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Esas figuras se acercaban más a mí y fue entonces que me invadió una sensación extraña, como si me hubiesen anestesiado mientras aquellas siluetas ya estaban alzando las manos. Mi cuerpo se adormecía de poco... para luego sentir lo más similar a una breve descarga recorriendo mi espalda que me trajo completamente de regreso. Toda la luz que llegaba a mis ojos se había hecho tan brillante que no podía verla, millones de sonidos se habían transformado en un zumbido que me hacía eco en los oídos, callando cualquier pensamiento mío. Eso había despertado todos mis sentidos. En otras palabras, no estaba anestesiado. 

Grité, o al menos lo intenté, en cuanto sentí aquella fría hoja de metal en mi rostro, siguiendo una línea seguramente trazada alrededor. Estaba aterrado, temiendo porque seguramente haría con mi cara lo mismo que con las de los doctores.

No se trataba de eso. La hoja del bisturí giraba mientras cortaba. Era una escena demasiado bizarra: desgarraba mi rostro en delgados pedazos de piel, rojos y translúcidos, como si de papel se tratase. Fuera lo que fuera eso, estaba arrancando la piel de mi rostro a pedazos y yo no podía moverme o hacer algo para evitarlo. ¿Iba a acabar como los doctores que vi en ese tétrico montaje?

Por fin, después de varios segundos que a mi parecer se habían transformado en una eternidad, logré por fin escuchar mi voz gritando por ayuda. El sonido de mis propios gritos no tardó mucho en aturdirme antes de despertar. 

Aunque no fue un despertar por completo.

Despertaba en otro sueño. 

O algo así. 

Un cielo cubierto de franjas en esos tonos naranjas del atardecer mezclándose entre azules, grises y violetas; a lo lejos, el sol se ocultaba de a poco dando paso a la profunda oscuridad nocturna en ese borde del atardecer. Caminaba por el muelle, el suelo cubierto en las orillas por alga marina, claramente se podía ver que el agua se podía poner lo suficientemente caprichosa como para intentar subir al muelle de vez en cuando, pues mis pies descalzos sentían la madera ligeramente fría por aquella humedad. Podía sentir la fresca brisa y el olor salado del mar mientras escuchaba como las olas golpeteaban la madera del puente que cruzaba. No recuerdo bien un momento así en mi vida... ¿Por qué se me hacía tan conocido todo esto? ¿Hacia donde estaba caminando? No lo sé, no podía controlar mi caminata mientras me acercaba cada vez más a la orilla. Me detuve. Observé un momento el mar frente a mí y entonces... Me pareció ver algo ahí, se movía en el mar de una forma extraña, desesperada... Una persona. Mi vista se nublo en ese momento, cuando yo mismo me arrojé al mar. 

Quedé incosciente incluso si podía ver ahora como un espectador hasta que nuevamente estaba fuera del agua. Mi respiración estaba agitada y el corazón me latía a mil por hora. Tosí, expulsando un poco de agua salada y quedando con un mal sabor de boca antes de mirar a la persona que había rescatado a mi lado. Esta persona...

Las sirenas de policía empezaban a escucharse por todas partes y veía las luces rojas y azules hacia donde mirara, la gente me rodeaba nuevamente. Volví a ver a la víctima, en un estado terrible. No lo pude salvar... ¿Verdad?

Alguien me sujetó del hombro. 

¿Bae Park?

Asentí. El hombre simplemente me dio la vuelta y empezamos a caminar. 

Lamento decirte que no hay otro culpable. 

Su rostro me parecía terriblemente familiar, pero apenas y pude recordarlo, todo se volvió negro. 

Todo se oscureció hacia donde estaba mirando, nada más que oscuridad. No sentía mis extremidades, como si estuviese suspendido en el aire, flotando. Mi respiración no respondía, pero en absoluto me desesperé, al contrario. A mí, vino esa soberana sensación de una calma increíble. El único sonido que escuchaba era mi propio corazón, un lejano palpitar que se relajaba conforme yo me hacía estos pensamientos que se resumían en "Todo es calma aquí".

𝐷𝐴𝑁𝐺𝐴𝑁𝑅𝑂𝑁𝑃𝐴: 𝑀𝑎𝑤 𝑜𝑓 𝑡ℎ𝑒 𝑎𝑏𝑦𝑠𝑠 (CERRADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora