Lovely Hope [Danganronpa x Reader] {One-Shots}

❝Menester de tu cernir❞ ↬ Gundam Tanaka

Ship del escrito: Gundam Tanaka x Reader.

Género de reader: Ninguno en específico.

Ubicado en el universo de: BnHA (SIN SPOILERS).

Advertencias: Ninguna; apto para todo público.

Longitud: Muy corto (2179 palabras; 10-15 minutos de lectura aproximados).

Solicitado por: Nadie en específico; esto es un one-shot que creé para ver si les gusta este tipo de escritos.

*Escrito sin revisar ni corregir.

A continuación un pequeño resumen de qué trata el universo de BnHA para los que no lo conocen, los que sí lo hacen, pueden saltarse esta parte.

En el universo de BnHA los humanos han empezado a nacer con, las llamadas, particularidades, que, en palabras fáciles, son poderes. Suelen presentarse en los primeros años de vida y varían completamente según persona, con muchísimas posibilidades de por medio. Aun así, todavía hay cierta parte de la población que nace sin ninguna particularidad. Aparte de ello, causa de los poderes obtenidos, se desarrollaron dos bandos en la sociedad, los héroes, que es una carrera seria que tiene que ser estudiada y graduarse de ella, que protegen a la población, ya no solo de cosas naturales sino también del otro bando, los villanos: Personas etiquetadas como malas que suelen tener intención de hacer daño, a civiles y/o héroes. Eso es todo lo que necesitan saber para disfrutar el escrito a continuación. <3

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Agarro una piedra cercana y la tiro, siguiendo el proceso que llevo desde hace un rato, para después dejar un suspiro escapar de entre mis labios. A este punto ya no comprendo si es enojo o una profunda tristeza lo que siento, solo sé que necesito sacar tantos sentimientos que colapsan dentro de mí.

Mi mirada se alza, paseando en el cielo nocturno. Es un paisaje agradable, con su lúgubre aspecto bañado en gráciles estrellas en conjunto de la Luna, que saluda con timidez. Sería reconfortante en alguna otra situación, mas ahora percibo cómo este solo marca mi soledad, hundiéndome en la profundidad de mi desesperación.

«Deberías volver a casa», dicta una vocecilla en mi cabeza y, concordando con ella, en rendición, me pongo de pie.

Mis pasos vacilantes son amortiguados por la suavidad césped, del cual en sus hojas se deslizan con donosura gotas, en un sutil vaivén, culpa de la lluvia que ha caído hace unas horas. Torpemente, termino cayendo de manera estrepitosa, rodando en la inclinación de la montaña hasta detenerme a sus pies.

Se me es imposible retener un lastimero quejido, señal del dolor que he sentido y suelto en voz alta:

—¿Cómo puedo ser tan inútil?

Me levanto de pie con pena, esperando que nadie haya presenciado tal vergonzoso acontecimiento, y deslizo con brusquedad mis manos por mi ropa, queriendo deshacerme de la suciedad que la deslució.

De un pronto a otro, siento cómo una gota cae en la punta de mi nariz, seguida de otra, a la cual le siguen más, cada una con más rapidez que la anterior.

—No puede ser, ¿otra vez? ¡Pero si ha llovido hace nada! —lloriqueo.

Busco con desesperación un lugar para resguardarme, posando mis ojos en un edificio abandonado a pocos metros. No aparenta ser el lugar más estable o pulcro del lugar, no obstante, es el único cercano al que puedo entrar sin mucho problema.

Una vez llego a él, decido adentrarme en su interior, buscando un lugar un poco más oculto, pues la noche es peligrosa y el frío fuerte. Las paredes del lugar están llenas moho, la primera planta ni siquiera tiene concreto en sus suelos, siendo en su lugar tierra desnivelada con plantas creciendo en ella e insectos merodeándole; no hay nada allí que no se encuentre bañado polvo y extrañamente cruje cada ciertos segundos.