Parte 2

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Bokuto🦉

Hey Kenma ¿estás ocupado?

No, no lo estoy.

¿Pasa algo?

Sí.

¿Puedo llamarte?

Eh. Si, claro.

Me prepare para recibir la llamada de Bokuto pero me sorprendí cuando vi que pedía una videollamada.

No quería hacerle esperar mucho más así que acepté.

Mi cara se enrojeció cuando vi como Bokuto se ponía la camiseta mientras me daba la espalda.

Ah, Buenas tardes Kenma ¿Cómo estás? 

Eh-eh Bien, supongo. Podría estar mejor.

Mmm, Kenma
¿Puedo pedirte un favor?

Me imaginaba que pediría que no dijera nada sobre lo que pasó hace unas horas.

¿Podrías, por favor, olvidarte de todo lo que pasó?

Su voz era entrecortada y se le pusieron los ojos llorosos.

Lo normal era decir "claro, no diré nada y olvidaré lo que pasó".

No.

Bokuto abrió muchos los ojos y me miró rezando que fuera una broma.

¿Qué? ¿Por qué no?

No pienso olvidar como llorabas de esa forma.
Algo te pasa y no creo que sea por el simple hecho de que Akaashi no la colocó para ti en algún partido de practica en la que siempre acabáis ganando.

No sé porque dije eso. Lo normal era no meterse en sus asuntos y seguir mi monótona vida de jugar videojuegos hasta el día siguiente. Pero no, le estoy obligando a que me de una respuesta.

Y-yo, no. No puedo ¡No!

Empezó a llorar y colgó.

Bravo Kenma, lo has conseguido. Lo has vuelto a estropear.

Mire la hora y me di cuenta que ya era tarde así que me tire en la cama y me dormí nada más cerrar los ojos.

Al día siguiente

Era sábado por la mañana, normalmente Kuroo viene a despertarme y obligarme a entrenar con el pero su familia se fue de viaje y el les acompaña.

Y por primera vez en mi vida no quise quedarme en casa por algo que no sean videojuegos o comida. Por primera vez quise ver a Bokuto a las 6 de la mañana, o a cualquier hora.

Me levanté y con solo dar un paso me arrepentí totalmente de todo, pero tenía que hacerlo, tenía que hablar con el.

Cuando salí de casa me quedé durante unos minutos inmóvil.

¿A donde tenía que ir?

Se dónde vive Bokuto pero no se si estará allí, pero tampoco creo que este entrenado y no es lo suficientemente amigo mío para saber qué lugares frecuenta ir.

Decide ir a su casa y mirar si está allí.

Por el camino pienso que debería decirle para ganarme su confianza y me cuente lo que pasa.

Cuando estuve delante de su puerta y toqué el timbre. Un Bokuto con unas ojeras notorias me abrió la puerta.

Ken-

Déjame entrar.

Ni siquiera espere a que me contestará y entre en su casa.

¿Hay alguien más en tu casa?

No, nunca hay nadie.

Bien, creo. Tenemos que hablar.

Me llevo hasta la sala de estar y me ofreció sentarme. El se sentó en una silla que estaba delante.

Movía la pierna de una manera exagerada. Estaba impaciente de que le dijera algo.

Quiero ayudarte.

¿Eh?

Quiero ayudarte, pero no puedo si no me dices que te pasa. Porfavor, confía en mí y dime. ¿Qué te ocurre?

Parecía que estaba teniendo una pelea interna para ver qué hacer.

Tragó saliva y abrió la boca para decir algo pero de su boca no salían palabras.

Empezó a llorar.

Me acerqué a él totalmente rígido y le puse una mano en el hombro. Solo pude pensar lo mal que se me daba calmar a alguien.

Yo, yo no puedo dejar de sentirme triste. So-sonará  estúpido pero aveces me dan ganas de- de-.

Y volvió a llorar como cuando le encontré en los vestuarios.

Mis ojos ardían. Me daban ganas de llorar con el. Pero no podía. Tenía que mostrar que era fuerte ante él. Aunque ese momento me encogía el corazón.

Me levanté para acercarme a el y le abracé hasta que se calmara.

Tranquilo Bokuto, estoy aquí. Ahora, cuéntame desde el principio.

Pastel De Manzana BokukenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora