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Todos los personajes son mayores de edad, recuerden que todo esto es sólo ficción.
Contenido +18:
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—Venga por favor más rápido Take— dijiste jalando de su brazo
Este se negaba a irse de aquella fiesta, quería seguir bebiendo cosa que te negaste y le impediste, jalabas de su brazo bruscamente aprovechando el poco equilibrio que tenía para que así no pudiera impedir que te lo llevarás.
—Take por favor, vamos— lo agarrabas de la muñeca para por fin salir juntos de la fiesta
—Voy como puedo, todo me da vueltas— dijo mientras caminaba posando todo su peso en tí
—Take, te dije que no bebieras tanto— frunciste tu ceño levemente
—Todo me da vueltas— seguía apoyado en tí, tan pronto como encontraste un banco lo sentaste y te sentaste a su lado
—Hanagaki...— lo miraste con algo de cariño —siempre te emborrachas cuando tomas alcohol, deberías tomar lo justo
Paso un tiempo y decidiste llevarle por fin a tu casa, él pesaba bastante y si no te ayudaba te costaba mucho pero no sería algo imposible. Pusiste un brazo suyo por tus hombros y lo levantaste como pudiste.
—Vamos a casa— fueron tus palabras justo antes de comenzar a caminar
El contrario estaba cansado, borracho, casi ni se sostenía en pie así que te costo un gran trabajo llevarle a tu casa pero lo conseguiste, giraste la llave dentro de la cerradura y entraste, caminaste hasta la sala y lo dejaste encima de tu sofá, te fuiste directa a la cama tirandote y quedandote boca abajo. Millones de pensamientos pasaron por tu cabeza impidiendote la manera de dormir.
Te levantaste algo agotada pero realmente tu mente te impedía dormir tranquilamente, así que decidiste ir a darte una ducha para despejar todas tus ideas. Sacaste la ropa necesaria del armario y la llevaste al baño, antes de meterte a duchar fuiste a comprobar que Takemichi estuviera bien.
—¿Hanagaki?— preguntaste mientras te acercabas al sofá, allí lo viste dormido en un sueño profundo
Tan pronto como comprobaste que estaba bien te dirigiste al baño para darte una ducha y despejarte de todo.
Al rato saliste del baño, con tu pijama puesto y el pelo mojado y recién peinado, viste algo sobre tu cama así que te acercaste levemente y le diste un golpe.
—¡Takemichi Hanagaki!— le gritaste a lo que se sobre salto —¿Qué haces en mi cama?— preguntaste molesta
—Aquí se está más cómodo— se arropó con la manta
—Takemichi, fuera de mi cama— le ordenaste
—Duerme tú en el sofá, yo no quiero—dijo en un tono bajo por el cansancio
