Por amor a la familia 3

2.1K 20 1
                                    

Día tres

Hasta el día de ayer, los días habían sido emocionantes, dentro de lo normal, pero a partir de este día, las cosas tomaron un rumbo diferente, quizá porque me confié demasiado, quizá porque la vida quería darme una lección, no lo sé. Desperté muy temprano y emocionada, la sensación del baby doll me despertó, era delicioso, me levante y me toque mi cuerpo, recorrí mi silueta, me levante y camine coquetamente al baño, me senté como si fuera una mujer, hasta eso disfruté. Salí y me quite el baby doll y el brassiere, veía las marcas que este había dejado en mi cuerpo, me gustaba estar vestida así, no quería volver a la realidad, pero tenía que cumplir con mis labores, aunque… Por qué no hacer ambas cosas? Me di un baño rápido y fui a la recamara de mis primas, cada vez que lo veía era más un desastre y sentía más culpa por procastinar la limpieza del lugar, me dirigí al maravilloso cajón de la ropa interior y tome unas panties nuevas, entonces pensé que si estaría todo el día con ellas, estaría todo el día excitada, por lo tanto estaría mojándome todo el tiempo, así que fui a su baño, abrí el mueblecito y saque una toalla femenina, la coloque en las panties y me las puse, otra nueva sensación. Fui nuevamente hacia el mueble “del tesoro” y busque entre las prendas de mi prima chica, me puse un bra de ella, ya que sus senos no eran tan grandes y me dirigí a mi recamara, encima de esa hermosa ropa femenina, me vestí con mi ropa normal de hombre, sin embargo, aunque el bra era pequeño, si hacía notar unos pequeños montecitos en mi cuerpo, así que me puse una sudadera y salí a la escuela. Era maravilloso andar así por la calle, solo yo sabía lo que había bajo mi ropa, y nadie se percataba de eso, en la escuela me imaginaba que era una chica, sentía de vez en cuando la incomodidad del brassiere, pero no podía acomodarlo, pero esa incomodidad era placentera, era un recordatorio de que ahí estaba algo que “no debería estar”, me provocaba mucho morbo. Incluso cuando fui al baño, a pesar de que siempre tuve una extraña repulsión a sentarme en los baños de ahí, lo hice tal como una chica tenía que hacerlo. Cuando lo hice, aproveche para checar mi toalla, que efectivamente, estaba totalmente llena de ese líquido que sale del pene cuando hay excitación. Toda esa mañana fue extraña, un choque de emociones, ya no era yo, mi mente estaba totalmente en otra parte, en un viaje del que no quería regresar. Regrese a la casa como si fuera la dueña, avente mi mochila sobre el sillón de la sala y subí directo a la recamara de las chicas, quite mi “disfraz” de hombre y comencé a buscar algo que ponerme, como iba llegando de la escuela, quise buscar algo ligero, una blusita de tirantes y una falda muy ligera, tableada con mucho vuelo, fui a mi recamara por la peluca que había quedado ahí el día anterior y me la puse, tome los zapatos de mi tía y me dirigí a su recamara, deje ahí los zapatos y tome otras sandalias de tacón corrido, muy playeras pero bonitas.

Estaba totalmente vestida cuando escucho que tocaban el timbre de la puerta fuertemente, me asusté mucho, quizá nuevamente la paranoia; dejaron de tocar y baje despacio para no hacer ruido con los tacones, me asome entre las cortinas para ver si había alguien, pero ya no había nadie, entonces, suena mi celular que estaba dentro de la mochila, la abro rápidamente, pero no alcanzo a contestar, en la pantalla dice 7 llamadas perdidas, no lo había escuchado por estar en mi mundo, además de que todo ese tiempo estuvo dentro de la mochila en la entrada de la casa. Veo las llamadas, todas eran de mi padre. Le devuelvo la llamada y me contesta algo molesto, me reclama porque no le conteste el teléfono, yo le digo que no lo tenía a la mano, me dice entonces que estuvo tocando y nadie le abrió la puerta, pero que oía mi teléfono sonar dentro, yo me quede congelada, no sabía que responderle, le pregunte que donde estaba, a lo que me dijo: “ya me había ido, pero ya me di la vuelta, voy caminando rumbo a la casa, ábreme, ya estoy en la esquina” La adrenalina fluyo en todo mi cuerpo, sentí sudar en frio, creo que me puse pálida. estaba totalmente vestida, con tacones y peluca y mi papa tocaría la puerta en un instante, no alcanzaría a quitarme toda la ropa, no sabía qué hacer, estaba asustada, corrí hacia el segundo piso, los tacones en los escalones sonaban desmesuradamente, entre a la habitación de las chicas y me quite la peluca y los zapatos, los cuales ni siquiera desabroche y no supe como lo hice, tome mi ropa de hombre al tiempo que me quitaba la blusa, intente quitarme el sostén pero no lo lograba, el miedo y las prisas me volvían torpe, era evidente que no alcanzaría a ponerme mi ropa de hombre, que iba a hacer!!!? Escuche como se abría la reja de la casa (ya que hacía tiempo no le daban mantenimiento y siempre sonaba como puerta de cementerio de película al abrirla) Tocaron la puerta y yo seguía en bra, panties y falda, lo único que se me ocurrió es correr al baño del pasillo y tomar mi bata, la amarre con el cinturón que tiene y entre movimientos malabáricos logre sacar la falda por debajo, arrojándola a un extremo del pasillo, detrás de un mueble. Entonces baje corriendo las escaleras todo nervioso a abrirle a mi papa. Abrí la puerta aun tembloroso, tratando de disimular lo agitado. Al hacerlo, lo vi, triste como siempre, no es enojón, pero ese día se veía algo molesto, me pregunto qué porque no contestaba ni abría, yo estaba temblando y agitado, le dije que estaba en el baño a punto de tomar una ducha y que esa era la causa, a él pareció no importarle, su pregunta, más bien era de protocolo. Yo esperaba que se despidiera y se fuera, pero no lo hacía, parece que quería platicar. Se sentó en la sala y comenzó a hablarme de cosas de su trabajo, situaciones de la casa y, finalmente, su tema favorito, mi madre. Yo estaba asustado, lo oía, mas no lo escuchaba, mi mente estaba en la ropa interior que tenía puesta debajo de la bata y el temor a ser descubierto.

Por amor a la familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora