Capitulo 2

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|•|PRÍNCIPE|•|

Diciembre 1996





Han pasado varios meses desde que me mudé a Shibuya pero no han sido los mejores pues mamá se ha sentido mal de un tiempo para acá.

Tal vez el trabajo la cansa demasiado o simplemente ya es algo hereditario pero se niega a visitar al médico.

No le he contado a nadie sobre nuestro problema por petición de ella misma, no quiere preocupar a nadie.

—¡Hola, T/n!

Uno de mis nuevos amigos me saluda al entrar al salón de clases

—Ken, Buenos días.

Respondo antes de soltar un gran bostezo sentándome a su lado para poner atención a la clase.

Ken Ryuguji, es el chico más respetado de la escuela ya que es muy alto cosa que intimida pero no solo eso sino que también sabe pelear muy bien.

Cuando lo conocí, peleamos juntos contra unos chicos de secundaria que me estaban molestando y de ahí siempre estamos juntos en la escuela.

—¿Has dormido bien, enana?

Niego varias veces mientras tallo mis ojos para que mi vista mejore un poco ya que las lágrimas la tornan borrosa.

—Está empeorando y no quiere ver a un médico. No sé cuánto tiempo más soportará el dolor...

Sin nada que pueda decir para alentarme se pone de pie y me abraza dejando que mi cabeza repose en su pecho mientras me trago las ganas de llorar.

Las clases comienzan impidiendo que pueda seguir pensando en mi madre pero siento un vacío en el estómago que no desaparece incluso si ya he comido algo.

Me las arreglo para sonreír cada que Ken hace algún intento por hacerce sentir mejor pero el que me haga cosquillas, finalmente logra sacar varias carcajadas de mi parte.

—¿Te acompaño a tu casa?

—No es necesario Keny.

—¿Keny? Suena lindo.

Suelto una risita nerviosa antes de sacudir la mano a modo de despedida mientras camino rápidamente para volver a mi casa.

Saludo a las personas del vecindario mientras subo por los escalones hasta mi piso. Ya es algo tarde pero llegó justo para poder ir al Dojo para practicar un poco.

Tardó muy poco en entrar a mi casa para ir corriendo al cuarto de mi mamá, esperando por verla ya mejor. Tiro mis cosas en la sala y me quito la sudadera al tiempo que abro la puerta de su habitación.

—¡Mamá!

Mi cuerpo comienza a temblar de la desesperación por ver su cama llena de sangre, me acerco rápidamente para revisar que siga respirando.

Se mueve un poco llenándome de alivio y me ayuda a darse vuelta para que no se ahogue con su propia sangre.

—¡Necesito una ambulancia!

Solo Eres Tú. (Tokyo Revengers)(TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora