Capítulo 2. Shy Away

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No huyas
Manifiestas un refugio
cuando quieres huir.
Buscando ese sentimiento
como un te amo
Esas no son palabras.
Twenty One Pilot-Shy Away

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—¿Otra vez? -

Cuestionó levantando una ceja a su supervisor y este con señas le indico varios si.

—Entiendo que es parte de la maya curricular, y entiendo también qué estas ocupado, pero necesito saber -

Dejo salir su cabeza de la pila alborotada, moviendo cajones, cerrando de golpe. Sus cabellos morados pegados a la frente le daban un aspecto aún más cansado.

Carraspeo.

—Mierda de polvo, -sacudio su delantal- Takemichi, al ser un estudiante que entró en un caso especial, dentro de condiciones complicadas y donde a los superiores se les afilio a unas prácticas fuera de la norma, fuiste candidato para ir a la parrilla.

Tomo una carpeta azul, meneandola un poco frente a él mientras dejaba caer su cuerpo en la silla.

—Es una práctica, en lo personal, bastante sencilla, a mí por ser del departamento de vestuario debo hacerlas en dónde se le de la gana al maestro, que generalmente son mierdas.

Apretó la carpeta entre sus manos, saliendo del auditorio al ver como Mitsuya se adentraba nuevamente en rellenar papeles o buscarlos.

Chifuyu no le había dado señales de vida, la debía estar viendo negra con los exámenes finales así que no tendría tiempo de nada más que hablar cuando estuvieran en los dormitorios.

Pensó, entonces en para que reclamaba tanto, no era como si en realidad tuviera algo mejor que hacer. ¿Se iría a casa? ¿Acaso ese estrecho departamento donde las paredes eran tan delgadas y escuchaba pasarla de maravilla a sus vecinos, más jóvenes que él, era un sitio agradable? Escuchar como otros cogen lo hacía sentir miserable.

Más aún, eran mucho más jóvenes que él, y tenían compañía física.

Sus padres con suerte pasaban el tiempo allí, y cuando estaban peleaban, por lo mismo solo optó el derecho a llave para arrancar de las suspensiones de llegar tarde a la hora de cierre en el instituto.

Sus calificaciones no eran la gran maravilla, podría estudiar en ese tiempo libre. Broma.

Afirmado en la barandilla entre la mitad del piso cuatro y tres, miró la ventana hacia quienes almorzaban afuera en grupos.

Los cerezos del campus caían lentamente.

—Hina.

Llegó hasta el siguiente peldaño deteniéndose a media escalera para chequear su horario cuando sintió voces detrás de él al percibir el nerviosismo de andar solo y tener que quedar frente a un grupo. Lamentable.

El pasillo tembló, se agarro instintivamente a sus cosas pensando que debía ser una broma, tenía un montón de papales acumulados en casa y al llegar se toparia con la sorpresita. Pero no.

Un rayo amarillo lo golpeó tirándole lejos, lo siguiente que lo magullo en su vano intento por reaccionar fue un cuaderno que le cayó directo en la cara.

Quedó en negro.

—¿Estás bien? ¡Lo siento mucho! -

Una voz claramente femenina le llamó, seguido de una sensación ¿Suave?

—Vaya que pervertido, si estás bien.

—¡Lo siento! -chillo quitando la mano del ceno de la chica, quien con sus ojos color miel lo interrogaba con la mirada. La mano viajo entonces a su ojo izquierdo, donde aún estaba todo negro y al palpar descubrió la venda.

—El cuaderno mato tu ojo, lo lamento en serio -hizo una reverencia molesta- se supone que somos dos los que nos deberíamos disculpar pero mi hermano..., bueno, no importa. Me disculpo por ambos.

—¿Tú hermano?

—Sí, el fue quien te tiro por los peldaños, y -se sonrojo- yo fui quien facho el golpe y te tiro el cuaderno en la cara a ti.

Takemichi abrió los ojos, por un lado pensó en lo peligroso que fue la acción, y en lo yeta que era por haber sido a él quien le tocó ser participe de una discusión ajena con semejante desenlace.

El nombre de la chica era Emma. Se presentó con él apurada tras mirar su reloj y salir corriendo, nuevamente tirando una disculpa en el aire.

La enfermería no estaba tan mal, no tendría sus últimas clases y podría dormir cómodamente un rato sin escuchar el maestro de calculo de fondo. Además, el ojo podría llegar a ser una excusa perfecta para excusar algún otro percance o atraso.

Una herramienta que serviría más tarde.

Sin embargo a media siesta fue interrumpido por unos gritos en el exterior.

Asustado, se asomo por la ventana topandose con un muchacho lo suficientemente joven como para saber que no iba en el campus, quien estaba rodeado de otros chicos mayores que él. Su cabello plateado se le hizo inquietante.

Pero sin error a equivocarse, sus ojos negros carentes de brillo fueron los que le obligaron a tirarse a la cama. ¿Qué había sido eso?

Era un chico escuálido contra por lo menos 5, los que si no estaba equivocado eran pertenecientes al equipo deportivo de karate. ¿Estaba loco?

Pero aún así, qué eran esas ganas de querer agarrar su cuaderno y buscar un dibujo sobre un cielo en un tejado.

—No es asunto mío -no, no lo es- mis registros deben estar limpios para seguir becado -además estoy semituerto, soy inútil peleando no quiero quedar ciego- y—

Como una bala el vidrio fue trizado al impactar el cuerpo de los matones de antes que, fue brutalmente noqueado. Otro cuerpo le siguió, y otro. Ambos restantes gritaron humillados a la lucha de algo totalmente en vano, porque la consecuencia fue recibir una patata, que a los ojos azules de Takemichi fue una distorsionada escena sublime tipo cámara lenta. Exagerado. No. Fue asombroso.

—Que putad-

—¡Mikey!

Sin poder creerlo, vio a quien antes le hizo saber se llamaba Emma retando al chico de cabellera tan rubia -o incluso más clara, si, lo era- como la de ella. Un momento.

¿Ese chico lo había chocado? ¡¿Él?!

—Como estoy vivo -murmuró para sus adentros, siguiendo el hilo de todo asomado en la ventana quebrada, la idea de que los tipos se levantarán y lo sentenciaran al ver su aniquilación le causó un breve espasmo.

Pero la voz, las pisadas firmes por el corredor en dirección a donde se provocó toda la conmoción y luego ver claramente la figura real, no la imaginativa que se cruzó en su mente mientras su corazón latía flematico, fue demasiado.

—Soy Tachibana Hina, miembro del comité de buena convivencia, y -se paro entre ambos hermanos- necesito que me digan que pasó.







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Yokai.

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⏰ Última actualización: Oct 08, 2021 ⏰

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¿Qué gano olvidándote? - TakeMikeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora