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Mientras mi cuerpo se encontraba inerte, similar al de un muerto; mi mente se encontraba viajando a través del tiempo, los días, meses, años y horas, llevándome a un lugar/espacio, en el que nunca hubiese querido volver, ni a vivir, ni recordar. Soñando/viviendo, cuando Dios duerme y cierra su alma, yo sueño/vivo bajo un idioma que no es mío. La noche va girando junto al mar capaz.
- ¡Suéltala! ¡suéltala! - Gritaban una y otra vez mis hermanos y yo, angustiados y con lágrimas corriendo por nuestras caras. En los instantes en los que mi padre tomado de un cinturón, ahorcaba a nuestra madre, con aparentes intenciones de matarla.
Fue un 25 de diciembre, en la madrugada, mientras mis hermanos y yo descansábamos de un día que había sido muy ocupado. Cuando de repente se escucharon unos murmullos:
- Déjame, déjame. No quiero estar contigo, estoy muy agotada ¡ya duérmete! Le decía mi madre a mi padre, para que la dejara en paz.
- ¿Por qué me pegas? Preguntó ella sorprendida. Luego de unos segundos, se escucha como mi padre agarra un objeto y le pega a mi madre en su cara, seguido de un insulto:
- ¡Cállate imbécil! Dijo mi padre, propinando un golpe en la cara de mi madre.
Al escuchar eso, me siento sobre la cama y pregunto: -Ma, ¿está todo bien?
- Sí tranquila hija, todo está bien. Respondió con una voz un poco entre cortada.
Me volví a recostar en mi cama. Cuando de repente escucho:
- ¡Suéltame! ¡No me hagas nada! Gritaba mi madre mientras mi padre tomaba un cinturón y la amenazaba con ahorcarla hasta conseguir matarla.
Mis manos empezaron a temblar, no sabia qué debía hacer, estaba llena de miedo.
Al escuchar los gritos, mis hermanos se despertaron y gritaban:
- ¡Suéltala! ¡suéltala! Papá no le hagas daño a mamá. Vociferaban mientras lloraban.
En frente de nosotros, se encontraba lo que sería quizás, una de las peores imágenes que se puede tener de un padre, al estar pequeño; ese padre que veíamos como nuestro héroe, nuestro pilar, un ser muy influyente en la vida de toda persona. Pero que en realidad; solo era un hombre prepotente, violento, machista, arrogante y deshonesto. Mientras, por otro lado, estaba nuestra madre, un ser que aparentaba ser débil y con miedo hacia nuestro padre, alguien que nos enseñó prácticamente todo, desde nuestro primer día de vida. Una madre amable, cariñosa, amorosa y sobre todo luchadora. Siendo ahorcada por el hombre con quien soñó tener una familia.
Seguían los gritos, las lágrimas, mis hermanos y yo éramos muy pequeños aún, para saber o tener una idea de como controlar o qué hacer en esta situación. Mientras me encontraba llena de angustia y miedo, mi único impulso fue correr hacia donde estaba mi madre y empujar a mi padre. Quien, al darse cuenta de la situación, me recibió con un golpe tan fuerte que hizo que me cayera al suelo.
Qué al pasar unos segundos, con lágrimas en los ojos y con muchísima más fuerza, me levanté y corrí nuevamente donde se encontraban y le mordí una parte de la pierna, mientras mi mamá intentaba quitarse el cinturón del cuello. Hasta que lo logró, y comencé a ver todo en cámara lenta:
Mi madre pateó a mi padre, llevándolo a la pared, y gritándole cantidad de insultos. Hasta llegar al punto de acercarse a él y propinarle muchos golpes.
- ¡Lárgate! ¡lárgate! Grité una y otra vez. ¡Vete de mi casa! ¡déjanos en paz! ¡te odio! Fue lo ultimo que le dije, mientras mis ojos se empapaban de lágrimas y tiraba sus cosas a la calle.
- ¡La casa se les va a venir abajo, porque yo no estoy! … ¡tu madre no va a saber cómo mantenerlos ni va a poder! - Fueron sus últimas palabras antes de irse para siempre.
Mientras veía su imagen desaparecer en la madrugada del 25 de diciembre, lloraba, lloraba de miedo, de tristeza e incluso de satisfacción; era mi padre quien se iba, quien nos dejaba, a quien había botado de su propia casa.
Al regresar donde se encontraba mi mamá, mis hermanos estaban a su alrededor llorando junto a ella. No aguanté más y caí al suelo, envuelta en llanto y temor.
- ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿cómo voy a sostenerlos yo sola a ustedes? Tengo miedo de salir, tú papá es un hombre peligroso. Dijo mi mamá en el instante en que rompió en llanto.
-No lo sé, - respondí - Solo tengo doce años, no tengo las respuestas a todo, pero sé que de alguna forma estaremos bien.
Al transcurrir los días, papá constantemente hacía llamadas a mi mamá y le decía:
- No intentes jugar conmigo, sabes que conozco mucha gente y en cualquier momento en que menos lo esperes, algo malo te va a pasar. ¡Eres una perra! Decía y colgaba
Pasaron un par de días, en los que no volvió a llamar, recuerdo que comíamos una sola vez al día, porque el sueldo de mamá no alcanzaba…
………
Al intentar despertar, esta mañana no puedo sentir mi cuerpo, al parecer puedo escuchar mi mente, pero parece que no hubiera nada alrededor de mí. ¡Ayuda! grito dentro de mí, intentando una y otra vez mover mi cuerpo y poder despertar. Pero, parece que estuviera en un trance porque solo me veo dando vueltas en un fondo negro. Luego de unos segundos siento el respirar de alguien a mí lado, se siente como si fuera alguien que estuviera muy agitado, poco a poco, la iba sintiendo cada vez más cerca. Comencé a tener miedo, estaba a punto de llorar, cuando siento un viento en mi oído, como sí alguien hubiera soplado, no supe qué hacer, mi único impulso fue gritar:
¡Fuera! Una y otra vez. Gritaba sin cesar, con fuerza y miedo a la vez. Luego de tantos gritos, volví a sentir mi cuerpo y desperté, muy agitada y asustada.
Y pensé: hay cosas que no sabía que sentía, hasta que las he vuelto a soñar y me duele más que la primera vez.
¿Qué fue eso? ¿Qué significado tendrá ese sueño? ¿Qué son los sueños? ¿Por qué soñamos? Me pregunté, al volver a tener posesión sobre mi cuerpo.
Tiempo después, mi mente quedó en blanco. ¿Qué está pasando? Me dije a mí misma, al parecer nadie me puede escuchar. ¿Quién podría hacerlo, si yo vivo sola?
Empecé a oír una voz muy profunda y penetrante que decía:
-Los sueños son las claves de las puertas para entrar a nuestro subconsciente, emociones conducidas por diferentes experiencias de nuestras vidas, presentes o pasadas. Son incidencias inesperadas, extrañas visitas, figuras parecidas a ti, muchas veces iguales a ti. En algunos casos es probable comprobar cuándo estamos soñando, se llaman “indicios del sueño” hay muchas formas de comprobarlos. Intenta contar los dedos de tus manos, la interacción física con los objetos se siente extraña, como quitarte una prenda.
¿Quién eres? Pregunté. Precedido de un gran silencio. Que fue interrumpido, nuevamente por esa voz:
En la última etapa del ciclo del sueño, el soñador suele olvidar lo que sueña al despertar, el cerebro envía esos recuerdos a la memoria, a lo profundo de subconsciente desechando la experiencia muy fácil. Los sueños no son reales, solo lo que te hacen sentir lo es.
Sé que aún faltan muchas horas para que acabe el día, qué haré en tanto tiempo, no quiero ir a la escuela, no he realizado mi trabajo de literatura aún, estoy muy cansada y agotada, todo me llena de temor, ya no quiero escuchar las noticias, ni leer el diario, ni soplar la sopa para entibiarla en la garganta, ni mucho menos masticar, ni parpadear, todo me cansa, todo es miedo ahora en mi vida.
No quiero saber nada de mis supuestos amigos, ya tengo unos nuevos, la señora tristeza, es una señora muy agradable, ella siempre me permite acostarme en su regazo mientras soba mi cabello y mis lágrimas caen, ella se ha convertido en mi mejor amiga, nunca me deja sola, o por lo menos, en estos últimos días, ha estado muy presente. Junto con ella están sus dos hijos, los mellizos lágrimas, ellos siempre aparecen con la señora tristeza, en realidad yo a ellos los aborrezco, son muy indecisos y siempre están húmedos.
Quiero volver a mi cama, mi día como de costumbre ha sido un desastre, no hacer nada me deprime, y hacer algo también. Vuelvo a mi cama, para como de costumbre mirar el techo, y esperar la larga noche, y pensar y pensar en nada, hasta que vuelva la estúpida mañana y vivir la misma rutina.
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Un sol tan oscuro como mi alma
Random¿En realidad quieres leer esto? Si has llegado hasta aquí, quiere decir que sí te interesa leer o por lo menos te atrae la idea de leerlo, pues he aquí unas recomendaciones: Si vas a leer esto, no te preocupes, al transcurrir un par de páginas, ya n...