Capitulo 4

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El detective

Subí al auto y el hombre que estaba en el volante pisó el acelerador, íbamos por la carretera a toda velocidad, no se el porqué, si no había rastro alguno de los Moretti; Estaba alerta buscando el punto y el tiempo perfecto para poder salir de allí... mientras intentaba trazar un plan no me había dado cuenta de que me quede viendo a uno de los cuatro hombres que estaban en el auto, más específicamente el que tenía una herida de bala.

-que, ¿nunca has visto a un herido de bala?-preguntó el hombre que estaba sentado conmigo en la parte de atrás.

¿Cómo?-pregunté sin despegar la vista de aquel hombre herido; cuando el hombre se dio cuenta que lo miraba él solo se limitó a mirarme con fastidio y poner los ojos en blanco.

-¿nunca has visto a un herido de bala?- repitió la pregunta con un fastidio evidente.

-He visto a más de lo que me gustaría admitir, pero nunca a uno que lloriquea por una herida superficial-dije de manera seca, haciendo que el hombre que estaba herido me viera con el ceño fruncido; sin embargo los tres hombres que me insistieron en que suba al auto se echaron a reír ante tal respuesta, y esto me desconcertó ¿no se supone que deberían defender a su secuaz?

-joder, que falta de empatía, en verdad espero que no seas madre- dijo el hombre que me habìa preguntando intentando de recuperar el aliento.

-¿madre?- pregunté con un poco de sorpresa y fastidio- nunca -le respondí y mi mirada se dirigió a la ventana del auto viendo la carretera; todo volvió a caer en un silencio sepulcral luego de unos minutos.

No era una mujer que me gusta mentir por un punto de vista como este, no me educaron de esa forma, por lo que todo lo que dije era verdad; no estaba en mis planes ser madre, y sí, había visto muchos heridos de bala más de lo que me gustaría.

Pero para entender esto debemos ir un poco atrás; mi madre murió cuando yo tenía apenas 6 años... ¿la razón? Bueno murió a causa de los muchos golpes y heridas que mi "padre" le proporcionó, el mismo que me vendió a una red de trata de infantes de la cual él tenía contactos y no solo eso, si no que era un cliente muy conocido entre ellos...de esa forma matò dos pájaros de un tiro...se deshacía de mí mediante un trato y obtenía dinero a cambio; pero ocurrió un "problema" el camión donde estaba yo y otras niñas que habìan llegado de la misma manera que yo, fue interceptado... o mejor dicho fue volcado hacia fuera de la carretera haciendo que las puertas se abrieran; esto fue provocado por un grupo de personas las cuales nos extendieron la mano a unas pocas de las que estaban ahí y nos sacaron de ahí; pensábamos que era la policía pero al solo sacar unas pocas esa idea se desechó, estas personas resultaron ser parte de una institución que nos terminó acogiendo a ciertas niñas de ese camión y las otras fueron llevadas hacia un orfanato de la zona; está acogida fue de todo menos buena, a pesar de que me brindaron todo conocimiento básico escolar; incluso fui capaz de aprender a la perfección el ruso, el alemán, incluso enseñaron el portugués un idioma que no recuerdo muy bien; me entrenaron, defensa personal, manejo de armas de fuego y armas blancas...me convirtieron en el soldado perfecto, fue un infierno total durante mis primeros 8 años, una experiencia horrible al que ni a mi más grande enemigo se lo desearía; pero era el precio a pagar por darnos un techo sobre nuestras cabezas, comida y ropa. Los años pasaron y me acostumbre a una monotonía tanto que llame a ese lugar mi hogar, hasta que cumplí 18 años que ocurrió un terrible accidente, y tan rápido como entre a ese lugar, asì de rápido se acabo todo... en tan solo 48 horas

--¿Qué hace una chica como tú, en un puerto de carga a esta hora?- preguntó el hombre que estaba conduciendo el auto - digo no pareces policía o una persona mal de la cabeza que le gusten los paseos a media noche dentro de un puerto de carga- dijo en un tono irónico .

Seducida por la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora