Día 2: Tomarse de las manos

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Pareja: Crowley X Aziraphale

Fandom: Good Omens

Disclaimer: "Good Omens es propiedad de Neil Gaiman y Terry Pratchett"

Todo hubiera sido más sencillo para Crowley si no fuera por la tentación de aquellas manos hermosas, bien cuidadas, limpias, suaves seguramente si tan solo pudiera tocarlas.

Por supuesto que Crowley tenía derecho a fantasear con aquellas palmas en su rostro, en su piel inmunda marcada del pecado: Claro que nadie podía decirle que era incorrecto, puesto que era un demonio, todo en él era inmoral.

Pero Aziraphale era un ángel, y no debía, ambos no podían simplemente, dejarse llevar, así que lo más lejos que el demonio había intentado era tener pequeños actos de bondad hacia el ángel.

Claro que tentar a un ángel estaba permitido, no era mal visto, ni tampoco significaba nada que su cuerpo humano tuviera todos y cada uno de los síntomas inequívocos del enamoramiento.

Así que el día que el ángel decidió tomar su mano en aquel autobús humano, su pulso se aceleró por completo.

Sintió el corazón casi salirse por su boca, y disimulo con maestría el cosquilleo en todo su ser, aquel dulce escalofrío que lo hizo sentirse vivo, aquella sinfonía de latidos que era el sentir el cuerpo redondo del rubio recargarse en él.

Aquel acto tan inocente, tan cálido, significo una revolución al minuto en toda la existencia del pelirrojo.

Cuatro mil años de amistad, que en algún punto evoluciono a amor.

Ahí estaban los dos, frente a dos bandos, tan solos como eran, pero tan unidos en un solo gesto.

Y en un acto aun más valiente, Aziraphale cerro sus dedos, apretando la mano de Crowley en una jaula silenciosa.

¡Cristo sangrante!, Crowley estaba frito, más frito que un taco de aquella tienda mexicana, tan acabado como el casi fin del mundo, porque ahora no había cadenas, no tenia un impedimento para jalar al rubio y devorar su boca.

Tal vez solo el miedo de que este aun no estuviera convencido, y que ese gesto era solo para calmarlo.

— ¿Quieres que te suelte, querido? — preguntó el rubio, como si leyera cada pensamiento sobre aquel acto que podría ser "escandaloso", dos enemigos naturales tomados de sus manos, estrechándose entre sí.

— ¡Ngk! — murmuró Crowley, intentando obviar que no deseaba que su ángel, porque sí, siempre fue suyo, lo soltará nunca. Aziraphale pareció entender aquello, y lanzó una sonrisa.

— No iré a ningún lado querido, como lo dijiste, somos nuestro propio bando — murmuró y en la tranquilidad de aquella noche, donde por medio de un milagro, aquel chofer de autobús los llevo a Mayfar, Crowley sintió que podría llamar a su departamento hogar.

Todo mientras Aziraphale se lo permitiera.

Era tan efímero, que decidió disfrutarlo, aunque pudiera serle arrebatado.

El rubio se apoyo en el respaldo y su cabello rozaba su mejilla, sin duda este viaje, lo guardaría en sus memorias, por un largo tiempo.

Aziraphale tenia miedo, si, pero la cercanía de Crowley lo calmaba, era egoísta absorber tanto como pudiera, sabiendo que el demonio tan bueno como era, aunque lo negara, no le arrebataría nada, solo lo que él pudiera brindarle.

Y aunque su raciocinio estaba controlado, la realidad era que moría por hacer algo más que estrechar sus manos.

La profecía de Agnes aun estaba en el aire, ¿Qué pasaría si el infierno y cielo iba por ellos?

¿Podrían salir airosos de aquello?

Aziraphale tenia miedo, si, pero por Crowley se mantendría sereno, tendría un plan, y ambos disfrutarían la tierra, si todo salía bien, y oraba por que fuera así, al menos un Milenio más.

N.A, Los inefables, son mi pareja canon favorita, por que si, son más canon que mis padres.

Flufftober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora