"Nuevequince"

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Me encontraba en mi coche yendo de regreso a mi casa después de mi visita de los fines de semana con mis papás.

Estaba en una calle transitada por ahí de las 9:00, me percaté de que el sonido de la radio estaba muy alto, así que estaba modulando el volumen cuando volteé y vi por la ventana del auto.

Ahí estaba ella con el pulgar hacia arriba, pidiendo que la lleven.

Cuando la vi, sentí que el mundo se paraba, todo.

Era color bajito, pero ella brillaba, intermitente, entre los autos me detuve y bajé el vidrio para poder hablar con la chica de pelo corto.

—Hola, buenas noches, ¿sabes en dónde queda la calle River Springs Boukevard? —la chica me preguntó.

—Sube, no me cuesta nada, me queda de pasada —le dije a la chica, bueno, eso no era cierto, pero ella ni enterada.

—Bueno, gracias —después de que ella dijo eso, quité los seguros del carro para que subiera en el asiento de copiloto

Quizás era exagerado, pero quería saber todo de ella, quería decirle que en mi vida había visto a alguien que fuera tan bella.

«¡Qué maravilloso olor el que su cuerpo emana!» pensé, mientras su dulce aroma ingresaba a mis fosas nasales gracias al viento de la ventana, el cual permitía también que su corto cabello lo eche para atrás.

Ella me volteó a ver. Cohibida desvié la mirada, no podía hacer contacto con tal chica, su perfume era dulce como frutas frescas, no me quejaría si lo pudiera oler todos los días.

El tiempo se pasaba y no podía decirle nada. Minutos después, sonó en la radio mi canción favorita y juro que escuché la voz más bonita.

Era ella cantando mi canción favorita.

—¿Te gusta esta canción? —le pregunté mientras le subía el volumen a la canción para una mejor experiencia.

—Claro, es mi canción favorita de Pixies —me dijo para después seguir cantando.

Resulta que era su canción favorita, mi alma gemela está en mi vida de visita.

«¿Cómo le digo lo bonita que se ve?» «¿Cómo le digo que no quiero que se baje?» «¿Cómo le digo que no quiero que terminen estos quince minutos que duró este hermoso viaje?». Son las preguntas que estaban en mi cabeza.

Estaba a punto de obedecer a mis impulsos, solo llevaba 10 minutos aquí sentada, sin embargo, no me siento segura y no puedo decir nada.

—A mí también me gusta Pixies, y esa canción también es mi favorita —respondí mientras ella me volteaba a ver.

—Eres la primera persona que escucho decir que conoce Pixies —la volteé a ver.

—Todos tenemos un alma gemela, esa persona a la que le gustan las mismas cosas que ti, pero a veces no están juntos casi siempre, son amigos y son muy difíciles de encontrar — respondí.

—Supongo que tienes razón —dijo, ella continuaba mirándome.

Cuando me percaté del lugar en el que nos encontrabamos supe que mi convivencia con ella estaba por terminar, sin embargo, una idea llegó a mi mente.

—Creo que ya llegamos, pero no dejaré que camines sola y menos con este frío, si quieres, puedo llevarte a donde exactamente vas —la chica no me dijo nada, solo asintió.

—Gracias, tienes razón, hace mucho frío —me dijo mientras checaba la hora en su celular y un par de mensajes.

La observé más detalladamente, su cabello era corto, negro, amarrado en una media cola. Sus ojos eran negros como la noche de ese día. Me di cuenta de que portaba un collar con la letra jota. «¿Su nombre empieza por esa letra?» pensé.

Mientras manejaba, mi cabeza no dejaba de generar nombres que empezaran con la letra jota, pero su voz me sacó de mis pensamientos.

—En la siguiente calle gira a la derecha, por favor— “J” me dijo. Decidí que la llamaría “J” hasta no saber su nombre.

Solo asentí. Giré mi vista hacia “J”, se veía que tenía frío, y me acorde que tenía una sudadera en la cajuela.

Logré estacionarme y me bajé del auto, no sin antes recibir una mirada de extrañeza de “J”. Abrí la cajuela de mi auto y saqué la sudadera, después regresé al interior del auto.

—Sé que tienes frío —le dije mientras le daba mi sudadera.

—Gracias —me regaló una sonrisa para poco después ponerse la sudadera, le quedaba un poco grande, pero mientras no pase frío está bien.

Continué con nuestro camino, dirigiendome por la calle que “J” me había dicho.

—No tenías que darme tu sudadera, no quiero que te quedes sin ella — me dijo la pelinegra con un tono de preocupación.

—No te preocupes por ella, prefiero que no mueras de frío —le dije, le regalé una sonrisa y ella me correspondió de igual manera.

Después de unos minutos y varias instrucciones de “J”, por fin pude llegar al lugar que ella quería

Llegamos y me estacioné enfrente de una casa grande de color blanca. Tenía unas ventanas que daban hacia nosotras, observé que las ventanas se abrían por una señora, era extraño, no voy a mentir, pero supuse que era su casa y la señora era su mamá.

Volteé a ver a “J” y me di cuenta que ella me estaba viendo.

—Creo que llegamos —le dije.

—Sí, muchas gracias por traerme, no sé como pagarte —me dijo apenada.

—No me agradezcas nada, solo cuida mucho la sudadera, espero que la uses mucho —ella solo se sonrojó por mi comentario.

“J” estaba apunto de abrir la puerta, sin embargo la detuve, salí del auto y fui la puerta que estaba a su lado para abrirla.

—Gracias, que amable persona —me agradeció con un tono de voz dulce.

—No es nada —respondí.

Ella salió del auto y me regaló una sonrisa para después dirigirse a la puerta de la casa.

—Por cierto, me llamo Julia, Julia Rehwald —fue lo último que escuché de Julia antes de que entrara a su casa y yo a mi auto.

Puse en marcha el auto, en la radio sonó Where Is My Mind? de Pixies. Volteé a ver el asiento de copiloto que momentos antes había ocupado Julia y me extrañé al ver una nota.

Me detuve en una calle para leer la mencionada nota.

Julia Rehwald
001 546 389 3312
Call me

¿Le llamaré?




Pregunta: ¿Con quién del cast les gusta que haga pareja con Julia?

Gracias por leer.

Fear Street: One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora