A SU MERCED

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Yeimy: hola- le saludo en cuanto lo vio llegar

Charly: dios, estas más hermosa de lo que pensaba- la alago, mirándole la cara detalladamente

Yeimy: estoy igual- dijo, avergonzada por como charly casi babeaba sobre la mesa

Charly: sabes que? No he podido dejar de pensar en vos- le contó con una sonrisa

Yeimy: si, sobre todo por la noche en la celda- insinuó molesta, haciéndole reír

Yeimy: la doctora dice, que a lo mejor el mes que viene podremos saber el sexo de los bebés... y también podemos montarnos en una nave espacial, y derrotar a Voldemort con nuestras espadas laser...charly!- le gritó cabreada

Charly: que?!- preguntó asustado, separando la vista del pronunciado escote del vestido

Yeimy: no me estás haciendo caso- le reprochó

Charly: claro que si- fingió seguridad, rezando para que no le preguntara nada

Yeimy: te estaba hablando de espadas laser- se quejó de forma exagerada

Charly: insinuas que yo no tengo una espada?- le dijo sonriendo

Yeimy: carlos cruz- le volvió a reprender sería mirando a su alrededor, no quería que nadie escuchara aquello

Charly: de pequeño mi madre me regaló una de esas espadas con luces... que estabas pensando tu princesa?- se hizo el ofendido

Yeimy: bueno ya, deja de mirarme las tetas- le advirtió amenazante

Charly: no es mi culpa que me las pongas en primer plano... están más grandes- dijo con una sonrisa pervertida

Yeimy: son las hormonas, yo no tengo la culpa de que me crezcan, tu sabes el dolor de espalda que tengo?- soltó un suspiro cruzándose de brazos, lo cual fue un error porque lo que hizo fue dejar aún más piel expuesta, haciendo que hasta algunos guardias miraran

Charly: ya no me gustan las hormonas- susurró, echándole una mala mirada a uno de los presos que tenía al lado, quien casi se la comía con la mirada

Yeimy: como te estaba diciendo, el mes que viene se puede saber el sexo de los bebés- le explico, chasqueando los dedos para llamar su atención ya que su vista otra vez estaba en otra parte

Charly: sean lo que sean, los voy a amar con mi vida- contestó seguro, mirando con ternura su pancita

Yeimy: deja de mirarme- le pidió, poniéndose colorada

Charly: porque? Te pongo nerviosa?- la molesto, recorriendo cada centímetro de su cuello con ojos hambrientos

Yeimy: pues yo ya he cumplido, ya nos veremos- se despidió, saliendo de allí a toda prisa con la respiración trabajosa, ya que charly con solo una mirada la ponía a cien

Charly: adiós reinita- susurró entretenido, al verla irse de esa manera

Yeimy: que te pasa yeimy? Solo te ha mirado y ya parece que hayas roto aguas- se reprochó, teniendo que apoyar la espalda en una pared apretando los muslos, mientras su mano agarraba con fuerza en vestido mordiéndose el labio

Su cuerpo lo reclamaba, no podía evitarlo. Con dificultad, se metió en uno de los callejones más apartados, para que la gente no la viera en esas circunstancias

Inconscientemente, su mano comenzó a masajear su punto débil por encima de la ropa, intentando calmar la fuerte presión que sentía

Yeimy: joder- murmuró, soltando un pequeño gemido al imaginarse las fuertes manos de charly acariciandole todo el cuerpo

Sin saber muy bien que hacer, comenzó a subir la tela de su vestido, estaba claro se había vuelto completamente loca. Nunca había hecho eso y menos en un lugar público, pero sabía que ya no había vuelta atrás

Temblando por la fuerte excitación, deslizó sus dedos dentro de su ropa interior, al principio solo masajea la zona un poco nerviosa, hasta que se decidió a introducir uno de sus dedos, sintiendo como una ola de placer la obligaba a curbar la espalda, tapándose la boca con el otro brazo intentando acallar sus gritos

Sus dedos se movían solos dándole a su cuerpo lo que pedía, se había olvidado por completo de su alrededor, sólo podía pensar en cómo el la miraba, la tocaba, la besaba, la mordía, la devoraba

Sintio como algo explotaba en su interior mojando su mano, pero no era suficiente, necesitaba más, tuvo que sujetarse de un hierro que sobresalía del muro para no caer, en cuanto sus movimientos aumentaron la velocidad, sentía como un calor inmenso la golpeaba aumentando la excitación

Se mordió los labios haciéndolos sangrar en el proceso, intentando acallar el segundo orgasmo, sintiendo como la consumía por dentro arrasando todo a su paso

Derrotada, se sentó en el suelo sintiendo sus piernas temblar. No tenía remedio, charly era su perdición, estaba a su merced y aunque no lo admitiera, eso la aterraba y excitaba a partes iguales

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