El príncipe que no sonríe y el campesino que logró lo imposible.
...
Tom Riddle siempre había sido un príncipe infeliz.
La vida era cruel, la gente solo respiraba con tiempo prestado que era el interludio antes de la muerte y nada de lo que uno hacía importaría cuando finalmente su alma haya desaparecido de la tierra de los vivos.
La gente era como una mota de polvo en el tiempo, prescindible, sin importancia.
Tom nunca tuvo familia, no realmente. Su madre, la única heredera de un reino casi en ruinas quedó embarazada de un campesino de un reino lejano. Después de su muerte, el país quedó técnicamente a manos de Tom.
El reino se desmoronaba en cenizas a un ritmo alarmante, hombres y mujeres rogando por ayuda y calles llenas de inmundicia plagaban la ciudad una vez imponente. Tom tuvo que sacarlo adelante, sacarlo revivido de las cenizas como un ave fénix y ayudarlo a crecer lenta pero constantemente.
Fue una infancia plagada de dolor, soledad que corroe desde adentro y apatía que se apegaba a su personalidad como una viciosa garrapata.
Tom creció con la presión de la corona sobre su cabeza, lecciones de profesores estrictos con palabras de desaprobación entre sus labios y un consejo real que buscaba asesinarlo a la primera oportunidad que encontrara.
Las imponentes paredes de piedra pulida del magnifico catillo que se alzaba en medio de la ciudad no eran un hogar para Tom como deberían ser, era una jaula glorificada que lo oprimía por cualquier dirección inimaginable, aunque era un destino preferible que las despiadadas calles que serían su destino si se alejaba de su jaula dorada de opulencia y etiqueta.
Así que si, Tom nunca encontró motivo alguno para sonreír.
Cuando un animal salvaje y altamente venenoso asesinó a todo el consejo accidentalmente, no sintió nada además de la creciente satisfacción en sus entrañas. No fue suficiente para traerle una sonrisa a los labios siempre contraídos en una línea tensa y neutral, pero fue una llamada cercana.
Si se comenzó a ver a una serpiente venenosa pero domesticada siempre en su compañía no se comentó, no tenía nada que ver con la muerte accidental (el asesinato) del viejo consejo.
El nuevo consejo fue aprobado directamente por Tom, gente con el reino como primera prioridad en lugar de avariciosas intensiones destellando en los ojos, gente que con el tiempo comenzó a acercarse poco a poco al siempre antisocial heredero.
Los Lestrange, los Malfoy, los Nott y otros miembros del consejo se convirtieron en lo más cercano que tenía a una familia, ellos se preocupaban por Tom y él se preocupaba por ellos a cambio.
Y el nuevo consejo lo cuidó como si fuera parte de cada una de sus familias, ojos cálidos y pequeños gestos dulces y familiares que hacían la diferencia.
Aún así, Tom se negó a sonreír, no veía el sentido de eso.
Y eso preocupo excesivamente a todos los miembros del consejo real, Bellatrix Lestrange siempre buscando hacer una broma y Lucius Malfoy colmándolo de regalos para complacerlo. Porque todos debían tener una razón para sonreír, solo era cuestión de encontrar la indicada para el príncipe.
Todos ellos se mostraron decididos a encontrar algo que hiciera lo suficientemente feliz al príncipe como para hacerlo sonreír, durante años intentando y probando cada ángulo que se les ocurriera para resolver el problema, sin embargo, jamás lo lograron.
Así que cuando el príncipe cumplió los dieciocho años, la edad justa para que el consejo anunciara los requisitos para la prometida (o prometido) del futuro rey, el anuncio fue el más corto en toda la historia del reino.
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El Príncipe
FanfictionTom Riddle no era un príncipe particularmente interesado en sonreír, eso es, hasta que conoció a cierto campesino de ojos verdes y labios cereza siempre estirados en una sonrisa propia. Tal vez Tom debería reconsiderar sus intereses. Tomarry AUM...