleta y su cuerpo en cuatro, con el rostro enterrado en las almohadas. Lisa observó con ojitos grandes el gran pene de Jennie.

Lili nunca había visto un pene en la vida real.

La pequeña curiosa observó lo grande y erecto que era, los vellos que en él habían y las venas marcadas. Los testículos eran gordos, y la cabeza de la polla se encontraba roja y goteando pre semen.

Sus ojitos se detuvieron en la pequeña argollita que decoraba la punta de la polla. Lisa observó boquiabierta el piercing, ¡jamás había visto algo así! ¡Ni siquiera en los vídeos de internet!

Definitivamente Jennie era una jodida Diosa griega.

Lili ahogó un jadeo en el fondo de su garganta cuando la castaña golpeó el culo de la chica, que gimió ante la rudeza.

- Perra desesperada. - gruñó Jennie, mientras guiaba su polla descomunal a la vagina rosada y lubricada de la chica.

Jennie embistió dentro de ella con fuerza, y comenzó a molerse con rapidez.

Lili observaba embelesada el gran cuerpo que la mujer se cargaba: unos cuantos tatuajes en su pecho, parte de su cuello y solo unos cuantos en los brazos. Su torso era pequeño pero musculoso, con unas grandes manos, perfectas para abofetear y muslos suaves.

Lisa no pudo evitar sentirse excitada. Joder, era como ver porno en vivo.

Jennie era ruda para follar, se cogía a la chica como si fuera un simple agujero, tirando de su cabello en una coleta y humillándola contra la cama. Lisa se imaginaba a ella misma siendo dominada por aquélla mujer castaña, con su culo alzado a disposición suya, y mordió su labio por el morbo de la situación.

Lisa observó cuando la castaña agarró el culo de la chica con sus manos, estirando sus nalgas en una caliente imagen y embistiendo con fuerza dentro suyo.

- Putita asquerosa.

Jennie salió de su interior, y agarró su pene desde el tronco. La mujer tiró del cabello de la chica, obligándola a que se lleve su pene a la boca, y la ahogó con su verga. Hizo que la mujer chupara sus testículos, pasando su lengua por allí, y tirando de su cabello con fuerza.

- Ohhh... eso es, puta. - gruñó, mientras refregaba su verga por todo su rostro. - cómete mis huevos, vamos.

Lili guió su mano a su coño, comenzando a estimularlo y sintiéndose jodidamente caliente por la imagen. Joder, tenía ganas de entrar al cuarto y dejarse follar por Jennie junto con la chica, ya no le importaba nada.

Jennie embistió como un jodido animal la boca de la chica, hundiendo todo su tronco en la garganta. Mientras la mujer solo se encargaba de gemir y lloriquear, y se vino en una profunda estocada en lo más profundo del agujero.

Lili observó cuando Jennie abrió la boca de la chica llena de semen y escupió dentro de ella. La mujer tragó todo y luego fue empujada contra la cama nuevamente. La castaña se metió entre sus piernas y la folló como una desesperada.

Pero lo que Lisa no sabía, era que Jennie estaba descargando toda la tensión sexual de hace días. La mujer había estado aguantando y controlándose como nunca antes por no follarse a la hija de su amigo.

Se había aguantado todas las provocaciones de la adolescente, viéndolo bajar las escaleras cada mañana con esas falditas de dos centímetros que solía usar, o inclinado en el suelo recogiendo algún lápiz o limpiando alguna mancha, y había tenido que huír al baño en cada ocasión para darse placer a si misma.

Jennie estaba cansada, necesitaba descargarse con un buen coño cuanto antes, tal vez por eso estaba siendo demasiado ruda.

La mayor sacó su pene del agujero y se marturbo rápidamente, viniéndose en largas tiras de semen sobre el abdomen de la chica. Y Lisa lo hizo junto con ella, frotándose en círculos rápidos por sobre sus braguitas de encaje, y mientras observaba el gigantesco pene de la castaña.

El orgasmo azotó el pequeño cuerpo de la pelinegra en espasmos, quien se sujetó con fuerza de la pared, sin poder controlar los temblores en su cuerpito. Y huyó hacia su habitación lo más pronto posible cuando la chica comenzó a vestirse.

Lisa no pudo dormir aquella noche, recordando el gordo pene de la castaña y lo gigante que era. Se masturbó una vez más, con aquella tira de bolitas que tenía, y se metió su consolador más grande en la boca, ahogandose con él, e imaginando que era la polla de la castaña.

Lili se prometió que haría lo que fuera por probar ese gordo pene.

Lo que fuera.

⌗ Daddy's Friends | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora