Verano de 2018 con mis 18 años recién cumplidos y recién entrado en el tseasd me volví muy sociable y empecé a conocer gente, entre ellos conocí a la que sería un veneno a corto plazo.
Mi infierno era pequeño pues no tenía espacio ni para estar agusto, no sé si es la edad o la ceguera producida pero sentí que me perdí, que no era yo el que estaba ahí.
Cambio mi forma de vestir, de pensar me hizo odiar el atletismo y todo lo que me rodeaba en casa no me reconocían ni mis padres todo era un kaos.
Al echarle más culpas de todo al exterior y no mirar a mi lado confíe demasiado en gente que no debería de confiar traicione amigos y discutí con gente que solo queria hacerme bien.Mi intimidad se esfumó como el humo de un cigarro apunto de apagarse, me quitaba el móvil para revisarlo y me hacia sentir mal si no lo mostraba.
Mis amigos ya no estaba ahí si los necesitaba y tenía que comerme mis problemas yo solo porque en cierto modo los eche. Mi ambiente era tóxico y no sabía que mi pareja era la que hacía que mi vida estuviese mal.
Llego el aniversario y tras discursiones e ideas y venidas llegue a su puerta a darle el regalo con ilusión, me dijo tenemos que hablar y descubrí la patraña que estaba formada detrás de todo.
Al parecer me golpearon con lo que más duele, las palabras y jugaron conmigo como si no sirviese para nada. Empecé a creerlo y me sumi en un pozo de salir de fiesta y beber para olvida.rlo todo.
Me prometí a mi mismo que nunca volvería a pasarlo mal por alguien y me costaron 6 duros meses de dolor ganas de morir lo planee pero no fui capaz.
En mi vida nada funcionaba, mis amigos los notaba distantes, mi familia estaba mal conmigo y en el instituto solo me iba mal, por lo que eso me llevo a aquella oscura conclusión.Y tras pasar tiempo mal sin querer ni quererme llegó el 18/06.