Extra.

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Muchos pero muchos años después.

Nos encontramos en una ciudad muy poblada y avanzada, la tecnología había avanzado mucho en los últimos años, tanto así que se podían ver ciertos vehículos que no eran jalados por caballos, automóviles se llamaban. Pero eso no era lo único que había, también habían grandes edificios, no del tamaño de la Torre de Babel aunque eran gigantes como la refinería de piedras mágicas. En fin, en este nuevo mundo, en esta nueva era, la paz reinaba en cada rincón, la vida era próspera y tranquila, un mundo perfecto para vivir, un mundo ideal y feliz.

Caminando por las calles con cierta preocupación en su rostro, había una pequeña niña de cabello dorado. Volteaba a todos lados como si estuviera buscando algo o a alguien. De pronto las lágrimas de impotencia comenzaron a salir por sus pequeños ojos.

Al parecer, estaba perdido.

-Oye pequeño ¿Te encuentras bien?-Preguntó una voz femenina quien se había agachado para estar enfrente suyo.

Ella dejó de llorar y abrió sus ojos ante aquella mujer.

-¿Estás perdido?-Volvió a preguntar.

La niña solo asintió mientras limpiaba sus lágrimas.

-Ya veo, la verdad es que yo también lo estoy, pero puedo ayudarte a buscar a tu madre o padre, estoy segura de que mi Orión me encontrará después, sea donde sea que esté... siempre lo hace-Contestó la peliazul, sonriéndole a la pequeña niña.

Él aceptó la ayuda y su mano fue tomada por ella.

Estaban caminando, preguntándole a varias personas si habían visto a cierta mujer con el mismo color de cabello que ella o a un hombre de cabello negro y gran altura.

Tras una media hora de búsqueda y de preguntas, dos personas detrás de ellos dijeron el nombre de la chica.

-¡Aiz!-

Al parecer su nombre era Aiz, cuando ella reconoció la voz de sus padres, volteó a verlos y sus ojos recuperaron su brillo.

-¡Mamá! ¡Papá!-Gritó Aiz, corriendo en su dirección y lanzándose a abrazarlos.

-Te dije que no te alejaras de tu padre, esta ciudad es muy grande y con una pequeña distracción te puedes perder-Decía la madre con su hija en sus brazos.

-¡Y a ti!-Gritó la mujer.

*pum*

-¡Te dije que no te alejaras de ella! ¡Sabes que es muy distraída!-Agregó, dándole un golpe a su esposo por su irresponsabilidad.

-P-Perdón...-Fue lo único que el hombre pudo decir.

Esto causó gracia a la mujer de cabello azul, quien solo se rió ligeramente, tapando su boca.

-Me alegra saber que ya está con ustedes, cuídenla mucho, es una niña muy obediente, siguió mis instrucciones al pie de la letra-Comentó.

-En serio muchas gracias por su ayuda, estábamos muy preocupados-Dijeron ambos mientras se inclinaban.

-No es nada, no hay problema alguno, es lo que debía hacer-Les respondió al mismo tiempo que pedía que levantaran la cara.

-En fin, ahora soy yo quien debe buscar a alguien, fue un gusto conocerte pequeña Aiz-Agregó, acariciando el cabello de la pelidorada.

La amable mujer se alejó y agitó su mano para despedirse de ellos.

-¡Muchas gracias por ayudarme señorita!-Gritó la niña con una hermosa sonrisa en su rostro.

Ella se fue caminando hasta que una voz la llamó, casi de igual manera que como ocurrió con Aiz y sus padres.

-¡Artemisa!-Gritaron a la distancia.

Cuando ella volteó, se encontró con su amado Orión, un joven de cabello blanco.

-¡Vamos mamá! ¡Otra vez te perdiste!-Le dijeron dos pequeños, un niño y una niña al parecer.

-¡Ya voy!-Respondió Artemisa, corriendo hacia su dirección. (imaginen que el cabello negro del hombre es blanco, el de la niña azul y del niño blanco igual que su padre jaja).

 (imaginen que el cabello negro del hombre es blanco, el de la niña azul y del niño blanco igual que su padre jaja)

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El fin...














Supongamos que los dioses si pueden tener hijos ¿va? Para un final feliz con la hermosa Artemisa.

Espero que les haya gustado este... ¿Mini capítulo?.

Buzón de comentarios.

Vivamos nuestros 10,000 años de amor...[ONE SHOT].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora