La traición

Prologo

-Te amo...- dije con toda la sinceridad que reuní. Su expresión cambio, y supe que mis palabras hicieron efecto

-Yo también lo hago- dijo con mucha suavidad y sentimiento, me tomo por la cintura y dejo un beso corto y tierno en mis labios- pero no puedo estar contigo.

Sus palabras me dolieron por lo que lo solté y me limpié las lágrimas que no sabía que estaban hasta ahora- entonces, por favor, ya olvídate de mí y déjame tranquila

-Quiero ayudarte- dijo con tristeza y desespero, él sabía que lo decía enserio- por favor...

-No necesito tu ayuda- dije y solté una risa amarga- ni de ti, ni de nadie

Con eso Salí de su piso y corrí en la hermosa lluvia hasta llegar al mismo parque donde una vez disfrutaba tanto de estar, ahora solo lo detestaba por crear bellos momentos con él. Si, amo esos momentos, pero ya me cansé de luchar, de esperar, dios no sabía de donde saqué tanta paciencia, pero pues ahora le toca a él.

Me senté en la banca donde una vez me senté con él y hablamos hasta cansarnos. Vi una figura delante de mí y pensé que era el, pero no.

-hola perra loca- me dijo y sentía miedo, mucho, no sé por qué, pero le tenía miedo y no debería.

-si quieres llamar a la policía pues hazlo- dije con la voz más fría que ni sé de donde saque- ya ni me importa.

-oh pero no quiero que estrés tras las rejas- dijo sonriendo- quiero ver tu sangre derramada en mis manos y así podre estar en paz

Me levante sonriendo dulcemente- escucha hijo de p*ta , ya llevo 4 años viva, y si tengo que robarte a ti un año para yo poder vivir pues lo hare, ya ni me importa tu miserable viva ni la de tu amiguita, puedo asesinarlos si me da la p*ta gana, pero no lo eh echo ya que les permito respirar unos días pero si vuelves a hablarme asi te juro que yo misma la matare y te pondré su cabeza en tu cama para que la veas y tu serás el próximo si ella muere.

Y con eso me fui del parque

Dios hasta a mí me das miedo

Sonreí a mi conciencia

Iris eres una perra loca, pero sabes dar miedo

Que arrogante.