Rutina

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A D V E R T E N C I A: Diferencia de edades entre protagonistas y contenido adulto. Aquellos sensibles a dichas temáticas, recomiendo atentamente abstenerse de seguir esta historia. Agradezco de antemano su comprensión.

Sin mas que decir, disfruten de la lectura.





Al despertarse a la mañana siguiente Leone tomo un baño nuevamente para deshacerse del aroma a alcohol. Hizo su rutina habitual de aseo. Baño, desodorante, afeitarse el vello facial, secar y arreglar sus cabellos, y por supuesto el maquillaje, ese no podía faltar. Se vistió con su uniforme que lo distinguía como guardia del centro comercial y salió en su auto rumbo al lugar.

El día no tuvo nada fuera de lo común, de hecho, lo paso tranquilamente haciendo su ruta habitual subido en su segway, comiendo donas y bebiéndose una malteada de un litro. De hecho, Abbacchio siempre andaba en el segway, ya que le daba pereza caminar.

Para la hora de su descanso, se dirigió al área de comidas y compro ocho piezas de calzone tamaño grande con una bebida de medio litro de coca cola. Se sentó solo a devorar su comida, como siempre. Nunca faltaban las miradas de reojo de civiles al ver a aquel guardia comer demasiado, miradas que pronto desviaban asustados en cuanto Abbacchio levantaba su mirada de su propia comida.

Ciertamente, Leone aún podría enorgullecerse un poco de ser... enorme, en todos los aspectos. Intimidante, por supuesto, aunque no faltaban los jóvenes niños mimados e idiotas que miraban con desprecio a aquel guardia tan gordo, pero que podía espantar fácilmente, y las mujeres jóvenes que miraban sorprendidas y risueñas a hombre tan alto y gordo. Era la desventaja al estar en un centro comercial con tiendas de alta gama, en la mejor zona de Nápoles.

Era un fastidio, pero su mal genio y porte intimidante mantenía a cualquiera bien alejado de él a decir verdad.

Con un día tan tranquilo y hasta aburrido, Abbacchio prácticamente olvido que esa noche tenía planes. De no ser por un mensaje de Risotto, su mejor amigo, no habría recordado que se suponía que ese día iría al gimnasio. Al albino no le quedo más que mascullar una maldición por lo bajo.

La ropa deportiva no le preocupaba, tenía algo en su armario nuevo para usar. Aunque no lo pareciera, a Abbacchio le gustaba ir a comprar ropa nueva de vez en cuando. Aunque fuera un maldito obeso, Abbacchio se vestía bien y cuidaba esa parte de su apariencia. La ropa deportiva en su enorme armario se trataba de conjuntos de marca que compraba, por si algún día se animaba a salir a correr, o quizá por el simple hecho de comprarla. No tenía idea, ciertamente, y no le interesaba encontrar una razón.

Cuando regreso a casa verifico su aroma corporal. El desodorante funcionaba bien. A Abbacchio no le gustaba oler mal, era algo que detestaba. Apenas estaba paseando por su armario buscando la dichosa ropa deportiva cuando su teléfono sonó, anunciando la llegada de un mensaje en whats app.

Obviamente, se trataba de Risotto Nero.

"No podre pasar por ti temprano, a la hora que mencione. Surgió algo en el trabajo que debo arreglar de inmediato" escribió Risotto.

Risotto siempre tan dedicado al trabajo, dicha dedicación le había asegurado un buen puesto con el paso del tiempo y por ende el suficiente dinero para costearle una buena educación a su hijo Ghiaccio, quien actualmente se encontraba en preparatoria, una escuela de renombre, de hecho. Y a pesar de que había tenido épocas difíciles, Abbacchio siempre le había tendido la mano económica y moralmente. La amistad que les unía era de demasiados años, habían pasado por muchas cosas juntos que desde hace bastante ya se consideraban hermanos.

Eros ~Dall'uva dolce al vino inebriante~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora