Boleto

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Para estar residiendo en la gran manzana, Steve había logrado un estilo de vida que él mismo presumía como tranquilo: Impartía clases de arte por la mañana y las tardes eran totalmente libres para sus pasatiempos. 

Pero esa amenidad se había visto interrumpida meses atrás, cuando su amigo el Sargento James Barnes, había solicitado su baja en el Regimiento de Infantería.  Bucky había regresado a su vida civil tras su misión en Corea, y aunque las primeras semanas se preocupó por él al notarlo demasiado decaído, de pronto el hombre había comenzado a salir a divertirse como si no hubiera mañana.

Era un comportamiento extraño, no lo negaba.  Pero tener de vuelta al amigo inquieto que iba a bailar casi todas las noches realmente no era un problema. 

No, pensó Steve.  Sino fuera porque en cada una de sus salidas insistía en arrastrarlo con él.  Y esa tarde, cuándo escuchó el timbre de su puerta, supo que James estaba ahí nuevamente para intentar lograr el atraco de esa noche.

– No, Buck. – Anticipó la respuesta apenas y abrió la puerta, dejando pasar al de cabello oscuro qué seguramente ya preparaba un argumento en su cabeza.

Pero esa replica no llegó.  El rubio alzó una ceja, sin embargo lo entendió rápido cuando su amigo le mostró un par de boletos entre los dedos en lugar de soltar una palabra.

– Oh, no.  Lo siento hermano, aunque ya hayas reservado no me harás salir hoy.  Necesito descansar, tengo evaluación mañana, en la primera hora.

– Punk ¿No estás viendo bien? – Bucky parecía ofendido, incluso había agitado los boletos a centímetros de su rostro.  Algo dramático bajo la mirada de Steve. – Es Flamant Bleu. ¡El mejor Night Club de todo Nueva York! Es tan exclusivo que aún no puedo creer que tenga estos bebés entre mis manos.

La sonrisa de James se había pintado al visualizar de nuevo las reservaciones y Steve sólo lo observó raro.

– Ni me mires así, ni siquiera es para hoy.  Sólo tú puedes pensarlo cuando estamos en el  ombligo de la semana. – Acarició los boletos como si los consolara por el error de Steve y continuó.– Flamant Bleu solo tiene reservaciones para dos eventos abiertos al mes.  Por lo general es su dueño quien lo usa de forma privada.  Pero las chicas son tan hermosas y el espectáculo tan excéntrico que siempre se agotan rápido las reservaciones.  Aún para los que tienen billetes, es difícil conseguir un lugar.  Escuché también que incluso cada show es único e irrepetible.

– Ajá. ¿Y de dónde has conseguido para las reservaciones si es que son tan caras y "exclusivas"? – El rubio hizo comillas con ambas manos, restándole credibilidad a la fama del lugar.  A decir verdad, era la primera vez que escuchaba ese nombre.

– Digamos que fue una recompensa.

Steve afiló la mirada y Bucky suspiró, fastidiado, cruzándose de brazos.

– Vamos, punk. Que el hombre al que le hago trabajos, me los ha dado. – Se dejó caer sobre el sofá y guardó las reservaciones en el mismo sobre que las había recibido.

– ¿El Científico?

– Justo él. No sé cómo hizo realmente para conseguirlas, pero me dijo que lo tomara como un "pequeño obsequio".  Y vaya que pequeño no es. – Se encargó de dejarlo en claro y después se mordió la punta de la lengua que se asomaba en medio de una sonrisa.–   Sino es por qué en una ocasión lo ví con una mujer, juraría que le gusto.– Agregó con sorna y Steve le reprobó negando con la sien pero con una sonrisa en los labios también. James era demasiado vanidoso.

– O tal vez fue porque los compró y se arrepintió de ir.  O tenía cosas más importantes que hacer.

– Sólo dijo que no estaba de ánimos.  – Hizo una pausa al recordar. 

Sueño DoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora